De los 22 de Steffi a los 22 de Serena: grandes para siempre - El último escalón le costó más de lo que que seguramente imaginaba. Como especialista en finales de Grand Slam que era, y es, Serena Williams suponía que llegar a los 22 títulos de Steffi Graf era un formulismo después de su consagración en Wimbledon 2015. Y la avalaban los números: 21 victorias sobre 25 definiciones. Pero el título 22 se le hizo rogar. No pudo en Australia 2016, porque se lo impidió Angelique Kerber, sosteniendo la resistencia alemana con Steffi. Tampoco pudo en Roland Garros, hace un mes: la española Garbiñe Muguruza postergó el objetivo. ¿Para cuándo Serena?
Todo llega, en definitiva. Y fue ayer sobre el césped del All England. Un jardín amigable para la norteamericana, que con su triunfo por 7-5 y 6-3 sobre Kerber, se coronó por 7ª vez en Wimbledon, y a la vez se constituyó en la jugadora más veterana en obtener un Grand Slam en la Era Abierta, a los 34 años y 287 días. ¡Y los 22 de Steffi, claro! En su exitosa ruta sólo le queda la australiana Margaret Court, con 24, para romper todos los récords. Ahora bien, ¿cómo medirá la historia a la menor de las hermanas Williams, pero sin dudas la que marcó la diferencia en la familia?
El mundo del deporte es afecto a las comparaciones. Al clásico "quién fue mejor". Se vive día a día. No alcanza con hablar de "mejores en su época". La tentación supera a la mesura. Y si bien el tenis no ha cambiado tecnológicamente, por ejemplo, como el automovilismo a la hora de trazar paralelismos entre los 5 títulos mundiales de Juan Manuel Fangio y los 7 de Michael Schumacher, si ha experimentado mutaciones a través del tiempo en la constitución de un elemento vital como la raqueta. Y detrás, la preparación física, las pelotas, la velocidad de las superficies. Aunque un elemento puede aportar pistas más sustentables: la calidad de los rivales de época.
Steffi y Serena son distintas. Siempre lo fueron. La alemana nunca dio la sensación, como Serena, de ser un hombre jugando en el circuito femenino, aunque su drive, en especial el invertido, sí tenía la contundencia de un golpe masculino. Ambas ganaron su primer título de Grand Slam casi cumpliendo los 18 años: en París la alemana, en Nueva York la norteamericana. Ambas llegaron al N° 1. Ambas contaron con un factor esencial: la mentalidad para demoler adversarias. Sin contemplaciones. Aunque sobre Serena siempre pesará aquella historia-mito de las "finales consensuadas" con su hermana Venus, considerado como una infamia por su padre, Richard. Y ambas, también, se vieron favorecidas por circunstancias. Graf capitalizó el cuchillazo del desquiciado Günther Parche en Berlín 1993 a Monica Seles, cuando la yugoslava le estaba ganando la pulseada por la cima y los títulos más importantes, para retomar el centro de la escena; Williams aprovechó un tenis femenino oscilante, de alguna manera decadente, para afirmarse casi sin oposición seria.
Que Graf tenga más títulos que Serena (107 contra 71) también es un dato significativo. Y que todo lo haya conseguido en menor franja de tiempo, también: Steffi obtuvo sus 22 Grand Slams entre 1987 y 1999 (12 años), de París a París; Serena logró los suyos entre 1999 y 2016 (17 años), de Nueva York a Londres. Pero lo que pone a la alemana en un punto más alto, si se quiere, es la calidad de sus rivales, en una época distinta. Batalló, y le ganó, a Martina Navatilova, Chris Evert, Monica Seles, Arantxa Sánchez, Gabriela Sabatini, Martina Hingis, Mary Joe Fernández, Helena Sukova y Jana Novotna. Serena le ganó muchas de sus finales a Venus, a Hingis, Lindsay Davenport, Justine Henin y María Sharapova, nombres respetables, pero también a otros que no llegaron a afirmarse en un tenis femenino muy volátil.
"Tenía muchas cosas en la cabeza. Me quedé muy cerca en un par de ocasiones, casi rozando los 22 títulos, pero sin llegar a tocarlos. Pasé varias noches sin dormir", admitió Serena tras su conquista. Y reconoció que una N° 1 sigue sintiendo presiones. "Mi objetivo es ganar un título de Grand Slam al año, y sentí la presión. Pero he llegado a tres finales en 2016, y eso es impresionante. Cualquier otro tenista en el circuito estaría feliz con eso. He aprendido que no se puede ganar siempre, por mucho que lo intentes", remató.
De los 22 de Steffi Graf a los 22 de Serena Williams. Dos monstruos de la historia del tenis femenino. Logros a través del tiempo y con sus matices. Grandes para siempre.
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