domingo, 24 de julio de 2016

EL MEXICANO VALDEZ TERMINO CON LA ILUSIÓN DE LA COBRITA

CRÓNICA DE UNA MUERTE DEMASIADO ANUNCIADA - Así titulan desde la pagina En Este Rincón, luego de la rápida derrota sufrida por Matias Rueda, donde sus propias palabras fueron "nos preparamos, hicimos todo lo que pudimos pero no alcanzó, fue superior". Que nivel tiene el boxeo Argentino hoy?

“Rosario siempre estuvo cerca....” dice el tema de Fito Páez...... Acá, como lo dijimos desde el primer minuto que se firmó esta pelea, “Valdéz siempre estuvo demasiado lejos...”

El tema no es hacer “leña del árbol caído” y menos con un deportista compatriota que esta noche paseó nuestra bandera por un ring estadounidense, pero fue tal el despropósito de llevar a Matias Carlos Adrián “La Cobrita” Rueda (ahora 26 (23) – 1 (1) - 0), de 28 años, natural de Tandil, Buenos Aires, por el ascensor del facilismo rumbo a la disputa de un título mundial, que verdaderamente enerva hasta al más pintado su vergonzosa actuación de esta noche, donde ni por casualidad, aunque mínimamente hubiese sido en dosis homeopáticas, demostrara el porqué de su alta clasificación mundialista, 2º en el ranking, ni mucho menos justificara que un templo del boxeo moderno como lo es el MGM Grand, de Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, acogiera su figura, nada más y nada menos que como principal complemento de uno de los combates más trascendentes del año como la fue la disputa de la unificación Welter Jr entre Terence Crawford y Viktor Postol.

Fue tan indigna la actuación de Rueda, que, en el concepto de EN ESTE RINCON, hasta opacó la grandeza del logro que obtuvo el mexicano de Nogales, Oscar Valdéz (ahora 20 (18) – 0 – 0), de 25 años, ya que seguramente junto a los elogiosos conceptos que recibirá del mundo del boxeo, acto seguido en letra pequeña, agregarán que le ganó a un “tercera serie”, un rival demasiado pobre de planteos estratégicos y mucho menos de recursos boxísticos, como para parar el aluvión impiadoso de manos lacerantes que le llovián, sin solución de continuidad, desde todos los lados posibles a su humanidad y quien cobró, en solo 5 minutos y 18 segundos (la definición sobrevino por KOT en el 2º asalto), una paliza monumental.

Nunca hubo pelea.

A la brabura con que pareció salir Rueda desde el comienzo bastaron un par de zurdas voleadas a la cabeza que le proyectó Valdéz para ponerlo inmediatamente en caja, y si no perdió en ese mismo primer round fue simplemente porque el mexicano, centrado a un plan de tranquilidad y orden, continuó pacientemente con la destrucción, que llegó a su fin como cae una pera madura por su propio peso.

Pero los motivos verdaderos de semejante derrota no fueron los que todos vimos esta noche, esto fue simplemente el colofón, el golpe de gracia, las causas hay que buscarlas en el tiempo pasado, en esos largos meses cuando Valdéz, sin prisa pero sin pausas y aumentando siempre el calor de la hornalla, pasaba de los clásicos primeros probadores a boxeadores respetables del ámbito mexicano y estadounidense, hasta destrozar en su último combate, previo a Rueda, en abril pasado, al experimentado ex campeón mundial ruso Evgeny Gradovich por KOT en solo 4 asaltos.

Mientras, Matias Rueda despachaba a diestra y siniestra una cantidad excesiva de ignotos rivales y de probadores venidos a menos, logrando números engañosos y un ascenso meteórico, impensado y no meritorio, al puesto que lo catapultó a esta fallida chance.

No le demos más vuelta, no tiene sentido, salvo muy raras excepciones, siempre en boxeo gana el mejor, el que se preparó a conciencia, el que subió con esfuerzo peldaño tras peldañó, el que llega a la disputa de algo por méritos propios y no por regalos o protección de nadie.

Una decepción más para el boxeo argentino, tan maltrecho y decaído, quizás, lo mejor que podamos sacar de conclusión de este desastre sea el convencimiento, de una vez por todas, que la sobreprotección del boxeador, el llevarlo entre algodones, el no permitirle asumir riesgos, es un pecado tremendamente capital que solo conduce al precipicio y al suicidio boxístico cuando llega la gran hora de la verdad.

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