domingo, 1 de noviembre de 2015

PECHITO LOPEZ CAMPEÓN MUNDIAL EN WTCC

“Pechito” López, bicampeón del mundo - Celebró con la bandera argentina. Por Mundo D0. El cordobés José María López (C-Elysée) se consagró este domingo bicampeón en el Campeonato Mundial de Autos de Turismo (WTCC) en el circuito internacional de Chang, en Tailandia.


En la primera carrera, López hizo valer la superioridad de su Citroën para conseguir cruzar la línea de meta en primera posición y certificar su segundo campeonato del mundo de WTCC. 

Con el riotercerense ya campeón, el interés del WTCC queda reducido a comprobar si Sebastien Loeb puede arrebatarle el segundo puesto a su compañero de Citroën Yvan Muller.

“Pechito”, en la hora de los grandes

Si usted lee esta columna después de las 8, José María López ya sabrá si es bicampeón del WTCC (finalmente lo consiguió). Si no fue hoy temprano en Tailandia, será en la próxima carrera pero el hecho será consumado. Un logro que, visto en perspectiva, es inédito para el deporte argentino. Un logro que pone al cordobés entre los más grandes de la historia.

Repetir un título mundial es un privilegio que sólo han conseguido Juan Manuel Fangio (en la Fórmula Uno, donde fue quíntuple campeón: 1951, ’54, ’55, ’56 y ’57), y Daniel Passarella (campeón en fútbol en los mundiales de 1978 y 1986, aunque no haya jugado en México). Cada uno en su medida, pero en el mismo plano a nivel de logros.

Se dirá (ya hay quien lo dice) que la categoría en la que corre López no es de las más importantes del deporte motor, y que ser el campeón del Mundial de Turismo no tiene el brillo suficiente para encandilarnos. Es típico de nuestra idiosincrasia infravalorar los logros de nuestros compatriotas. Como también reconocer a nuestros mejores exponentes una vez que el tiempo mandó al archivo sus proezas.

Deberíamos saberlo: en el deporte de alto nivel nadie apuesta sus fichas por pura filantropía. Eso debería quedar claro a la hora de analizar los méritos del piloto de Río Tercero. Si está allí, en el mundo del Siglo 21, propone al menos un ejercicio de reflexión algo más profunda. En el mundo nadie regala nada. Ni dentro ni fuera de una pista.

Pero a López, lo que pueda decirse de sus condiciones y del contexto poco debe importarle. Capacitado para ser piloto de la Fórmula Uno, la vida y los vaivenes económicos de su tierra no le permitieron explotar a ese nivel. Pero su voluntad granítica y sus dotes lo hicieron renacer de los fracasos y, sólo con su talento, escaló el destino hasta poner a los franceses de Citroën a sus pies. Algo, sí, casi imposible.

Es hora de volver a hablar de “Pechito” porque se lo ha ganado. Con personalidad, hizo el camino inverso al de los pilotos del Tercer Mundo: consiguió que lo contrataran los europeos sin poner un peso para obtener una butaca. Y una vez sobre el auto salió a correr sin prejuicios ni condicionamientos y les ganó a las estrellas. Sin problemas de cartel, desmoronó las pretensiones de Yvan Muller (el viejo campeón de la categoría, con cuatro títulos) y de Sebastien Loeb (el mito del rally mundial, devenido piloto de pista).

¿Qué le espera a López ahora? Seguir en el WTCC sería lo ideal. Sus servicios se cotizan cada vez más alto y a los 32 años, es hora de capitalizar los años de inversión que su padre y la familia llevaron adelante. Aunque también podría abordar nuevos desafíos como sentarse en la butaca de una auto de rally mundial, probar en el Dakar o ver qué pasa en el DTM, la poderosa categoría alemana a la que se considera la verdadera potencia europea en pista.

Sea cual fuere la decisión que tome, llevará consigo el bronce de los títulos mundiales con los que ha cubierto su nombre. Premio a la voluntad que, quizá no lo pudo todo, pero siempre le sirvió como combustible ante los desafíos más duros.

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