miércoles, 8 de octubre de 2014

UNA NUEVA GENERACIÓN DE TÉCNICOS EN EL FÚTBOL ARGENTINO

Revolución sub-40La nueva generación de técnicos que atacan más de lo que defienden y tienen osadía. El fútbol, agradecido.


El fútbol argentino experimenta un cambio notable. 

No es que la muerte de Julio Humberto Grondona haya provocado un big bang en el edificio donde se maceran las decisiones. Los desaguisados continúan a la orden del día, también las polémicas. Pero este torneo de transición muestra una clara mejoría en cuanto a la propuesta de casi todos los equipos. Y, para beneplácito de los espectadores, se asisten a grandes partidos, con muchas situaciones en los arcos, delanteras nutridas y sistemas tácticos osados.

La salida de Carlos Bianchi del banco de Boca generó el cierre final (al menos por ahora) de la generación de los entrenadores de 60/70 años entre los que destacaban Menotti, Basile, Merlo, Bilardo, el Tolo Gallego y Cía. Aquí está el quid de la cuestión: los que dominan los bancos de suplentes son entrenadores de 30/40 años que entienden el fútbol de otra manera, se desentienden de los miedos de antaño, que no son amarretes, utilizan la tecnología, se capacitan, son tácticos y buscan ganar.

Encabezan esta nueva generación Marcelo Gallardo y el Vasco Arruabarrena, pero también se anotan en esa lista Jorge Almirón, Diego Cocca, el Mellizo Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo, Pedro Troglio, Matías Almeyda, el Turu Flores y Cía (alguno ya pasó los 40, pero entra en el grupo). Es más, actualmente sólo llegaron a las cinco décadas de edad cinco de los 20 técnicos de los equipos de primera división: Ricardo Zielinski (54 años), Walter Perazzo (52), Miguel Ángel Russo (58), Edgardo Bauza (56) y Gustavo Alfaro (52).

El recambio ha empujado el promedio de edad entre los técnicos hasta los 45,5 años, notablemente más cerca de la edad de los futbolistas profesionales de lo que era hace apenas unos años. Éste no es un dato menor, porque los entrenadores sub-40 se sienten más cerca del nuevo modelo de jugador, más mediático, con ingresos económicos interesantes desde muy jóvenes y siempre rodeados de botineras. Algo que parecían no entender Bianchi y Cía.

Este torneo que se juega es realmente atípico. Llamado de Transición, es la etapa previa a la irrupción de diez clubes ascendidos de la B Nacional. No tiene descensos, y eso es un aliciente para que los equipos con menos presupuestos y pretensiones también se crean con chances de ser protagonista. Los espectáculos mejoraron realmente mucho y sólo la fecha pasada fue un placer ver partidos de ida y vuelta como Racing-Rafaela (0-2), Banfield-Belgrano (2-0), Central-Lanús (1-2) y Godoy Cruz-Independiente (2-2).

Menotti coincidió en esta revolución del buen fútbol. Antes del superclásico y en una entrevista con el diario "Olé" elogió a Marcelo Gallardo, a quien colocó, junto con Jorge Almirón y Diego Cocca, en la nueva camada de entrenadores jóvenes. "Son todos chicos con inquietudes por un fútbol diferente del que venimos sufriendo desde hace algunos años. Hay una intención de aprendizaje. Pertenecen a una camada de entrenadores que nos pueden devolver algunas ilusiones", explicó Menotti. Y siguió: "Al Vasco lo hice debutar en Primera contra River hace muchos años. Es un pibe bárbaro que está aprendiendo, que es joven y que demuestra tener capacidad".

Son pocos los equipos que a este altura defienden con cinco hombres, como lo supieron hacer Bilardo y Merlo. Los sistemas más usados son el 4-3-3, el 4-3-1-2 y el 4-2-3-1, siempre con no menos de cuatro hombres en posición de ataque. River marcó 22 goles en 10 partidos, Independiente 18 y Racing 15, aunque la Academia y Banfield deben ser los dos conjuntos que más situaciones de gol desperdician fecha a fecha. El Taladro, con una propuesta intensa y ofensiva apenas suma 11 puntos, pero por lo mostrado debería tener más.

El otro dato que habla a las claras del buen torneo al que se asiste es que en 99 partidos disputados sólo se registraron 5 empates 0-0. En cambio hasta ahora nada menos que en 47 partidos se marcaron tres o más goles. Son 251 gritos, a un promedio de más de dos goles y medio por cotejo. Un verdadero placer para los sentidos.

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