Maravilla: victoria con dudas y un futuro amenazado - PARA NUESTRO COLUMNISTA LA EDAD COMIENZA A PESARLE AL CAMPEÓN - “Los boxeadores
deben retirarse a los 36”, dijo una vez Muhammad Alí, y la realidad se encarga
de recordar de vez en cuando aquellas palabras del inolvidable campeón. Eduardo
Lamazon. 'Maravilla' Martínez derrotó a Martín Murray y retuvo el título de peso
medio, pero la victoria estuvo plagada de dudas y se parece mucho a un desastre
si comparamos a este Martínez con el de peleas inmediatas anteriores.
Unos cuantos vieron ganar al argentino, muchos lo vimos
perder. Su regreso a la Argentina en calidad de triunfador de la vida y
artífice del éxito blindado que construyó los últimos años, hace más doloroso
el sinsabor de una noche para él decepcionante.
El festejo del público en Vélez Sarsfield fue antes de la
pelea, el principio de una verbena que prometía prolongarse sin final a
condición de que Martínez les regalara una victoria incuestionable, que nunca
llegó. El desarrollo del combate fue una espera tensa y larga, y un hálito de
frustración creciente. Después del veredicto favorable, el desánimo. La certeza
de que no había mucho que festejar hizo que un silencio acusador acompañara a
los aficionados que con prontitud abandonaron el estadio.
A veces parece que la historia se equivoca. Cuando Julio
César Chávez llenó el estadio Azteca, su peleíta con Greg Haugen fue muy poca
cosa para tanto espectáculo de gente, de luces, de expectación, y muchos
pensamos que noche tan augusta habría merecido la pelea de Julio con el Macho
Camacho, que había sido cinco meses antes en Las Vegas. Ahora sucedió algo
parecido. Si la victoria de Maravilla contra Julio César Chávez hubiera sido en
esta noche de Vélez, con tanta gente, con tanto que festejar, con un público tan
dispuesto, la fiesta bonaerense habría hecho el año todo al deporte argentino y
se recordaría por lustros.
Hubo dos peleas. La de los primeros tres rounds y la del
cuarto al final.
Martínez fue Martínez en los primeros tres. Peleó desde
afuera con su fórmula conocida que es muy simple y le funciona: acercarse para
pegar y desaparecer, regresar a su guarida en la distancia. Quien no te tiene a
tiro no te puede pegar. Pero después de nueve minutos de hacerlo lo alcanzó la
vida. Antes de la pelea escribí en este espacio que Maravilla tenía en su edad
y en sus posibilidades de rendimiento un rival más fiero que Martín Murray. Y
la tragedia sucedió, se le acabaron las piernas cuando más las necesitaba.
Recuerden lo que dijo Willie Pep: “En el boxeo se van primero los reflejos,
después se van las piernas, después se van los amigos.
Algunas personas no entienden por qué Martínez tiene un
estilo en el que baja tanto los brazos, quedando en apariencia desprotegido.
Sucede que él se quita los golpes enemigos con trabajo de piernas. Tiene una
excepcional habilidad para moverse con rapidez felina sobre la lona del ring y
desplazarse para salir de la línea de fuego. Entonces la guardia no importa,
porque la defensa son las plantas de los pies en huida para dejar fuera de distancia
al adversario.
Esto es lo que 'Maravilla' sabe hacer y lo hizo en sus
noches de esplendor, y en esta pelea hasta el tercer round.
¿Qué le pasó a 'Maravilla' Martínez? La pregunta se repite y
se multiplica en los mensajes que recibimos. Le pasó que los seres humanos
algún día comenzamos a declinar. Algunos que trabajamos en una oficina podemos
dar esas señales a los setenta u ochenta años, pero ser boxeador es otra cosa,
mucho más dura y más seria. Ni Alí, ni Dempsey, ni Robinson, ni Wilfredo Gómez llegaron
a los 38 años dando buena pelea, se acabaron antes. A los 38 años Neil
Armstrong puso sus pies en la luna, lo que es un éxito, pero a los 38 años
Sonny Liston se murió, lo que es un fracaso.
La mayor o menor grandeza que podamos reconocerle a Martínez
se sustenta en su perspicacia, depende de su inteligencia, y para ejercerla
necesita apoyo físico permanente. Ser activo sin desfallecer, para sostener el
ritmo que impida trabajar al otro. En las seis peleas anteriores su poder de
fuego había crecido bárbaramente y explicaba muchas cosas, como ahora explica
todo el que Martínez haya sido infinitamente menos que aquel que le ganó con
comodidad a Julio César Chávez Jr. hace apenas siete meses.
Para colmo, tras la caída en el octavo round, Martínez dejó de
ser eficaz con su golpeo. Perdió poder. Marcaba golpecitos que se estrellaban
en los guantes de la guardia severamente cerrada de Martín Murray, y la pelea
que avanzaba rápido a un final inexorable, ya no ofrecía muchas posibilidades
de salvación al campeón.
Se salvó porque lo salvaron los jueces. Para mí era 114 –
113 para Murray.
Murray es limitado y previsible, ni siquiera es un primera
línea.
No veo por ningún lado, no veo cómo, se puede dar ganador a
Martínez en esta pelea. Yo simpatizaba con que ganara, pero no lo vi ganar. Soy
comentarista, y debo hacer mi evaluación con rigor. Creo en que cada persona
haga bien, o lo mejor que pueda, lo que tiene que hacer. No es lo mismo cantar
el Pollito Pío que entonar el Himno Nacional.
La historia del peso medio ha dado entre 101 y 110 campeones
mundiales, depende desde cuándo y cómo se cuenten, y hay que admitir que
'Maravilla' Martínez no pertenece en orden de importancia ni siquiera a la
primera mitad de ese centenar.
Ha sido y es mucho más personaje que boxeador, pero es un
protagonista de los días que vivimos, es creador de un buen espectáculo sobre
el ring, es bueno para el boxeo, como siempre son buenos los tipos con buena
imagen, como De la Hoya , como Leonard, como Pacquiao, etcétera. 'Maravilla' es
querible por su forma de ser y seductor con la gente. Es para mí una lástima
que le haya ido mal en la pelea y, peor aun, que su futuro se vea amenazado.
Pero no podemos frenar el paso de los días. Curiosidades de
la edad, un niño muestra los dedos de su manita y dice “Mira, tengo, 6 años,
pero ya voy a tener 7”. Un boxeador de 38 no dice nada, porque es un hombre y
los hombres no lloran, pero siente que le duele hasta el alma el envejecer, y
envejecer es para él no poder hacer ya lo que antes hacía con facilidad.
Si mueren sus habilidades, él también se va desvaneciendo.
Para mí es lo mismo, y para usted.
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