lunes, 1 de abril de 2013

BOCA RG 2 - GERMINAL 1


La quinta era la vencida - Luego de cuatro fechas sin ganar, el xeneize de Jorge Busiglio, volvió a la victoria. En accidentado encuentro, en que el árbitro Raúl Pagani dio por finalizado a cinco minutos del final, superó 2 a 1, a Germinal de Rawson, con doblete del cordobés Mario Ávila, uno en cada tiempo.  El volante Nelson Ibarlucea  había adelantado en el marcador a Germinal. En Boca expulsado Acuña Tejera y Beliz  sumado a Flamenco, en Germinal de Rawson, que está en promoción.

En fútbol, como en cualquier otra manifestación deportiva colectiva, es imposible que  un equipo sostenga una racha indistintamente si es a favor o en contra. Y Boca no fue la excepción.
Urgido de cambiar malas por buena lo más pronto posible, no le resultó una tarea sencilla, ni mucho menos. Ante su similar de Germinal- penúltimo en la tabla de posiciones- y que luego del revés dominical, quede en zona de promoción directa. 

Cambio de ritmo:

Tempranero y principal déficit que acusó el local. Ante las ausencias sabidas de Gastón López y de Emmanuel Barbosa.
Y a pesar que de los dos fue el que tomó la iniciativa del juego, concentrando la creación y definición del mismo, en los pies de quien lejos resultó el distinto de Boca, en esa primera mitad y parte de la segunda, Tulio Etchemaite. Recibiendo de diez y encarando en la individual, o en ese cambio de frente para la llegada de Wander D´Almedia, que regresó a su posición original: la derecha. Llegando en velocidad hasta la raya de fondo y despachar el centro en busca de alguien que vacío llegara para finalizar lo que él iniciaba.

El apuntalamiento en el medio funcionó hasta la lesión del uruguayo Paolo Ferreira. Escaramuza esta, que recargó la tarea de recuperación de Damián Bastianini, tan regular como siempre, y atento, que en el sector madre del juego, la visita trató de destrabarlo con el incansable despliegue de Juan Cugura. Liberando por las bandas de la zona central, a los dúctiles, Nelson Ibarlucea y Blas Sosa. Abastecedores de juego en diagonal, para el movedizo Alejandro Jensen, que alternó los dos extremos del frente de ataque y el incisivo Rodrigo Béliz, que en la individual alternó ganadas y perdidas con los centrales de Boca, que ofrecieron garantía alguna, al menos en la primer mitad.

Los dos se quedan con diez

Maximiliano Acuña Tejera y Cristian Di Pancrazzio, que juegan del mismo puesto en la franja central de la defensa, pero resta dilucidar quién es el primero y quién en el segundo, el fragor de la lucha, con sus consecuentes roces e infracciones, se llevó de la cancha al mencionado Acuña Tejera y Rodrigo Béliz. El interrogante que se planteara a partir de esa variación numérica en ambos, quién de los dos resultaría más perjudicado. En función de  lo poco que restaba por jugar de esa etapa inicial, los dos estaban empardados en uno.

Tenue luz de ventaja:

En materia de llegadas claras de gol frente a los arcos, el xeneize inclinó ligeramente la balanza a su favor. A poco del inicio, buena combinación entre Tulio Etchemaite y Mario Ávila y cuando se presta a definir, la pierna salvadora del marplatense, ex Alvarado de esa ciudad, Diego Flamenco, para desviar al corner. Sobre cartón, cabeza defectuoso del dos de Boca, Acuña Tejera, por arriba del larguero. Por el lado de la visita, tras brillante habilitación de Ibarlucea para Rodrigo Béliz, salva el golero Cristian Moyano.
Un violento remate de media distancia de Wander Dalmeyda, por arriba del horizontal. Habilitación de Pedro Di Tomási que ingresó en lugar del lesionado Ferreira, para la entrada de Federico Chiocarello, pero le queda larga y no puede conectar ante la salida de Matías Pérez.

En dos minutos cambió todo

Y de ahí hasta el final, el trámite del encuentro, con las conquistas logradas por Nelson Ibarlucea para la visita y el rápido empate xeneize por intermedio de Mario Ávila, que entre líneas, viciado de nulidad, en virtud que el desborde de Wander Dalmeyda encuentra el botín derecho de Tulio Etchemaite, levemente en posición prohibida, balón que sigue su curso y encuentra la arremetida goleadora del cordobés Ávila, para rápidamente igualarlo y llevar algo de tranquilidad a un inquieto e histérico banco de Boca con Busiglio a la cabeza.
El tanto de la visita no estuvo exenta de calidad, cuando Nelson Ibarlucea, recogiendo un centro desde la izquierda, en soledad define ante un indefenso Moyano.

Los dos movieron la estantería

Con los ingresos por el lado del local de Juan Manuel Cortes, en busca de la pausa faltante, en lugar de Tulio Etchemaite. En la visita, Adolfo Otero, por el rubio delantero, Alejandro Jensen. Y el ex  Boca, Bruno Neculhueque, por el volante por izquierda Damián Navarro.

El gol de la victoria

Que indudablemente llegó por imperio de la insistencia, perseverancia en buscarlo, más que por la aptitud de un juego  que dista mucho del conformismo propio y extraño del xeneize, que encaró el resto de lo que le queda a esta cuarta y última rueda de la fase clasificatoria, mirando de reojo el fondo de la tabla que la altura de la misma, corrida y desborde de Wander De Almeyda, centro atrás, para la aparición de Mario Ávila para terminar con la malaria de victorias negadas.
Combo de euforia y desahogo, por esa malaria que de Boca se había apoderado durante las últimas cuatro fechas.

Cuando se pudrió todo

Ya con las expulsiones del uruguayo Acuña Tejera y Béliz, en las postrimería de la etapa inicial, el trámite del encuentro le estaba enviando un claro mensaje de previsión a la floja labor del comodorense Raúl Pagani, que si no ponía coto a la brusquedad con que se estaba  jugando, iba a tener que lamentar el desenlace final del encuentro, y así fue nomás, doble amonestación para el lungo, número dos de la visita Diego Flamenco, y expulsión.
Arremolinamiento, empujones, trompadas, con el ayudante del técnico local,  involucrado en la batahola, el número ocho de Germinal, Blas Sosa, con el ojo en compota y sollozando sin consuelo, intervención del grupo de operaciones especiales de la policía, para controlar a los más exaltados de un partido, ya definido a favor del xeneize y que pasadas la seis de la tarde, se había fugado por el camino del escándalo.

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