Misión cumplida y ascenso para “Petro” - Petrolero puso fin a tanta ansiedad, y logró el merecido ascenso al Argentino B, tras vencer
en la finalísima del “C”, a Real Madrid riograndense por dos a cero. Ariel
D’Augero en la primera mitad allanó el camino a la consagración. Un golazo de
Mariano Matus, sobre el final, sirvió para asegurarla. Delirio total por una clasificación histórica.
El amplio espectro de las sensaciones, con sus
emociones, exaltaciones, y del corazón mil vibraciones. Pospone al menos por un
rato, la fría y lineal evaluación de lo producido en cancha por el equipo del
indio Nicolai. En razón de la pesada carga emotiva, derivada de la obtención de un objetivo que para nada es uno más, por la trascendencia
que representa.
Agregar un equipo más en plaza, en el segundo torneo en
importancia del interior.
A las pruebas me emito. El rostro desencajado por la
emoción de su entrenador, el indio
Nicolai.
Que explota en
llanto indetenible y cuyas
palabras atosigadas por tanta emoción, angustia e incertidumbre, ahora
liberadas, se quedan para siempre en el audio de los colegas de San Diego,
92,7. Y del colega Juan Enrique, que lo
aborda tan pronto Eduardo Arpajov, marca el centro de la cancha, indicando que el ascenso de Petrolero era cosa juzgada.
La euforia a voz
de cuello de su hermano Fabián, que adjunta al éxtasis de la euforia por el blasón
conseguido.
Algún que otro improperio, en son de desahogo hacia los
detractores de siempre, y principales responsables de haber condenado
al fútbol local a nivel de competencia doméstica, a la mediocridad comprobada.
La escenografía roja y blanca domina el ámbito festivo.
Banderas y trapos, envuelven a estos héroes, sobre los cuales la mayoría
descreía que podían lograr semejante hazaña. Saliendo a la palestra, por los
equipos que debían hacerse cargo del muerto, y finalmente, la entidad con Coco
Velásquez a la cabeza se hace cargo sin recetas mágicas con compromiso, trabajo
y absoluta confianza hacia su capital futbolístico y humano. Casi
nada.
Cuando se acallen los ecos altisonantes y disminuya la
temperatura por la conquista, habrá
tiempo, como excusa de reeditar lo vivido en la inolvidable tarde del 21 de
abril de 2013, donde un equipo de hombres, como batirán las estadísticas con la frialdad informativa en cuestión,
superaron en el segundo encuentro revancha, por la final de Argentino “C”, a un
dignísimo adversario oriundo de la provincia de Tierra del Fuego, un tal Real
Madrid, que murió de pié y que en ningún momento, al margen del fragor de la
lucha, recurrió a un medio desleal para
desviar el curso inexorable del éxito riogalleguense.
Se lo tenía merecido: El “vikingo” Ariel D’Augero fue
quien enseñó el camino por donde circularía sin discriminación vial alguna, la
resonante consagración de su equipo. Con
disciplina táctica, hambre de gloria, y
decisión ofensiva, encaró los 90 minutos finales, como si el marcador
obtenido en el encuentro de ida no contara. Y así fue, que probó de cerca y de lejos al buen arquero de
la visita el “Coky” Chávez. Hubo dos remates del destacado del primer tiempo,
Matías Borquez, por su dinámica y
pegada.
O ese fallido remate
de Mariano Matus, tras perfecta habilitación de Carlos Arévalo, quien
sufrió los embates de la marca del segundo central fueguino, Antonio Garibotto,
que lo encontraba y perdía dentro de las 18 yardas.
La urgencia, no es buena consejera, y la visita,
sabiendo que con el cero-uno en contra, la tenía por demás cuesta arriba,
dispuso de algunas situaciones de aproximación ofensivas. Estas fueron
originadas en la salida clara y precisa del pelado Juan Gómez, no solo para
recuperar sino para entregarla redonda y limpia, al más dúctil, fino de ellos:
Miguel Pereyra, un habilidoso en espacios reducidos.
Todo se diluía allí. Por el buen anticipo de la mitad
de la cancha local, personificada en la eficiente tarea de Pablo Hernández,
reemplazante obligado de Cristian Figueras, afuera del encuentro, al igual que
el volante Claudio Medina.
Rara vez le llegaba a su referente de área Patricio
Guerrero.
Sin alcanzar la profundidad necesaria la ofensiva
visitante, cobró cierta intensidad con el acople de su número siete, Horacio
Bigurrarena.
Era cuestión de asegurarlo: Bajo esa consigna, el indio
Nicolai ideó un esquema con más
protagonismo en el desarrollo de las acciones finales del encuentro, con
implícita tenencia de balón.
Por consiguiente, y a tal afecto, afuera Carlos
Arévalo, adentro Diego Sandoval.
En cancha el buitre Rubén Gargaglione, que no alcanzó a
estar cinco minutos por expulsión, en lugar del goleador Ariel D´Auggero.
Este último, antes de irse, casi convierte, pero se
quedó sin ángulo para definir.
Mariano acusó recibo. He hizo un desparramo descomunal
dentro del área chica. Se hamacó de derecha a
izquierda, sacándose dos hombres de encima. Luego, fue el turno del
arquero, a quien dejó gateando y
desairado para, con remate cruzado, asegurar
de una vez por todas, el ascenso tan deseado.
GOLAZO, con mayúsculas.
Acto seguido, la carrera loca y triunfal de Mariano
Matus, detrás del arco que da a Rivadavia, revoleando la camiseta sobre su
cabeza. Como estaba amonestado, Arpajov, lo echó. Te perdonamos Mariano.
Corte informativo: De buena fuente, circula una versión
que daría cuenta de un tercer equipo riogallegunse que, por invitación,
participaría en el torneo Argentino”B”.
Síntesis
Petrolero 2
Rodrigo Ludueña, Richard Bazán, Juan Cormack, Eduardo Loncón (C), Sebastián Luna, Pablo Hernández, Matías Bórquez, Martín Insaurralde, Ariel D’Augero, Carlos Arévalo y Mariano Matus.
Real Madrid 0
Francisco Chávez, Luciano Bertone, Enzo Muller, Gonzalo Gómez, Juan Gómez, Antonio Gariboto, Mauricio Bigurrarena, Miguel González, Patricio Guerrero, Ezequiel Pereyra, Emanuel Quiroga.
Goles D’Augero 44 PT. Matus 38 ST.
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