Más de cincuenta años pegándole a la pelotita - Se trata de Juan Sotomayor. Comenzó a jugar en su Río Negro, Chile, natal. Después víctima de la migración laboral llegó a esta ciudad, en donde se instaló y la tomó como propia. Comenzó a jugar con el profesor Carlos Ulloa en el gimnasio Verón, institución a la que representa actualmente.
Obtuvo dos medallas en el último Campeonato Argentino que se disputó en Santa Fe.
Más de cincuenta años pegándole a la pelotita
Sotomayor comparte su tiempo entre el trabajo y su gran pasión.
Su primer encuentro con la paleta, la pelotita y la mesa fue casi casual. Sucedió en su Río Negro, Chile, natal. Sin proponérselo ni buscarlo, un día lo tomó en la orilla de una tabla intercambiando golpes con un compañero de estudio. Desde ese momento, su vínculo con el juego, primero y el deporte, después fue creciendo. Pasó de jugar un rato al ping pong para dedicarse casi de pleno al tenis de mesa. La decisión de dar el salto a la competencia la tomó ya estando afincado en esta ciudad. La migración laboral, entre otras cosas, lo llevó a tener que mudarse. El desarraigo se produjo en lo sentimental, en el costumbrismo pero no en lo pasional. Es más, esto se incrementó una vez que dejó atrás su tierra originaria. Su pasión por el tenis de mesa fue más fuerte y sobrevivió a los cambios. Acá se convirtió en jugador y en uno de los buenos. En esta entrevista, un poco de la historia de Juan Sotomayor.
-¿Cómo le fue en el último Campeonato Argentino disputado en Santa Fe?
Hace más o menos quince días viajamos con una delegación de 20 personas para participar de un evento de índole nacional. Jugué con el campeón argentino y sudamericano, pese a la derrota estoy más que conforme por mi rendimiento. No sólo en ese partido sino también en el resto del torneo. Salí segundo en Maxi 70 B y fui tercero en Maxi 65. Me sentí muy bien jugando. A nosotros nos sirve, más que nada para integrarnos. Río Gallegos está muy lejos de todo y entonces aprovechamos esta oportunidad para jugar, pero a la vez para aprender y actualizarnos. Viajamos con un vehículo que nos prestó la Municipalidad. Después nosotros costeamos la comida y el alojamiento. Pero esto está dentro de lo que uno tiene que hacer si es que quiere rozarse con los grandes jugadores de nuestro país. Más allá de mi actuación, la general del grupo fue muy satisfactoria. Nos trajimos 16 medallas en total. Una cifra para nada mala.
-Esta no fue su primera participación en un certamen en donde están los mejores jugadores del país, ¿cómo lo vivió entonces? ¿fue igual o diferente?
Tuve la posibilidad de participar de varios campeonatos argentinos. Muchos de esos con grandes resultados. Llegué a estar séptimo en el ranking nacional. Fue en la categoría Maxi 60. Ahora, estoy compitiendo en otra división y tratando de adaptarme a la misma.
-¿Cómo es competir a los 71 años?
Es bárbaro. Me siento bien y quiero seguir jugando hasta que el físico diga basta. Empecé en mi casa y en la escuela. Lo hacía como hobbie. Hace 20 años que compito. De ser amateur a un jugador de torneos pasé por una invitación que me hicieron. Anduve bien en mi primer torneo y eso llevó a jugar otro y otro. Cada vez que me invitaban a participar iba y ya después se hizo costumbre. Estuvo compitiendo en varios lugares, como ser San Juan, Rosario, Neuquén y Bariloche. Hoy siento esas mismas ganas de jugar y competir que cuando arranqué. Creo que pronto va a haber un Nacional en Buenos Aires. Ya estoy pensando en prepararme y juntar la plata para poder viajar. Ojalá lo pueda concretar.
-¿Cuánto tiempo le dedica a la actividad?
Entrenamos en el Verón tres veces a la semana. Cuando podemos lo hacemos durante dos horas. Esto se mantiene igual durante todo el año, no depende de si tenemos una competencia cercana.
-¿Cómo ve el nivel de los jugadores de esta provincia con respecto al del resto del país?
Creo que es muy bueno. Dentro de nuestra realidad. Cada vez que nos cruzamos, siempre recalcan lo mismo, la gran cantidad de torneos que juegan. En Buenos Aires, por ejemplo, hay uno o varios cada fin de semana. Algo que no sucede acá. El tema de la distancia nos lleva a tener que jugar una vez cada tres o cuatro meses. Tendríamos que encontrarle la vuelta para que esto no sea así.
-Hay muchos chicos destacándose a nivel nacional e internacional, ¿cómo ve a la cantera de Río Gallegos?
Tenemos tres o cuatro chicos que andan muy bien y se han destacando en torneos importantes. Pienso que tenemos un buen futuro asegurado. Tenemos chicos de 6, 7 y 8 años que fueron a competir ahora con nosotros y ya se trajeron medalla. Los chicos se esfuerzan y hacen mucho por lo que ellos practican. El tema vuelve a ser la falta de competencia. También un problema, no menor, es la falta de tiempo para poder entrenar. Estamos acotados a una cantidad de tiempo y siempre y cuando no esté ocupado el gimnasio con alguna otra actividad. Un buen paso que podríamos dar para mejorar lo que tenemos es que haya mesas en todos los gimnasios municipales y en todas las escuelas. Esto nos daría una mayor cantidad de chicos jugando y mayores posibilidades para la captación de talentos.
-¿Cuáles son sus objetivos competitivos a los 71 años?
Me gustaría dejar el mensaje, a los más chicos principalmente, que uno puede llegar a una edad y seguir compitiendo. Por eso es que también juego. Creo que los que recién se inician necesitan referentes en donde apoyarse o guiarse.
TIEMPO SUR
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