INFORME ZONAL CIPOLLETTI - Factores intangibles que llevan al éxito o al fracaso. Qué sucede en la región. "Lo esencial es invisible a los ojos", escribió Antoine Saint Exupéry en el inmortal "Principito", desde la boca de un zorro que lógicamente no tenía un pelo de zonzo. Siempre detrás de los fenómenos está la verdadera esencia de las cosas.
Sebastián Busader | sbusader@rionegro.com.ar
El fútbol, como cualquier manifestación deportiva y social, popular y masiva, no es la excepción. Y si bien desgastado y deslucido, muchas veces maltratado, en el de la región las cosas intangibles terminan definiendo los partidos, incluso más que un "9" goleador.
Ya hace mucho tiempo que el fútbol es más que patear a la red. La ciencia y el negocio entraron en escena con fuerza. Aquí también los representantes llaman sin parar y los profesionales en la "materia" están en constantemente capacitación (más los preparados físicos que los técnicos).
Nadie duda a esta altura de que el cuidado del cuerpo y el alejarse de los excesos es tan primordial para el jugador como entrenarse a diario y cumplir con las disposiciones tácticas. Pero lo desconocido está en lo organizacional, en ese sitio imperceptible donde se definen los éxitos y fracasos.
Es ahí donde Cipolletti dio un salto sustancial hace tiempo, pero especialmente desde la llegada de una dirigencia joven y capacitada, intelectual y profesionalmente. Son no menos de 15 dirigentes en el fútbol, con división de sectores y tareas: trabajo administrativo; alquileres; sueldos; relación con el cuerpo técnico; categorías formativas; mantenimiento del estadio; vestuario y utilería.
Básicamente, transformaron la pasión en organización. Elevaron la vara y profesionalizaron un ambiente viciado en informalidad. "Para cualquier jugador, lo mental influye en 80 por ciento en su rendimiento. Si un futbolista está incómodo en su trabajo, mal en el grupo, no cobra su sueldo, lógicamente no dará en la cancha todo su potencial", cuenta desde la vereda de enfrente Diego Landeiro, el actual DT del Depo, un exvolante de dilatada trayectoria que llegó al ascenso italiano y de allí prefirió regresar y resignar un buen dinero por no sentirse cómodo.
En el club Naranja se terminaron las épocas de gastos desmesurados. El presupuesto es acotado desde que el radicalismo dejó de ser gobierno. Algunos incluso apuntan a que ahora el nuevo "protegido" del estado rionegrino es Cipolletti, sabiendo la identificación del gobernador Alberto Weretilnek (aunque los atrasos en los pagos siguen).
Durante años, a Roca llegaron muchos refuerzos, sobre todo en épocas de Ricardo Pancaldo. Una etapa que pasó. "La situación económica es complicada, nosotros en el plantel tenemos varios muchachos que estudian o trabajan, que viven con los padres. Faltan cosas, pero tanto los dirigentes como en el cuerpo técnico intentamos reemplazarlas con el contacto humano".
Landeiro tocó un tema clave: el factor humano. Es difícil que el hincha lo vea y entienda. Es que el fútbol muchas veces de tan pasional, pasa a ser descarnado. "Lo intangible en el fútbol juega muchísimo. Que un jugador tenga las mejores condiciones para vivir y jugar lo hace sentir profesional, y eso lo compromete, lo motiva, y a la vez le da derecho al técnico y a los dirigentes para exigirle. En Roca, si bien no hay gran capacidad económica, sí se logró calidad humana. Yo he tenido la chance de traer buenos jugadores, pero los 'boché' por no ser buenas personas. Creo que la salud del grupo es clave para lograr objetivos. Creo mucho en los grupos", remarca Landeiro.
> Cambiar para bien
El dirigente de Cipolletti Santiago Caldiero cuenta la anécdota de un jugador del que se guarda la identidad. Una historia que sirve para medir la importancia del detrás de escena. "El futbolista 'X' llegó a una ciudad de la provincia de Buenos Aires, estuvo esperando cinco horas en la terminal de ómnibus hasta que apareció un dirigente. Lo llevaron a un departamento horrible, sin luz, deprimente. Jugó poco y nada. Dice que no se sintió bien, que se quería ir. Eso no puede pasar. Nos contó eso después de ir a buscar a su mujer a la terminal". Landeiro recuerda que cuando estuvo en Italia cobraba un buen sueldo, le daban casa y auto. Pero estaba solo. "Pasé Navidad en un restaurante, nadie me invitó, nadie se solidarizó con un tipo que tenía la familia lejos. Me terminé volviendo, no me interesó nada".
La dirigencia del Albinegro no sólo paga los mejores sueldos de la zona (el promedio es de 16 mil pesos mensuales), además alquila ocho departamentos en el centro de la ciudad. Todos tuvieron que ser amueblados. Comprar hasta la última cuchara. Conseguir dos garantías por inmueble. El fútbol moderno reclama nuevas exigencias. En todos los niveles.
Cipolletti hace décadas que alquila departamentos para sus refuerzos. "Pero no hay nada, ni siquiera una silla", explica. Por eso, desde esta temporada habrá un minucioso inventario.
La envergadura de los problemas dependen de la actualidad de cada club. En Cipolletti la negociación con uno de sus jugadores titulares casi se cae porque no podían encontrar una vivienda para alquilar en la que se aceptasen perros. "El jugador nos decía que el perro es parte de su familia, y tenía razón. Movimos cielo y tierra para darle soluciones. Eso tiene que ver con lo humano", explica Caldiero.
¿Y en la liga?
A pocas cuadras de La Visera, en el barrio Don Bosco los problemas son muchos más graves. O diferentes. San Martín resurgió de entre las cenizas gracias a algunos dirigentes, pero le cuesta mucho la supervivencia. "Acá no hay espacio para pensar en esas cosas, porque no tenemos gas en los vestuarios. Las duchas no parecen ser prioridad para los dirigentes, pero al jugador le molesta", explica una fuente que prefiere guardar su identidad.
Eso sucede en la mayoría de los clubes regionales. Las quejas dirigenciales se basan en la falta de compromiso de los jugadores (que muchas veces existe), pero la mayoría de los clubes no ofrece las condiciones mínimas de trabajo. "Somos un club de fútbol y entrenamos con pelotas de goma", se lamenta uno de los DT más capacitados del ambiente. Y aclara: "Si el club invirtiera en recursos materiales, los jugadores vendrían solos, para entrenar como corresponde".
-¿O sea que es más difícil motorizar las cosas intangibles, lo que no se ve, que armar un equipo tácticamente?
-Claro, un equipo lo arma cualquiera. Cuantos ejemplos tenés en la Confluencia de equipos que se arman con plata para ganar un torneo. Lo difícil es armar una estructura.
-Entonces, ¿qué sería ser un buen DT zonal?
-Dejar algo armado para que los que lleguen después no empiecen de cero, y el club pueda crecer. Eso deberían buscar los clubes zonales, y los dirigentes apoyar al margen del resultado. Desde mi punto de vista, un campeón con el 90% de jugadores foráneos no tiene futuro.
La disyuntiva es casi histórica. Tirar la "casa por la ventana", contratar los mejores jugadores del medio e intentar un éxito inmediato; o intentar con el camino más largo, ese que parece el más fructífero pero que pocos toman. La realidad es que no todo depende del dinero. También de la capacidad, tanto para generarlo como para administrarlo.
Porque las motivaciones de los jugadores (sea de quinta o primera) no sólo dependen y se generan a partir del resultado dentro de la cancha, también con el crecimiento que cada uno logra en lo individual, basado en buen trabajo físico, técnico y táctico. Si bien no siempre se logra y la fórmula del éxito tiene formas disímiles, el camino se allana cuando el futbolista ve que se intenta y que cada paso que se da tiene una explicación. Una lógica del trabajo, aunque sea invisible.
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