Carlos Araujo: Es difícil hacer un rugby profesional; no hay negocio
El titular de la UAR destacó el matiz amateur de los clubes. “No hay quién ponga la plata y lo salga a vender”, señaló. Carlos Araujo estuvo en Santa Fe, donde Los Pumitas cayeron nante los Junior Springboks.
La llamada lo encuentra en plena ruta hacia Rosario. Acaba de asistir al tercer tiempo del amistoso que Los Pumitas jugaron ante los Junior Springboks en Santa Fe y no oculta su asombro por la envergadura física de los sudafricanos. “Tienen unos cachalotes… Pero Los Pumitas se plantaron bien”, informa con su habitual humor. Se trata de Carlos Araujo, el presidente de la Unión Argentina de Rugby, la entidad madre de un deporte que camina a pasos agigantados rumbo a su inserción en la elite mundial. En un extenso diálogo con Mundo D, el dirigente rosarino se refirió a la actualidad del rugby argentino, atravesada por la inminente incorporación de una franquicia al Super Rugby, el balance del Nacional de Clubes, entre otros temas.
–¿Cuál es el balance de la segunda edición del Nacional de Clubes con este nuevo formato?
–Muy positivo. Los clubes han jugado con mucho fervor. Su participación fue extraordinaria. En cada lugar que los clubes fueron a jugar hubo una fiesta.
–¿Se mantendrá el mismo número de equipos (16)?
–En el Nacional de Clubes sí. En los Torneos del Interior A y B es insuficiente el número. Veremos si podemos incluir otra zona. Todo depende si podemos ajustarlo al presupuesto de 2016. Queremos que sean más.
–¿Qué dicen en la Urba que tuvieron que desdoblar la competencia?
–No es lo mismo los siete que entraron que los que no se clasificaron. Quedó demostrado que el Nacional de Clubes es un incentivo para llegar lo más alto posible. No sólo para los de la Urba. Los del Interior también saben que deben dar un paso más para entrar. Además, los clubes empiezan a ver que si no tenés nivel para jugar el Nacional de Clubes lo pagás con resultados lastimosos. El rugby moderno marca mucho las diferencias.
–Claramente, el Nacional de Clubes deja en segundo plano a los torneos locales.
–Eso es algo que discutimos mucho. Pienso que dar ese plus para clasificarse a los torneos nacionales jerarquiza los torneos regionales. No te olvides que venimos de un rugby profundamente amateur.
–¿Se debatió la supremacía de los equipos de la Urba sobre el resto?
–Se habla de eso… para mí la Urba tuvo a los tres mejores equipos, pero el resto ganaron y perdieron con los del Interior. Hindú, Newman y Belgrano demostraron que están un escalón por encima. Hubo equipos del Interior que no pudieron destacarse. Duendes que el año pasado llegó a la final tiene un problema de recambio. En la visión macro se lamenta la pérdida de La Tablada, que también está en pleno recambio. Crai, que hizo un buen Litoral y no pudo consolidarse en el Interior. Hemos visto varios clubes que subieron el nivel pero que no llegaron a la altura de Hindú, Newman y Belgrano. De los cuatro semifinalistas del año pasado, tres no están (Cuba, Duendes y Jockey). Es una dinámica que depende de la evolución interna de los clubes.
–Por cuestiones de descanso muchos jugadores que están en el alto rendimiento no pudieron jugar en sus clubes. ¿Eso es parte del equilibrio para no profesionalizar el rugby de los clubes?
–Es que no hay quien pague. La verdad que es muy difícil hacer un rugby profesional de clubes en Argentina porque no hay negocio. Para eso tiene que haber alguien que ponga la plata y salga a vender. El único que está en condiciones de bancar un jugador 12 meses es la UAR porque está por entrar a un torneo superavitario. Es muy difícil que el rugby profesional en Argentina se extienda. No hay interés de la dirigencia ni interés económico. De casualidad se puede armar un rugby profesional para los del más alto nivel. Cuando haces el cálculo es muy alto el costo.
Una vez logrado el ingreso al Super Rugby, la UAR se abocó a la contratación de jugadores. Ya hay unos 25 que firmaron su vínculo, pero aún no se anunciaron los entrenadores (suenan Mario Ledesma y Felipe Contepomi), aunque Araujo anticipó que podrían salir del staff de Daniel Hourcade.
–¿Cuándo se anunciará el staff de la franquicia?
–Lo daremos a conocer en noviembre, cuando se haga el lanzamiento del torneo. Es el año del Mundial y la idea es no competir con otros productos. Si bien hay un interés periodístico todavía tenemos el Rugby Championship y el Mundial por delante. Hay que ver cómo le va al equipo y a los entrenadores. Y de ahí seguramente habrá gran parte de los entrenadores para el Super Rugby.
"La idea es que la franquicia del Super Rugby juegue en el norte de Buenos Aires. Hay que darle identidad, venderlo y conseguir una hinchada", dice Araujo.
–¿La Sanzar ofreció una segunda franquicia?
–Sí, pero la rechazamos porque no hay recursos. Hoy contratar entre 30 y 40 jugadores, lo cual es un presupuesto muy importante. No te olvides que los contratamos por 12 meses por tres años. A partir del 2019 si podemos haremos una segunda franquicia, veremos cómo resulta todo. No tenemos que perder de vista que el Super Rugby no es un fin en sí mismo. El fin del rugby de alto rendimiento es hacer crecer el rugby amateur de los clubes y difundir el rugby.
–¿Los contratos de los jugadores están cerca de Europa o del Super Rugby?
–Son cifras parecidas a las del Súper Rugby. Por supuesto, las figuras como Dan Carter o Richie MacCaw cobran otros números. En general te diría que se está cobrando lo mismo que los otros equipos. Y a nivel europeo es quizá un poco menos.
–¿La franquicia no se moverá de Buenos Aires?
–La idea es que juegue en la zona norte de Buenos Aires porque es donde está la mayor cantidad de clubes y por los accesos desde otras provincias. Además, así como llevamos el Rugby Championship por casi todo el país, a este equipo hay que darle identidad, venderlo, conseguir una hinchada. Esperamos que lo sigan entre 10 y 12 mil personas.
–¿El nombre?
–Estuvimos en Estados Unidos hace un mes viendo camisetas. El nombre se dará a conocer con un gran lanzamiento.
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