Leo Ulloa El mundo interior de un luchador - Sorprendió con sus goles al Manchester, pero no a su familia. "Siempre fue responsable y profesional", dijo su hermano Adrián.
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Está en boca de todos. Los medios nacionales y extranjeros escarban sus agendas, bucean sus archivos, consultan todo tipo de fuentes buscando algún dato de este delantero argentino que juega en el Leicester y es furor en la Premier League. Hasta Gerardo Martino, DT de la selección nacional, también se preguntó quién es ese '9' alto y de movimientos felinos que el último fin de semana le hizo dos goles al Manchester United, y que no sólo opaco el debut de Radamel Falcao en la escuadra de Louis van Gaal sino que además sepultó en la fría estadística el golazo que marcó Ángel Di María.
En la patria chica todo saben que ese "tapado" para la elite del fútbol mundial, se llama José Leonardo Ulloa. En las 500 viviendas donde nació, en la escuela N° 42 y en el CEM N° 9 donde estudió, en Villa Andrade que lo adoptó y en Deportivo Roca donde jugó. En todos lados es simplemente Leo, el pibe que siempre quiso ser jugador de fútbol.
"Hay un quiebre en todos los jugadores cuando pasan de la quinta división a la tercera. Uno tiene ahí 15 años y tiene que decidir si se hace jugador de fútbol o deja todo para salir con los amigos. Bueno, Leo eligió lo primero", afirma uno de los dos hermanos de Ulloa, Adrián, al que la estrella del Leicester como también todos en el barrio lo conocen como Pichu. "Un viernes a la noche, cuando todos nosotros rumbeaban para alguna fiesta, mi hermano se acostaba a dormir porque al otro día había que jugar. Siempre fue así, muy responsable y profesional", agrega orgulloso Adrián, quien le lleva menos de dos años a Leo (28).
Ulloa hace 13 veranos que dejó el calor de hogar en busca de la materialización de sus sueños. Naturalmente quien más lo ha llorado, generalmente en silencio, ha sido su madre Cristina, empleada en el municipio de Roca desde la década del '70.
"He visto pasar a un sinfín de intendentes y funcionarios. Para mí la municipalidad es mi segunda casa", apunta Cristina, quien siempre apoyó la pasión de Leo por jugar al fútbol. En rigor de verdad, mucho margen no tuvo. "Mi marido es futbolero, mis dos hijos también, los dos jugaron en Deportivo Roca, así que no tuve muchas opciones... (risas) La verdad es que siempre lo acompañamos. Cuando jugaban en Allen, en Regina, en Cipolletti... en cualquier lado. Todo cambió cuando se fue a Comodoro para jugar en la CAI, eso sí era irse lejos", rememora Cristina. Su cara de madre se arruga en el recuerdo y se esfuerza para que las lágrimas no le corran (otra vez) por las mejillas.
Adrián Ulloa, de oficio carpintero y padre de Leo, cuenta que una tarde caminando por la costanera en la fría Comodoro Rivadavia le preguntó a su hijo, adolescente y vulnerable, si no se quería ir. El pibe lo miró y le dijo que sí, pero a Buenos Aires. A jugar a allá. "Nada doblegaba a Leo, siempre fue igual. La CAI en esa época llevaba planteles completos a la capital para medirse con los clubes grandes. En una de esas pruebas, a él lo querían de Racing y de San Lorenzo. Y eligió San Lorenzo", dicen a dúo papá Adrián y Pichu con orgullo, y señalan un escudo del Ciclón que descansa en una de las paredes del living familiar de los Ulloa.
Damián, el hermano mayor, no siguió la tradición azulgrana que incluso tenía su abuelo y fue el responsable de que Leo no se hiciera de San Lorenzo. "Yo soy hincha de River y desde chico lo apadriné con los colores", confía Damián, quien fue el primero en ir contra de la tradición azulgrana en el seno de los Ulloa.
"Imaginate lo que fue para nosotros, para mi viejo, que jugara en San Lorenzo, que además le hacía un pre contrato, cosa que no hacía Racing. Era un sueño. ¿Si me acuerdo del debut? Claro, como olvidarlo. Lo echaron!!! Fue ante Huracán de Tres Arroyos", remata papá Adrián, quien enumera algunos de los jugadores que compartieron el crecimiento de Leo en San Lorenzo.
"Con Pablo Alvarado venía jugando desde la CAI y cuando fueron a San Lorenzo, vivían juntos en la pensión del club. También compartía aquella habitación, a la que le faltaba de todo, con el Negro Acevedo (River e Independiente, entre otros) y el Pollo Bottinelli (actualmente en el León de México)". Leo ya formaba parte del mundo azulgrana.
Cuando llega Ramón Díaz, a Ulloa ya lo buscaban del Castellón, pero decidió quedarse porque Ramón se lo pidió, le dijo que lo iba a tener en cuenta. No lo usó mucho, aunque Leo fue parte de aquel equipo campeón. Después se va a Arsenal y de ahí a Olimpo. No le fue bien en el aurinegro, incluso en el último partido que jugó en Bahía Blanca se fue expulsado del "Roberto Carminatti", cruzando insultos con los plateístas. Fue su último partido en Argentina. A partir de ahí se comienzan a escribir las principales páginas de Leo Ulloa como futbolista, las más conocidas.
Las íntimas, las que cuentan la vida interior del goleador sensación de la Premier League, se refugian en sus afectos de este lado del mundo.
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