Instituto, otra derrota y en silencio: ¿se va "Miliki" Jiménez? La delegación de la Gloria se fue del José Minella sin hablar con la prensa. El del DT parece un ciclo cumplido.
¿Jiménez tendrá fuerzas para continuar?
Terminó el partido y se quedó inmóvil, con las manos en los bolsillos de la campera y mirando cómo los jugadores de Instituto se reunían en el centro del campo tras la derrota con Aldosivi. Después, se dirigió hacia la manga, pero antes de entrar pegó media vuelta y se frenó. Esperó a sus dirigidos y saludó a cada uno.
El último fue Christian Bernardi, a quien “Miliki” le dio un abrazo paternal. El volante había sido uno de los mejores de un equipo que volvió a tropezar y ahora sí dejó a su técnico contra las cuerdas. Y en un lugar, Mar del Plata, en donde como una cruel ironía del destino, también se decidió la suerte de otros entrenadores albirrojos: Darío Franco y Elvio Agüero.
Jiménez no pudo disimular el duro golpe. Junto a su cuerpo técnico, fueron los últimos en salir del vestuario hacia el ómnibus que los trasladaría a Córdoba, previa cena en el Hotel Bristol de la costa atlántica.
“Disculpenmé, muchachos, pero hoy no voy a hablar. Mañana sí”.
A pesar del tono tranquilo, se adivinaba en las palabras del DT un dejo de bronca, de decepción. No solamente por la derrota. El 0-2 ante el Tiburón dejó en evidencia que no hay respuestas para revertir el rumbo. O al menos, las que están a mano no alcanzan. A diferencia del tropiezo ante Nueva Chicago en Alta Córdoba, tras el cual “Miliki” aclaró que se sentía “con fuerzas”, anoche su silencio lo expresó todo.
Sin compañía
Para colmo, el plantel estuvo en la más completa soledad en Mar del Plata. No hubo ningún dirigente de primera línea. Sólo el delegado acompañó a los jugadores, que al igual que su técnico, tampoco tuvieron palabras para describir la situación en medio de la penumbra del estadio José María Minella.
“No vino nadie de la dirigencia. Y encima vinimos y nos volvemos en ómnibus”, dejó escapar con una sonrisa irónica un integrante de la delegación. El de “Miliki” en Instituto huele a ciclo cumplido. Hasta ayer, algunos dirigentes que lo respaldaban ya no piensan de la misma manera.
Y se lo harán saber en la reunión que sostendrán ni bien el plantel regrese a Córdoba. Si hace un par de semanas circulaban con cierta liviandad nombres de posibles reemplazantes, ahora aparecen con el peso de una posibilidad real.
Desde una oportunidad para dos de la casa como Daniel Mira (DT de la Primera local) y Claudio Sarría (de la séptima de AFA), al regreso de un viejo conocido como Marcelo Bonetto. Y hay quienes piden alguien de Buenos Aires como Roberto Trotta.
Uno por uno
Barucco. El arquero no tuvo responsabilidad en los goles pero le faltó seguridad y ordenar la defensa.
Damiani. Sufrió cuando Aldosivi atacó por su sector y no sumó en ofensiva.
Emiliano Castro. Le costó tomar a Miracco, el autor de los goles marplatenses.
Schmidt. Tampoco pudo con Miracco y le faltó otorgarle solidez a la defensa albirroja.
Sapetti. No pudo imponerse en su sector y lo desbordaron con facilidad.
Gallardo. No gravitó y careció de ideas para ayudar al equipo.
Ignacio Antonio. Por momentos clarificó el juego de su equipo, pero cuando lo superaron numéricamente no pudo resolver nada.
Bernardi. Fue el más incisivo de Instituto y tuvo un gran despliegue, pero no pudo hacer pesar su juego.
Juan Carlos Maldonado. Le faltó asociarse con sus compañero para llevar peligro al área rival.
Mazzola. Jugó de espalda y de frente, pero no tuvo el peso que Instituto necesitaba.
Velázquez. Aportó más sacrificio que peligro en el área de los marplatenses.
Emiliano Endrizzi. Su ingreso no aportó demasiadas soluciones para variar el panorama del encuentro.
Pablo Soda. Dispuso de muchos centros en el ataque, pero no pudo imponerse nunca para conseguir el descuento.
Gustavo Gotti. Acompañó a Soda y no le fue muy distinto. Perdió siempre con la solidez de la defensa local.
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