Mano dura para los violentos - Si no se aplican severos castigos, se pararán los torneos. BRUTAL ATAQUE. Un grupo de simpatizantes de Ñuñorco agredieron salvajemente a la terna arbitral. El juez Nelson Bejas recibió un proyectil en la frente que le generó un profundo corte en la frente. FOTO
Pasaron más de 24 horas del fin de semana negro y la paz ni
asoma en el fútbol tucumano. Esta tarde se desarrollará una reunión entre
distintas partes para analizar qué medidas se pueden tomar para acabar con la
escalada de violencia. A pesar de que se estudian varias alternativas, todas
conducen a un mismo lado: ser inflexibles con los clubes cuyos simpatizantes o
dirigentes generen incidentes. Si no hay acuerdo, se parará la pelota.
El árbitro Nelson Bejas y Sebastián Deu, preparador físico de
San Ramón, terminaron heridos al recibir proyectiles que lanzaron simpatizantes
de Ñuñorco y Almirante Brown, respectivamente. Además, sufrieron agresiones el
plantel, cuerpo técnico y dirigentes de San José (responsabilizaron a hinchas
de Talleres de Tafí Viejo); el técnico de Atlético Concepción, Daniel
Bustos (fue golpeado por un fanático de los "leones") y toda la
delegación de Graneros fue amenazada por los hinchas de Jorge Newbery.
Por eso, el de ayer fue un lunes diferente. Darío Zamoratte, presidente de
la Liga Tucumana de Fútbol, se comunicó con Jorge Díaz, responsable de
Seguridad Deportiva de la Policía para decidir de manera urgente qué pueden
hacer para frenar el mal momento. Del encuentro también participarán un representante
de los árbitros.
"Nos reuniremos mañana (por hoy) y hay un principio de acuerdo para acabar
con este flagelo. Si no se hace algo, no se jugarán los partidos de los
certámenes liguistas", declaró Díaz. Zamoratte aportó lo suyo:
"estamos tan mal que hasta ayer al mediodía sólo un presidente me llamó
para ponerse a trabajar. Esto se acaba acá o se funde el fútbol tucumano".
"Estaremos representados por Rubén Tapia. Pediremos que se tomen las
medidas necesarias para garantizar la integridad física de los jueces. Además,
sabemos que la filial local de Sadra iniciará una huelga si es que no se
termina todo esto", adelantó Carlos Salado.
A pesar del hermetismo, se sabe que los clubes del sur de la provincia están en
la mira. Como castigo, se los obligará a jugar en los estadios de la capital o
en el este a puertas cerradas. Si no aceptan se suspenderá la competencia del
Grupo 3 hasta tanto se defina que medidas tomarán para frenar a los violentos.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría en ese sector de la ciudad.
"Nunca avalaremos la violencia. Nadie de la Liga nos llamó para reunirnos
y ver qué hacemos. Duele que estos hechos empañen el fútbol porque nos cuesta
un montón abrir los estadios", aseguró Fernando Olea, presidente de
Ñuñorco. Nicolás Saracho, presidente de Newbery tiró una frase que dejó
plasmados a varios. "Hay que mejorar los operativos para que los
encuentros vuelvan a disputarse con ambas hinchadas. Nuestra gente está muy mal
con la Liga porque siempre nos sancionan, pero a los otros clubes nunca. Eso
genera reacciones que no comparto", concluyó.
Tampoco se descarta la posibilidad de que se pida ayuda al Gobierno para
incrementar la presencia policial en los estadios. Hay varias soluciones en
puerta pero lo importante es que funcionen.
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