domingo, 28 de julio de 2013

MUÑOZ NO PUDO ANTE EL RUSO GRADOVICH

El sanjuanino Muñoz perdió por puntos - El sanjuanino no pudo hacer mucho ante el invicto ruso Evgeny Gradovich, rey pluma de la FIB, quien lo derrotó en fallo unánime y así retuvo cómodamente el título.

El sanjuanino Mauricio Javier  Muñoz dejó todo en el ring del Cotai Arena del Venetian Resort y Casino de Macao, China, pero estuvo lejos de inquietar siquiera al campeón invicto ruso, Evgeny Gradovich, rey pluma de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), quien lo venció claramente por fallo unánime para completar exitosamente su primera defensa del título. 


El sanjuanino llegaba con los lauros suficientes para la contienda, y en los primeros rounds demostró que iba a estar a la altura de un compromiso de semejante envergadura. Con dos derechazos rectos, Muñoz parecía alterarle el plan de pelea al europeo, aunque luego ese inicio de igual a igual quedaría en el olvido. 

No le costó a Gradovich, de 26 años y un récord inmaculado como profesional, recuperar el dominio absoluto del ring. De a poco fue deshaciendo la resistencia de Muñoz y promediando el quinto round la pelea ya era toda suya. Sin enviarlo nunca a la lona, el ruso exhibió cierta falta de contundencia, compensada por una impecable condición física y técnica, rasgos que, sumados al roce internacional superior al del argentino, fueron suficientes para mantener un claro dominio. 

Muñoz aguantó la pelea estoicamente de pie y su amenaza se mantenía latente, aunque el milagro nunca llegó. Con la cara notablemente hinchada en los alrededores de su ojo derecho, el sanjuanino terminó merodeando una caída que hubiera sido definitiva. Se mantuvo vertical y con dignidad llegó hasta la campana final. 

Entonces, no hubo dudas sobre el fallo de la pelea. En decisión unánime, con dos tarjetas que marcaron 119-109 y otra de 120-108, Evgeny Gradovich completó su primera defensa del título pluma de la FIB y estiró a 17 victorias su récord invicto como profesional. En tanto, Muñoz se fue visiblemente golpeado, aunque con la tranquilidad de haber batallado hasta el final. 




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