Del Potro se quedó sin combustible - Rafael Nadal, el n° 1 del mundo, le ganó por un doble 6-4; el tandilense tuvo un comienzo fantástico, pero luego sintió el impacto físico; igual, está en camino de volver a ser.
Por Ariel Ruya
Porque no es una derrota este 6-4 y 6-4 en una hora y 51 minutos que le corta una serie de 10 triunfos seguidos. Una semifinal en un Masters 1000, la tradicional cita de Indian Wells, un torneo que reparte premios por 3.645.000 dólares. Es, en realidad, parte del aprendizaje. Es lógico perder con el mejor de todos. Es lógico quedarse sin aire. Es lógico ser dominado en buena parte del segundo juego, al margen del score. Es lógico, aunque duela hoy, inclinarse cuando se toma una gran ventaja, porque si un adversario de este rigor impone su impulso físico, puede caerse un invicto.
Toni Nadal, el cerebro detrás del músculo, el creador del monstruo que destruye adversarios y adversidades, analiza el juego con la cabeza: "Sabía que Del Potro no aguantaría intercambios largos debido a su período de inactividad". Esos intercambios extensos, extenuantes, que derriten alguna idea fresca. Por eso toma aire, oxígeno es lo que le falta. Es una cuestión de insistencia, seguidilla necesaria que continuará en la próxima cita de las grandes. La de Miami, el próximo Masters 1000, desde el miércoles venidero. Su última pelota marcha lejos, detrás del rectángulo azul. Rafa logra el game decisivo sin perder un punto. Levanta los brazos y lo abraza. "Fue encantador lo que hiciste", le dice Rafa a Delpo. "Ganá el torneo", le responde Juan, amargado. Desconsolado, como sólo los grandes deben sufrir. Éste es el camino. Largo, complejo, extenuante. Competencia, partidos, acción. Roce con los top 10, aunque por ahora parezcan lejanos.
Saluda al público, es ovacionada su retirada. No se le escapa una sola sonrisa por su destacada acción en la semana, sólo ve el hoy, el ahora. "Estoy amargado porque perder no es nada lindo. Él jugó mucho mejor. No se le puede regalar nada", lanza. Dientes apretados y visión de futuro. Porque el sendero parece largo, pero ya dio esos primeros pasos que desnudan su mentalidad ganadora. Esa que permanece intacta.
Las sensaciones de Del Potro
"Él mejoró y yo empecé a sentirme confuso con mi saque. Me sentía muy bien con el 4-1, pero... Jugás contra Rafa, y hay que mantener el nivel hasta el final. Si no lo hacés, perdés"
"Ahora que pasó tan poco tiempo estoy más triste por la derrota y no pienso en el buen torneo que hice, pero con el correr de los días veré que es bueno alcanzar otra semifinal"
"Subo puestos en el ranking y sé que estoy en el camino correcto. Ojalá en la segunda parte de la temporada esté en condiciones de competir contra los mejores"
51 sería el puesto de Juan Martín a partir de mañana. Comenzó el torneo en el puesto 90° y logró 360 puntos por la semifinal.
Las sensaciones de Nadal
"En general, creo que fue mi mejor partido en Indian Wells hasta ahora. Y lo he logrado ante un gran rival. Juan Martín es un gran campeón y me alegro de que esté de vuelta"
"Para mí, lo más importante es llegar a la final. Una victoria como ésta es muy importante y me da mucha confianza. Llegar a la final en el primer Masters 1000 es una noticia fantástica"
"Necesito intentar tomar ritmo y la línea adecuada para sentirme bien yo. A partir de ahí puedes empezar a pensar en cómo ganar el partido. Sentirme bien, ser uno mismo"
3 caídas con top ten, desde que volvió a los primeros planos: Nadal, en Indian Wells, Roddick, en Memphis y Verdasco, en San José.
LA NACION - Movimientos bruscos, envíos profundos, ángulos variados. Juan Martín del Potro toma nota del derroche de sudor de Rafael Nadal y lo convierte en un trapo humedecido, arrojado en el cemento ardiente californiano. El juego va 4-1 para el tandilense de la resurrección más asombrosa, el hombre de la muñeca derecha vuelta casi a la plenitud y una mente fresca, reforzada con el instinto aquel. El servicio del mallorquín es esencial: si lo pierde otra vez, esa suerte de soga de la que se toma para no caer en el vacío cederá de una buena vez. Pero por algo Rafa es un grande. Y por algo, Juan Martín está en camino. De pronto, el partido se transforma con su precisión extraviada, con su potencia adormecida, con su contragolpe feroz. Abre la mano bien grande: 5-0. Cinco puntos seguidos logra el mallorquín, el amigo de Juan Martín, que por esas alturas toma nota del presente, de su realidad: su ascenso es asombroso, su regreso es meteórico, pero esos peloteos largos, de casi un minuto, contra el rey del desgaste físico, le provocan mareos. Le cuesta respirar: se queda sin energía, sin combustible. Puede pasar, a los 22 años. Puede pasar, aun con un descanso mayor porque no actuó contra Tommy Robredo, lesionado. Puede pasar porque su ritmo de competencia aún pide pista. Partidos, victorias, derrotas. Más partidos, más roce, más acción. Si hace un año apenas jugó seis encuentros. Si en este año acaba de meterse en cuatro semifinales seguidas, un título y un ranking que, según la cuenta, alcanzaría el puesto 51 desde el lunes. Casi 40 puestos para arriba, en esta suerte de escalada triunfal.
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