Mariano Werner se quedó con el callejero de Buenos Aires - El piloto entrerriano con su Toyota se impuso en el Súper TC 2000 por las calles porteñas; el podio lo completaron Cacá Bueno (Ford) y Jorge Trebbiani (Ford).
El piloto entrerriano Mariano Werner (Toyota) se adjudicó hoy el triunfo en la vibrante competencia final que Súper TC 2000 llevó a cabo en el inédito trazado Callejero de Buenos Aires, en el marco de la segunda fecha del campeonato 2012 de la categoría.
En una final emocionante, en la que el exigente trazado le pasó factura a más de un participante, el piloto del equipo Toyota se impuso ante el brasileño Carlos "Cacá" Bueno (Focus), mientras que el compañero de equipo del carioca en el PSG16, el "Bochita" Jorge Trebbiani (Focus), completó el podio
Un comienzo picante tuvo la competencia, con el cordobés José María López (Linea) buscando por afuera al poleman de la clasificación, Christian Ledesma (Cruze), al final de la recta de la 9 de Julio pero perdiendo la contienda y retrasándose hasta el cuarto lugar del clasificador, con Facundo Ardusso (308) y Werner por delante.
En el giro siguiente, Ledesma sufrió un problema con una manguera de la caja de su Chevrolet y debió entrar a boxes, perdiendo el liderazgo de la competencia, que recayó en manos de Ardusso, y quedando retrasado en el clasificador.
A partir de allí, el piloto de Las Parejas, que en sólo dos vueltas pasó de tercero a líder, administró la punta y exprimió a fondo su Peugeot hasta que más tarde dijo basta.
Mientras tanto, Matías Rossi, ganador de la primera fecha de la categoría en el Cabalén y último campeón de la categoría, completó un fin de semana para el olvido al quedarse en la sexta vuelta por un problema con su Toyota, que tuvo principio de incendio en el ingreso a Diagonal Norte.
El propio piloto de Del Viso se bajó con su matafuegos a intentar detener las incipientes llamas y se despidió prematuramente de la competencia, que quedó neutralizada.
En el reinicio, y luego de varios giros, Ponce De León se pasó en el ingreso a la 9 de Julio y terminó fuera de competencia, mientras López y Canapino padecieron sendos problemas con sus cajas y debieron abandonar.
Al mismo tiempo, Werner se mantenía segundo y expectante ante un Ardusso que no mostraba grietas en su andar, en tanto Bueno ascendió paulatinamente y llegó hasta el tercer lugar.
Hacia el giro 25, la exigencia del Callejero se notaba en un nuevo abandono, el de Leonel Pernía, quien venía cuarto, por problemas de temperatura en su Fluence.
Ardusso se había escapado, pero un nuevo ingreso del auto de seguridad juntó al pelotón y lo dejó amontonado para encarar las cinco últimas vueltas de la carrera. Por su fuera poco, casi en simultáneo, al Peugeot 308 del piloto de Las Parejas le apareció un problema en el paddle shift y la incertidumbre sobre el estado de la caja de velocidades de su unidad mantuvo en vilo a su equipo y al TTA de Werner, que venía como escolta y con muchas chances de pasar a ser el primero de la carrera a pocas vueltas del epílogo.
Finalmente, la incógnita se despejó apenas se produjo el relanzamiento, ya que el santafesino se fue derecho a boxes y el entrerriano pasó a liderar la competencia, acosado por el brasileño Bueno, quien quería dar el gran golpe de visitante.
Sin embargo, el piloto del TTA aguantó la embestida del carioca y se alzó con una victoria importantísima en una escenario inédito para el automovilismo nacional.
La próxima competencia de Súper TC 2000, según el calendario que brinda la categoría, será en el autódromo de Rosario el 22 de abril.
Primero fue el turno de Fiat Línea Competizione. Hernán Llamazares se impuso hoy en la final de la monomarca Fiat Linea Competizione y se convirtió así en el vencedor de la primera carrera decisiva disputada en el inédito circuito Callejero emplazado en la zona céntrica de la Ciudad de Buenos Aires.
En la que seguramente será la última carrera de la FLC antes del desembarco del Punto Abarth, detrás de Llamazares arribaron Federico Braga y Federico Depauli.
Más atrás en la mañana porteña arribaron Bruno Marioni, Hugo Ballester, Federico Siaccaluga, Pablo Melillo, Cristiano Rattazzi, Alfredo Tricarichi y Christian Romero.
Werner: "Fue la victoria de mi vida"
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El piloto entrerriano vivió la mayor alegría de su carrera; "Lo de la vuelta de honor fue único", dijo. Por Xavier Prieto Astigarraga
Tan paranaense como la costanera de la capital entrerriana, Mariano Werner visitó por primera vez Buenos Aires cuando estaba en sexto grado, época ya de karting para él. Anduvo por el Cabildo, el Teatro Colón... Nunca volvió desde entonces a tomar un subte, hasta anteayer, cuando concurrió al circuito en medio de la gente y bajo tierra. Identificado él con los colores de Toyota, algunos lo miraron con molestia y dos o tres entrerrianos lo reconocieron. Nunca se radicaría en la urbe porteña, pero sólo por el tránsito. "Si no, sería lindo vivir acá", cree. "Pasé hace una semana por Buenos Aires y ya se me puso la piel de gallina", contó ayer, cuando el trofeo con forma de Obelisco ya tenía destinado el mejor lugar de su casa.
Estaba exultante el muchacho, de 23 años. "Voy. Quiero verte ganar", le había dicho José, su papá, venido de Entre Ríos. Mientras estuvo en carrera, Mariano casi se olvidó de que estaba en el centro porteño. De todo el paisaje urbano volvió a percatarse no bien cayó la bandera de cuadros, cuando hasta podía escuchar a los fanáticos gritar para saludarlo, pese al ruido del motor. Llegó a los boxes entre aceleradas (con embrague) de festejo y saltó y gritó en el podio a lo Michael Schumacher. Como Cacá Bueno (2º) y Jorge Trebbiani (3º), fue llevado en autobomba desde ahí hasta la sala de conferencias de prensa, y lo saludaban hasta aficionados que estaban en paddocks corporativos de marcas adversarias.
"Si bien fue muy lindo ganar en Paraná, lo que viví en esta vuelta de honor fue único. Ésta es la mejor victoria de mi vida. Cumplí dos sueños: correr acá y ganar en un callejero. Estoy muy feliz", soltó el piloto de Toyota. Que enseguida agradeció al equipo, una vez y otra. Había un motivo: largos períodos de vacas flacas y caras largas, soportados por su jefe, Darío Ramonda, y los colaboradores. Una carrera, también urbana, insólitamente perdida en Santa Fe en 2011, y con ella, luego el título, fue el punto más bajo. Eso y la presencia de Matías Rossi, el campeón, en la escuadra, relegaron a Werner en la figuración. "Toyota me aguantó cuando no se daban las cosas. Uno se amargaba por los malos momentos. Y había unas cosas de mi parte que no estaba haciendo bien, estaba llorando un poco en las últimas carreras", admitió Mariano.
Pues bien. Esa figuración reapareció, y con creces, con el resonante triunfo en l a Reina del Plata. Lo heredó de Facundo Ardusso ("lo felicito. No lo acompañó la suerte") y lo defendió con la dirección herida -un problema para girar en la curva 1- frente al brasileño Bueno. "Era un sueño ganar y lo conseguimos. Perdón por haber hecho un poco de ruido... Dedico el triunfo a la gente, que soportó los inconvenientes", manifestó.
Mucho más temprano había estado, como piloto y como feligrés al mismo tiempo, en la Catedral, donde hubo una bendición general al Súper TC 2000 y misa. "El de arriba me ayudó", apuntaría más tarde Werner, consumada su obra. La misma que lo hacía lucir una corona de laureles, justo en un Domingo de Ramos.
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