“La Rana” recibió su abono para ir a la cancha, lo que pone fin a un alejamiento de varios años del club de sus amores. A veces, una foto dice más que mil palabras. La escena de Daniel José Valencia recibiendo su abono para ver los partidos de Talleres significaba el fin de una etapa en la que el club y el ídolo estuvieron separados. “Orgullo Eterno. Grande Daniel. ¡Muchas gracias!”, consignó el club en su Twitter. "Feliz de estar nuevamente en mi casa", fue la respuesta de “la Rana”, por la misma vía, tras la recomposición de una relación que arrancó por un reconocimiento.
Torneo Federal A
“Esto arrancó por un amigo. El vicepresidente Néstor Quiñones me llamó cuando estaba en Bolivia. Fue para la presentación de la camiseta naranja, que se usó en un momento muy lindo de la historia. Le dije que a mi regreso lo llamaría. Me junté con él, tomamos un café y fui a la sede. ‘Cacho’ es una persona que tuvo cariño futbolístico. Me ofreció el carné y le agradecí nuevamente porque volví a entrar a mi casa. Me produce recuerdos muy lindos de cuando jugaba. Fue muy rápido. ¿Si me dieron la camiseta naranja? No, todavía. Antes estuve en feria del libro”, dijo Valencia, quien recibiría la camiseta en el partido contra Mitre de Santiago del Estero, en el estadio Kempes.
–Fue un buen reinicio...
–Ojalá sea el comienzo de muchas cosas en común. Tiene que ser así. Hablando se entiende la gente. Yo busqué acercarme de cualquier manera. Hablé con todo el mundo y quería saber las causas. Uno a veces se equivoca también. Uno está caliente. Di un parecer en Facebook. No agredí a nadie. Me gustaría hablarlo. Y lo voy a aclarar. Como también me gustaría que me explicaran el por qué de lo que pasó antes. Somos personas grandes.
Después de haber acompañado la gestión de Carlos Ahumada como gerenciador de Talleres, Valencia notó que en las distintas conmemoraciones y homenajes organizados por el Fondo de Inversión su nombre nunca aparecía. Es más, su hijo, Daniel, fue dejado libre en el semillero. “No voy a ver a los dirigentes hasta que le levanten la sanción de prohibirle la entrada a Valencia. Quiero ver la vuelta de Talleres a la B Nacional con él, al lado de todos los hinchas”, dijo hace poco su compadre Luis “Hacha” Ludueña.
“Yo lo entiendo. Le pasó lo mismo con los hijos. Se mezclaron las cosas. Y cuando te tocan a los chicos, vas a reaccionar. Es lo que uno siente en el momento. Le agradezco el apoyo a Ludueña. Pasó un mal momento. El robo que sufrió. El tema inseguridad está en todos lados. Pero estoy bien. Volví a nacer”, comentó Valencia.
–¿Supiste al final qué pasó?
–Hablé con Quiñones. Veremos luego. Esto ha sido muy reconfortante. Es el club de la familia. La puerta está abierta.
–¿Charlaste con Fassi?
–No. Estuve afuera. Si llega el momento, dependerá de ellos.
–Carlos Ahumada fue el único que te dio un lugar en Talleres...
–Sí. Todo el mundo me lo comenta. Pero ya no quiero hablar más de ese tema. No le hace bien a nadie.
–Venís de Bolivia...
–Estoy recién llegado. Fue por tres meses. Me fue bien. Estuve antes por Venezuela y Ecuador. Luego fui a visitar a la familia de mi esposa y en San José de Oruro, donde jugué cuatro años, y di charlas. Hice algunos asesoramientos porque de alguna manera el fútbol boliviano no está en un buen momento. Ahora de nuevo en Córdoba y con esta situación que me pone muy feliz. No era sorpresa porque ya sabía que me iba a reunir con Quiñones, pero sí lo fue entrar a la sede.
–¿Hacía mucho que no entrabas?
–Sí. Una vez entré porque mi hijo estaba haciendo cola para sacar entrada para un clásico con Belgrano con otros amigos. Estaba desde la noche. Y ahí hablé con Ernesto Salum para solucionarlo.
El presente y el equipo
“Con este acercamiento, hay que hablar. Hay que unir todo”, anheló Valencia.
–¿Qué has visto del equipo? ¿Es candidato?
–Con esto de la tecnología, estoy al tanto de todo. Mi hijo se maneja bárbaro con esto. Hubo una multitud en el Kempes. La gente que estaba conmigo en Bolivia no podía creer que era tercera categoría del fútbol argentino. Me llamó la atención que el cariño de la gente siga intacto. Pero creo que Talleres está obligado a ascender. Por todo lo que representa el club. No es fácil. A algunos jugadores les hará bien y a otros no tanto. No sé si han jugado con esa cantidad de personas. La presión es grande. En el fútbol, hoy se trata de ganar por equivocaciones. La mayoría de los equipos tratan de ganar así. Y las excepciones son los que quieren jugar buen fútbol. Hay entrenadores jóvenes que buscan el espectáculo como Marcelo Gallardo, Rodolfo Arruabarrena. Yo pagaría para ver el Talleres de aquella época o a River o a Barcelona. Es como una buena película.
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jose Valencia
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