Abrumador respaldo a Orlando Cruz - KISSIMMEE - Muchos acudieron por curiosidad, otros por amor al boxeo. El resultado al final del día fue cerca de 3,000 fanáticos abarrotando el Kissimmee Civic Center para ver a Orlando ‘El Fenómeno’ Cruz en su primer combate desde que se declaró públicamente homosexual hace unas semanas.
Por José Sánchez Fournier / Enviado Especial
El que la pelea resultara más amena y pareja de lo que se esperaba fue simplemente una grata sorpresa para los presentes.
Casi unánime fue el apoyo que Cruz recibió cuando subió al ring para medirse a Jorge ‘El Feroz’ Pazos. Y el peleador de Quintana no defraudó al público.
Vistiendo una colorida y brillante trusa vino y verde que parecía más una falda-taparrabos que un pantalón de boxeo, Cruz deleitó a los presentes, algunos que previo al combate de anteanoche nunca habían acudido a un evento pugilístico.
Ese fue el caso de Petra Gómez, una hispana residente en Orlando, quien declaró: “Esta es la primera vez que vengo (a un cartel de box)”. Vino porque entendía que el cartel no será prontamente olvidado. “Esto es historia. Es muy emocionante ser parte de esto”.
Lilly Taft fue otra novata en menesteres sobre el entarimado que dijo presente en el cartel de Kissimmee.
“No había venido antes”, indicó Taft. Agregó que compró su boleto porque quería ver pelear a Cruz, el primer boxeador de alto rendimiento abiertamente homosexual. “Sí. Fue por eso que vine”.
El respaldo a Cruz fue abrumador.
Claro está, no faltó la nota discordante. Esta vez fue provista por un grupo de fanáticos naturales de Panamá, quienes acudieron a ver a su paisano Vicente Mosquera medirse al nigeriano Daniel Attah en un choque de antesala.
Como no tenían vela en el entierro estelar, el grupo de siete hombres decidió hacer de abogado del diablo y arrojó un puñado de comentarios salpicados de homofobia durante la contienda.
“¡Ten cuidado que ese lo que quiere es besarte!”, dijo en voz alta un miembro de la turba. Tenía puesta una guayabera crema y la cabeza rapada.
A mediados de combate, cuando el rostro de Pazos comenzó a tornarse carmesí por inflamación, otro de los miembros del grupo gritó, “Eso no fue por un puño. Eso fue que te arañó con una uña”.
Pero sus sonoras sandeces eran ahogadas por los gritos de apoyo que mantuvo durante toda la pelea Dominga ‘Mingui’ Torres, progenitora de Orlando.
Desde primera fila, la mujer apoyó a todo pulmón a su hijo. Orlando la escuchaba claro en el centro del ring.
“Llegó a un punto que hasta pensé parar de pelear y decirle, ‘¡Mami, ya! Cállate y siéntate’”, dijo.
Cruz también utilizó triquiñuelas para intentar desconcertar a su rival. Se le pegaba por detrás en los agarres; lo hacía fallar para luego ripostar con muecas y burlas, lo frustraba mentalmente en cada vuelta.
“Eso es parte del ‘show’”, dijo Orlando tras el combate. “A mí me da gracia porque hice una de las mías y entonces miré a don Paco (Valcárcel, presidente de la Organización Mundial de Boxeo) y él me miró como diciendo, ‘este tipo está loco’”.
Pazos sabía de antemano que su rival intentaría esos trucos.
“No, claro. Ese es su estilo de pelear, para desconcertar”, indicó Pazos, quien fue muy elegante en la derrota. “Pero yo vi vídeos de él peleando y me lo esperaba”.
Aun así, Pazos le admitió a este diario que cayó en la treta en varias ocasiones.
“Es como un jugueteo para que te apresures a tirar golpes. Sí me fui así un par de veces, por su coqueteo”, agregó el perdedor.
Tras el combate, Cruz alabó a Pazos.
“En dos ocasiones me pegó fuerte”, dijo Orlando. Pero yo tengo los pantalones bien puestos. Este es mi momento”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario