FALLECIO EN 1978 A LOS 24 AÑOS - Mario Ortiz falleció con apenas 24 años de edad a raíz de un cáncer. En su corta carrera peleó en 34 oportunidades, ganando en 31. Sólo sufrió una derrota. El destino no lo dejó seguir.
Fueron los periodistas deportivos especializados en boxeo: Enrique Máximo Romero, Roberto Suárez Díaz y Pablo Agustín Rodríguez los que bautizaron como “El Cirujano” a Mario Alberto Ortiz, a comienzos de la década del ‘70, después de un combate del liviano mendocino en el estadio Pascual Pérez.
Incluso Romero en una producción muy comentada que se editó en Los Andes y El Andino, que era el diario vespertino que se publicaba en esos tiempos, lo vistió de cirujano al lado de un quirófano en una sala de operaciones de una clínica del centro de la ciudad que otorgó el permiso para la nota. Apodo que lo acompañó durante toda su corta carrera para graficar que pegaba como si tuviera un bisturí escondido en los puños de sus guantes de boxeo por la precisión y justeza de sus golpes. Mario había nacido en San Rafael el 14 de octubre de 1953 y falleció muy joven con apenas 24 años de edad, el 11 de setiembre de 1978, víctima de un cáncer de columna que en sólo 45 días terminó con su existencia en el mejor momento de su hasta entonces ascendente carrera que empezaba a tener proyección internacional.
“Dios hará el milagro, Mario volverá a caminar” fue el expresivo título de un artículo de la revista El Gráfico cuando aún se encontraba internado en la clínica Mitre, antes de ser trasladado al hospital Español, y todavía existía la esperanza de que pudiera seguir con vida, aunque en la seguridad de que no volvería a pelear por la grave dolencia que sufría en la columna.
“El Cirujano” agonizaba cuando recibió la visita de su gran amigo Luis Darío Felman, acompañado de Mario Alberto Kempes, quienes realizaban una gira por el interior del país con el Valencia de España, donde jugaban. Como también sentía pasión por el fútbol, el “Matador” le obsequió una de las camisetas número 10 del seleccionado argentino que había utilizado en el Mundial de ese año y ambos lo ayudaron a colocársela. Cuando su corazón dejó de latir los gloriosos colores celeste y blanco apretaban su pecho en postrer despedida.
“El Cirujano” se había criado en un hogar muy humilde y desde la misma infancia la pobreza lo golpeó y acorraló contra las cuerdas de la vida que recién empezaba. Quedó huérfano a los 10 años y aprendió distintos oficios para abrirse paso sin caer en los vicios y peligros de la calle:
Fue lustrabotas, canillita, cargó bolsas de harina, aprendió a hornear el pan y a preparar y llevar baldes de mezcla en obras en construcción. Hasta que a los 13 años, cuando se había ido a La Pampa a buscar trabajo, encontró abierta la puerta de un modesto gimnasio y se hizo boxeador amateur. Cuando regresó a su San Rafael natal se puso a las órdenes de Héctor Mora, su primer gran maestro con el que se reencontraría al final de su campaña luego de haber sido dirigido un tiempo muy breve por don Francisco Paco Bermúdez y por Juan Carlos Pradeiro, cuando se radicó en Buenos Aires.
La gran hazaña
Fue representante olímpico en los Juegos de Munich en Alemania 1972, donde a raíz de un inconveniente estomacal se quedó sin la medalla de bronce frente al colombiano Alfonso Pérez. En 1973 se clasificó subcampeón latinoamericano aficionado y ese mismo año hizo su debut en el campo rentado con un rotundo triunfo sobre Héctor Puerta, por KO en el cuarto round, en Tunuyán, el 8 de junio de 1973.
Como profesional enfrentó y les ganó a los mejores referentes de su categoría: Oscar Cachín Méndez, Jorge Polvorita Gómez, Gregorio Albarracín, Miguel Maldonado, Juan Olivera y muchos más. Hasta que el 16 de abril de 1977 se consagró campeón argentino de la división liviano al vencer por puntos tras 12 vueltas a Nicolás Arkuszyn, en el Luna Park. En ese mismo escenario retuvo el título el 13 de setiembre de 1978 ante Julio Campana, al que puso KO en el primer asalto.
Se recuerda que fue protagonista de una de las hazañas más grandes en el historial del boxeo argentino, porque un año antes de su deceso, el 10 de setiembre de 1977 en Buenos Aires, en absoluta inferioridad física porque se había fracturado el brazo derecho en el segundo round, le ganó por KOT en el noveno al campeón uruguayo Gualberto Rubens Valdez, al que con una sola mano envió dos veces a la lona en una demostración de coraje y amor propio en una noche memorable y con el público del Luna Park que terminó aplaudiéndolo y ovacionándolo de pie.
“Con un brazo de oro y otro lastimado” fue el título del conmovedor comentario de Ernesto Cherquis Bialo, que firmaba sus artículos como Robinson en las páginas de El Gráfico. Como profesional hizo 34 peleas con 31 victorias (17 por KO y 7 por abandono), 2 empates y 1 derrota. Producción: Carlos Campana – Textos: José Félix Suárez – Ilustración: Guillermo Iragorre
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