viernes, 22 de junio de 2012

HIPODROMO DE BARRIO JARDIN

Día de la Bandera: receta efectiva - Jungle Count le sacó cuatro cuerpos a Anestesia y festejó en el Clásico. El stud Marquito ya había ganado el 25 de mayo. La Voz
Parece que los del stud Marquito no piensan dejar muñeco en pie en el hipódromo de barrio Jardín, ya que aplicando la misma receta del 25 de mayo pasado –en la que La Virgin Gorda les pasó el trapo– ayer no dejaron ni las migas en el Clásico Día de la Bandera con Jungle Count, que llegó cuatro cuerpos antes que Anestesia, al emplear 1m37s51/100 para los 1.600 metros de carrera.



Relativamente descuidado por los “catedráticos” de turno, ya que de los de antes van quedando pocos, a la hora de pasar por ventanilla el alazán quintuplicó los dinerillos de aquellos que sí confiaron en sus manos y patas, como que vino a cinco pesos por pera, mientras que a placé pagó 1,40.



El golpe lindo fue el que dio la trifecta conformada por Jungle Count, Anestesia y Fire Tango, que dio 625,25 por cada peso jugado.



Claro que para quedar trepado en lo más alto del marcador, este hermoso hijo de Southern Halo y Joya Surera necesitó que sobre su lomo se luciera José Noriega, hijo del recordado Hugo de las cuadreras y sobrino del afamado “Chupino” de los máximos, Juan Carlos.



Tal vez producto de esa combinación genética es que “Josecito” no se volvió loco no bien la “Chula” les dio el pase hacia el disco en el momento preciso.



Porque si bien él sabía que la prueba era brava y que sería precisamente Claudio Glades quien haría la punta con Anestesia, esperó que la carrera se armara de lleno para recién ahí ir a buscar a la puntera.



Que no iba sola, ya que en los primeros 400 tuvo de compañero a Calculado Prize y por un ratito al tordillo de los Quintana, Bien Toi. Fue allá por la mitad del codo en que Noriega decidió encimar a la de Glades, no sólo para sofocarla sino también como para tantear cuánto rollo le quedaba, ya que todo indicaba que su intención era de venirse de un viaje.



Fue así que pegaditos como un alfajor la yunta puntera embocó la recta de los gritos, presagiando un final de aquellos. Pero bastó que Noriega le cerrara los tacos al crédito de Alejandro Ortiz para que se despejaran las incógnitas.



Apoyado en el filete y con un galope fenomenal, Jungle Count remató los últimos 300 como si recién hubiese largado, permitiéndole a su joven jinete comenzar a festejar, látigo en mano, unos cuantos metros antes de cruzar el disco. Y estaba muy bien.

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