martes, 8 de mayo de 2012

INDEPENDIENTE 2 TIRO FEDERAL 0

Diabluras desde el banco - Independiente dio un gran paso rumbo a la final gracias a dos goles de Nicolás Aranda.
NEUQUÉN (AN).- Independiente vivió una tarde perfecta, con clima de final, tribunas nutridas y una victoria que lo deja muy cerca del ansiado pase a la final por un ascenso directo en el Torneo del Interior. El 2-0 contra Tiro Federal en el partido de ida es más de lo que se podía pedir, al menos en la previa. Ahora, la historia se define en Bahía Blanca.

Hay cuestiones que se repiten en el Rojo: que el 11 titular sale de memoria y que los últimos goles claves surgen desde el banco. Ante Real Madrid de Río Grande fue Juan Carpinello quien entró en el epílogo para abrochar la clasificación. Y ayer fue Nicolás "Panadero" Aranda, que ingresó a los 21 del ST y marcó el doblete.

Estos primeros 90 minutos se jugaron con los dientes apretados. Una verdadera batalla final. Con pierna fuerte, mucha entrega, intensidad y pocas chances de gol. El cotejo se puso rápido cuesta arriba para Tiro Federal porque promediando el PT tuvieron que dejar la cancha por lesión Mancinelli y Leobono. El DT Gustavo Echaniz debió reorganizar sus huestes y cambiar el dibujo. Lo logró en el PT porque en el dueño de casa hubo pocas ideas y sólo la pegada de Orlando Porra hizo daño en ciertos lapsos del partido. La visita tuvo la más clara en el inicio, con un mano a mano que erró Jonathan Auday.

En el complemento la historia cambió porque Independiente arriesgó. Gustavo Coronel mandó a la cancha a Carpinello en lugar de Jesús Mora y el local ganó en velocidad y profundidad. Claro, Tiro tuvo otra clara en los pies de Auday, que volvió a fallar. El momento bisagra se produjo a los 21 con el ingreso de Aranda. Es que el "Panadero" esperó sólo 3' para hacer daño: Porra armó una apilada y le cedió el balón y Aranda, después de enganchar, clavó el balón en el primer palo. La visita fue por la igualdad, merodeó el área de Nicolás Peralta pero se desordenó y lo pagó. Porque a los 44, en un momento crítico del local, Carpinello desbordó y su centro acabó en otra gloriosa entrada de Aranda.

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