Rompió con su entrenador Martín Díaz - Yésica Patricia Marcos, que todavía no sale de la vorágine de su última gran pelea, ante Ana Julaton, volvió al ruedo no para anunciar un combate, sino para decir que quiere cambiar de aire y así empezar una nueva vida en su carrera boxística.
La noticia de la desvinculación de su técnico Martín Díaz, que la acompañó prácticamente desde sus comienzos, no deja de sorprender ya que ambos se encontraban en el mejor momento de esa carrera conjunta que comenzaron a transitar el 6 de setiembre de 2008 con el debut rentado de la actual bicampeona mundial supergallo AMB/OMB.
El destino del Bombón Asesino parece estar en Guaymallén, donde ya tuvo ofrecimientos por parte de un empresario de la noche, quien se encargaría de organizarle los combates.
–¿Ya es definitivo tu alejamiento de San Martín?
–Por supuesto. Es una historia larga. Primero tendría que hablar con el intendente, que es a quien le tengo que cumplir. Mi idea es seguir representando a San Martín, a pesar de cambiar de lugar de entrenamiento.
–¿La ruptura con Martín Díaz fue por algo en especial?
–Yo adoro a las personas que han estado a mi lado, pero todo tiene un principio y un final. Así es la vida. Yo hablé con Martín Díaz y me dijo que ya se había jugado la última ficha conmigo y que me buscara otro entrenador. Hice lo que tenía que hacer: buscar un lugar para entrenar. La soga se cortó. No soy ninguna santa y admito mis errores.
–¿Ya tenés técnico nuevo?
–Estoy trabajando con un profe nuevo. Creería que él va a ser el técnico, aunque todavía no hay nada en concreto. Imaginate que no sé ni el nombre. Todo esto es duro, pero tenía que hacer un clic.
–¿Es verdad que ya se te acercó un empresario para manejarte la carrera?
–He estado hablando con una persona para que él me organizara todas las peleas. Es como para no estar tan desorientada en esto. Sólo me ayudaría.
Ante esta noticia, la gente del Municipio de San Martín salió a dar su postura de la situación. “Vamos a seguir apoyándola como siempre. Respetamos su decisión”, dijo el director de Deportes de esa comuna, Cristian Martín.
Una dupla exitosa
Yésica Marcos y Martín Díaz, actualmente desvinculados, hicieron historia en el deporte mendocino al lograr dos títulos mundiales. Atrás quedaron las alegrías y el esfuerzo compartido en el surgimiento del Bombón
Por Juan Ignacio Blanco
jiblanco@diariouno.net.ar
El boxeo mendocino, a lo largo de su historia, ha brindado duplas de boxeador-rincón que no sólo han brillado en esta tierra, sino que también elevaron a niveles siderales a nuestro pugilismo, algo que sirvió para formar la prestigiosa “escuela mendocina”, esa que profesa el “arte de pegar y no dejarse pegar”.
Yésica Patricia Marcos y Martín Díaz, quienes se encuentran desvinculados por propia decisión, son el último gran exponente de ese binomio que delimita, cuando está arriba del cuadrilátero, la amistad que puede reinar en la cotidianidad de los involucrados.
Nadie discutirá las condiciones boxísticas del Bombón Asesino, quien gracias a un estilo de combate sumamente complejo, por la cantidad de recursos, y agresivo supo alcanzar la gloria, primero en el campo amateur y luego en el profesionalismo, donde se colgó los campeonatos intermedios Sudamericano, Argentino y Fedefem AMB, y los mundiales AMB y OMB de la categoría supergallo.
Pero detrás de cada boxeador está la otra parte, la que impone límites, la que aconseja, la que guía, comprende y reniega. Y en ese estrato está la figura del entrenador, en este caso puntual, Martín Díaz.
Si bien Yésica no comenzó su carrera con el Gordo y boyó por los gimnasios de Roberto Martínez, Héctor Ponce y hasta de la mismísima Marcela Eliana Acuña, fue ese grandote fornido el que se encargó de pulirla para que la piba del barrio Los Parrales se lanzara al estrellato internacional.
En el medio hubo alegrías, discusiones y amarguras. Pero las primeras siempre se pusieron delante de las “pálidas”, para seguir impulsando a esta dupla que cosechó elogios y trascendió fuera del estrato meramente boxístico.
Yésica y Martín, acompañados por el empuje de Cristian Etem y el intendente Jorge Omar Giménez, quien además la adoptó como una hija, y sus propias familias, se encargaron de engalanar noches históricas para el boxeo local, donde la licencia número uno del pugilismo femenino reunió un promedio de 25 mil personas en cada ocasión (fueron cuatro peleas mundialistas en el Juan Pablo II).
Cuando esas luces comenzaron a aflorar, los recuerdos de las primeras profesionales de la Yesi, donde la piba no tenía ni ropa para boxear y donde usaba el único conjunto que tenía desde su etapa amateur, no quedaron atrás. Es más, potenciaron el sueño de que ella, de una vez por todas, dejara atrás su duro y condicionante pasado impuesto por una niñez y adolescencia malogradas y llenas de abusos.
En muchas oportunidades, los “tres ángeles de la guarda”, como llama (o llamaba) la Yesi al trinomio compuesto por Díaz, Etem y Martín, tuvieron que sacar la billetera para bancar el proyecto que englobaba a la deportista, que comenzó con su carrera hace aproximadamente 16 años.
Bolsas sin cobrar, porque si no, no se le podía pagar a la rival; concentraciones en casas propias, en vez de que fueran en hoteles, y almuerzos familiares (ella era una más) tuvieron su cometido: que la Yesi tuviese su casa propia, además de lograr ser alguien en su vida.
La química que los unía parece haberse quebrado. Ella continuará por su lado y él seguirá enseñando boxeo en el San Pedro, aunque dejaron algo marcado a fuego en la historia mendocina y que seguramente será difícil de igualar.
Esta dupla exitosa, a pesar de todo, quedará en la historia junto a Bermúdez-Locche, Corrientes-Corro, Chacón-Bracamonte, Chacón-Reveco y Chacón-Barros, entre otras tantas que no llegaron.
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