VOLVIÓ AL RING 20 MESES DESPUÉS DE QUE SU PADRASTRO LE
PEGARA CUATRO TIROS - Rola El Halabi, una campeona inmortal. 6 años y 10 meses fue sólo la condena de prisión del
asaltante de Rola. Rola El Halabi recuerda con precisión todo cuanto aconteció
el 1 de abril de 2011 en las tripas del Arena Card de Berlín. “Estábamos en el
vestuario mi entrenador, el médico y el fisioterapeuta, y él entró con una
pistola en la mano gritando: ¡Fuera, todos fuera”.
Apenas quedaban unos minutos para que se iniciara la pelea
por el título mundial vacante de los pesos ligeros entre la púgil alemana, de
origen libanés, y la bosnia Irina Balijagic. Era el último de los 10 combates
programados esa noche, que ya había escuchado la octava cuenta atrás. Unas 800
personas aguardaban a la nueva estrella del ring. Su origen árabe alimentaba
aún más las expectativas. Hasta Al Jazeera se interesaba en esos tiempos por
sus peleas.
Con la puerta bloqueada para que nadie pudiera interrumpir
la escena, Rola, 27 años, se quedó en aquel cuarto sola con Papá, como llamaba
a Roy Hicham El Halabi, de 45, un orfebre kuwaití que era su padrastro.
Previamente, el asaltante había disparado en las piernas a los dos miembros de
seguridad que intentaron impedirle el paso.
“Cuando estaba a tres metros de mí, me disparó en la mano
derecha. Empecé a llorar y a gritar”, confiesa la joven al diario alemán Bild.
“Entonces disparó otra vez, al pie izquierdo. Caí al suelo y le supliqué que me
dejara. ‘Lo tienes todo, ¿qué más quieres? Deja el arma y todo habrá acabado’,
le dije. En ese momento amenazó con pegarse un tiro, pero es un cobarde. Me
volvió a apuntar y me disparó en la rodilla y en el pie derecho. ‘Lo has
arruinado todo, mira lo que me has obligado a hacer’, me gritó”.
La boxeadora germano-libanesa cayó por puntos ante la
italiana Luca Morelli en el mundial de peso ligero
Probablemente, este thriller pasó por la cabeza de El Halabi
cuando 20 meses después se vio sentada en la misma camilla instantes antes de
la pelea que le enfrentó por el título que quedó pendiente de los ligeros ante
la italiana Lucia Morelli. Combate que perdió por puntos la púgil alemana.
“Pero me ha servido para ver que en la vida jamás debes
desistir”, cuenta ahora Rola, que aquella noche fue trasladada de urgencia a un
hospital berlinés, mientras la policía detenía a su padrastro, que había sido
su forjador y su apoderado. “En el boxeo vi una oportunidad para la libertad”.
El móvil de la enajenación de Roy fue que su hija había
comenzado una relación con un hombre casado, griego ortodoxo, que nunca fue
aceptado por el orfebre. La joven se había enamorado del hombre, que rompió su
antigua relación, renunciando durante un año largo a los rings, a pesar de que
era dos veces campeona del mundo de la categoría. Esa noche era su vuelta a los
cuadriláteros.
Las continuas amenazas que había recibido Rola de su
padrastro no habían surtido efecto alguno, que optó por el camino de la
independencia. “Nunca toleró que me comunicara con otros hombres. A los 20
años, cuando se enteró que había intercambiado algunos emails con un chico
inglés, me amenazó con una espada. Por suerte mi madre intercedió entre ambos”,
recordaba la boxeadora en la prensa alemana. Al novio griego intentó atacarle
una tarde.
Rola tuvo que permanecer unas cuantas semanas en una silla
de ruedas y cuando se celebró el juicio no era capaz de cerrar el puño.
Sorprendentemente Roy sólo fue sentenciado a seis años y 10 meses de cárcel por
intento de asesinato, mientras su hijastra intentaba día a día volver a
caminar.
Un milagro le ha devuelto ahora al cuadrilátero, donde su
historia habla como sus tatuajes. Molon Labe. En griego, conseguirás lo que te
propongas. Una leyenda espartana. Lo que es Rola.
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