Huracán debutó con una victoria en el Argentino “B” - En un flojo partido, Huracán abrochó un triunfo en su debut
en el Argentino “B” al superar a Petrolero Austral de Río Gallegos por uno a
cero, con gol conseguido a los siete minutos del primer tiempo por intermedio
de Agustín Gil Claroti, aprovechando un rebote de un excelente remate de David
Rodríguez que dio en el travesaño y picó hacia el medio del área chica, donde
el goleador no tuvo problemas para empujarla al fondo del arco. Un deplorable
arbitraje registró el caletense Raúl Alejandro Gordillo, acompañado por la
falta total de colaboración y errores de sus colaboradores.
Por una falta flagrante se fue expulsado el defensor de
Huracán Facundo Ercoreca, cuando restaban más de 25 minutos de partido.
El juego seguido por buena cantidad de público, en una
jornada de llovizna permanente, terminó dejando al ganador en deuda con su
gente, puesto que de los esperanzadores primeros 25 minutos, pasó a un segundo
tiempo cargado de imprecisiones, dudas y falta de volúmen de juego.
La nota discordante la dio el árbitro. Anuló un gol legítimo
de Petrolero en el primer tiempo, dejó pasar dos claros penales a favor de
Huracán en ese lapso de juego y más tarde su falta de autoridad y capacidad lo
conllevaron a una tarea bochornosa, a tal punto que a dos metros de la falta de
Ercoreca sobre el volante Matías Bórquez, no cobró absolutamente
nada. Agobiado por los reclamos de los jugadores visitantes y el llamado
de uno de sus asistentes le mostró la tarjeta roja, para luego dejar pasar -sin
ponerse colorado- una alevoso planchazo de Carlos Arévalo sobre César
Villarroel, por supuesto que antes y después los pisotones, las faltas mal
intencionadas estuvieron a la orden del día, rubricando el señor Gordillo y sus
asistentes un pésimo arbitraje.
De la ilusión a la desilusión
Huracán arrancó para “comerse los chicos crudos”. Se paró de
entrada en el campo de Petrolero, con sus volantes ganando la zona de
mediocampo y ubicando a Rubilar, Agustín Gil Clarotti y David Rodriguez. Todo
era de Huracán. El visitante no pasaba la mitad de cancha y el arquero Alcaín
era un mero espectador. De entrada un cabezazo de Llesona se fue por arriba del
travesaño, para conseguir a los siete minutos la apertura del marcador. Gran
corrida de Martínez para ceder hacia el medio para Rodríguez. Remate violento
que da en el travesaño; baja (para algunos picó adentro) y salió hacia el medio
del área chica. Allí venía acompañando la jugada Gil Claroti para empujarla y
decretar el único gol de la tarde.
Huracán continuó progresando en ataque y en sus intenciones
de vulnerar la resistencia del arquero Contreras. Como quien dice, había
augurio de goleada.
Actitud, determinación, posesión de la pelota y llegadas,
eran patrimonio de Huracán. Hasta que promediando la media hora un centro desde
la izquierda de Figueras lo dejó en soledad a Arévalo. Marca muy mal la defensa
de Huracán, puesto que los tres hombres que estaban adelantados, no tomaron
participación en la jugada. Arévalo que sale de atrás, lo enfrenta a Alcaín y
lo supera con un remate sin mucha convicción.
El línea lo convalida. El árbitro lo anula. A partir de esa
situación el partido cambio radicalmente. El local se fue desdibujando y
Petrolero fue ganando en confianza, recuperación de la pelota y acercamientos
al arco de Alcaín. Pese a pasajes de juego rudimentario, carencia de velocidad
para ganar el uno contra uno, el visitante le fue perdiendo respeto a Huracán.
Con el corazón, pero sin ideas y consistencia táctica.
El árbitro Gordillo sumó su primer error garrafal cuando
dejó pasar por alto un claro empujón dentro del área de Santoro a Gil Clarotti
y pegadito otra situación similar, esta vez a cargo de Bazán y sobre la
humanidad del delantero del “globo”.
La falta de Ercoreca y su expulsión le termino por poner el
manto de dudas al funcionamiento de Huracán. Del equipo que bien pudo concretar
dos o tres goles en el primer tiempo a este del segundo tiempo, donde hombres
desequilibrantes de la primera parte, parecían no estar participando del juego.
Se apagó Millahual, -se desdibujó Rodríguez- no encontró variantes por derecha
Sánchez, mucho menos Pringles y Rubilar. Apenas Agustín Claroti para
“aguantarla en soledad” y la seguridad de su defensa; con algunos chispazos de
Millahual, para “tenerla”.
Los cambios trajeron algo de oxígeno, pero su ajustada
victoria ante un rival que no mostró un potencial individual y colectivo de
vuelo, termino preocupando a muchos. Por lo menos del funcionamiento inicial
del partido que ilusionó a muchos, pero que se fue apagando paulatinamente. No
habrá que confiarse, puesto que otros no dispondrán de tantas franquicias como
las que cedió en la lluviosa tarde de ayer Petrolero de Río Gallegos.
Fuente: Diario Cronica
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