24 DE AGOSTO PERO DE 1913 GANABA RIVER 2 A 1 - El 24 de agosto de 1913 Boca fue local en Avellaneda, tras
ser desalojado de su viejo estadio de la Dársena Sur. El triunfo fue para River
por 2 a 1, con goles de Cándido García y Antonio Ameal Pereyra, en cada tiempo.
Marcos Mayer descontó para el "xeneize" en el segundo período. El
primer superclásico oficial del fútbol argentino, que se disputó en el estadio
de Racing Club y terminó con victoria de River por 2-1, cumple 100 años.
Boca formó con Juan Virtú Bidone; Juan Garibaldi y Horacio Lamelas; Miguel
Valentini, Marcelino Vergara y Miguel Elena; Pedro Calomino, Angel Romano,
Marcos Mayer, Donato Abbatángelo y Fancisco Taggino.
River lo hizo de la siguiente manera: Carlos Isola; Arturo Chiappe y Pedro
Calneggia; Heriberto Simmons, Candido García y Atilio Peruzzi; Luis Galeano,
Antonio Ameral Pereyra (expulsado), Alberto Penney, Fernando Roldán y Roberto
Graga Patrao.
Antes del primer superclásico oficial, se habían jugado dos amistosos en 1908 y
1912, con victoria de Boca (2-1) en el primero y empate (1-1) en el segundo.
Sábado, 24 de agosto de 2013
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El partido más pasional del futbol llega a la histórica edad
a ritmo de bandoneón, tango y discusiones sobre el resultado, entre las calles
del Obelisco, el Teatro Nacional y el Luna Park.
Es el único partido donde las emociones siempre superan al
juego”, dijo alguna vez Santiago Solari.
Es el partido que concentra todas las exaltaciones de los
equipos más populares de Argentina. El primero se jugó el 24 de agosto de 1913
y lo ganó River, 2-1.
“Es un clásico insuperable”, revela Walter Ervitti, jugador
del Atlante que hasta hace un año jugó este partido defendiendo los colores
Xeneizes; “ninguno de los dos puede vivir sin el otro, son equipos opuestos,
pero a la vez se necesitan”, señala.
Nacieron ambas escuadras en el mismo barrio, La Boca, al
sudeste de Buenos Aires, al lado del Río de la Plata.
El sitio es de difícil acceso y tiene vida marginal que se
enorgulleció de que los genoveses, que fundaron a River primero en 1901 y a
Boca en 1905, estuvieran en este sitio.
“Es el mejor lugar para jugar futbol y la barra de La
Doce, el mejor anfitrión”, revela Jorge Patrón Bermúdez a Excélsior, épico
defensor que ganó seis títulos con Boca Juniors, uno de ellos la Copa
Intercontinental.
Con el tiempo todo el país se dividió en dos partes: o se
era fanático de River Plate o de Boca Juniors.
Precisamente, Boca estuvo a punto de mudarse a Avellaneda en
1914, pero se quedó y construyó el legendario estadio de La Bombonera. River se
fue en 1932 al elitista barrio de Mendoza, apodados ya como Los Millonarios por
la contratación de Carlos Peucelle, la más costosa de su tiempo. Esta
diferenciación de clase causaría un encono más a la revolucionada rivalidad.
“Jugué muchos clásicos en el mundo”, cuenta Matías Almeyda,
que fue jugador y también director técnico de River; “el Lazio-Roma, el
Inter-Milán, el Sevilla-Betis, pero ninguno como el Boca-River, que es único
por lo que te hace sentir.”
Argentina respira futbol. Boca y River son cada uno un
pulmón del país, pero todo el mundo está pendiente de ellos.
La revista inglesa World Soccer lo nombró el
clásico número uno de los eventos deportivos más apasionantes. Radios de
diferentes partes transmiten el juego en vivo, a pesar de que la diferencia de
horarios lo ponga de madrugada. Incluso, este año, trabajadores de la embajada
de Estados Unidos en Argentina subieron un video a Youtube donde polemizaban
sobre el ganador del súper clásico.
“Al margen de cómo marches en la tabla, se vive con una
desesperación por ganar y un miedo por perder”, dice Ervitti.
Como dijo un aficionado de River, “ganarle a Boca es el
mejor orgasmo con la mujer más guapa”. El escritor Roberto Fontanarrosa,
aficionado de Rosario, anotó: “River siempre es un espeso silencio; Boca nunca
dejará de ser carnaval”.
Aunque el siguiente se jugará el 6 de octubre, el clásico argentino
cumple hoy 100 años.
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