jueves, 9 de junio de 2011

GRONDONA VA POR LA REELECCION

La batalla final de Julio Grondona - Motivado por los embates de Passarella y Daniel Vila, el presidente de la AFA decidió buscar su octava reelección; quiénes son sus aliados y qué papel juega el gobierno.
A fines de 2010, Julio Humberto Grondona no lo tenía tan claro. Dudaba, por primera vez, si presentarse o no a su octava reelección como presidente de la AFA. Necesitaba una motivación. "Buscaba rivales, alguien con quien enfrentarse", refieren en su entorno. No fue hasta la irrupción de dos enemigos recientes , como Daniel Passarella, N° 1 de River, y Daniel Vila, el empresario de medios y titular de Independiente Rivadavia, de Mendoza, que el dirigente tomó la decisión definitiva. "Va a ser su última gran batalla", piensan quienes conocen desde hace años al inventor del "Todo pasa". "No va a dejar que los caprichitos de algunos o los negocios de otros se queden con todo lo que él construyó durante años", agregan.

El único vicepresidente senior de la FIFA se ungió como candidato cuando vio que su posición estaba amenazada. Si hace cuatro años buscó consenso, ahora quiso rivales. Como si la victoria final fuese el último caramelo para su ego. "Hay que ver si todos los que ahora se hacen los cocoritos, después se animan a presentarse", dudan en el círculo áulico del presidente de la AFA sobre sus opositores.

Uno de sus aliados, José Luis Meiszner, presidente de Quilmes, en uso de licencia, jura lealtad: "Nosotros somos soldados de Grondona. Él es nuestro guía. Entendemos que lo mejor es que Julio siga cuatro años más". En la misma sintonía aparece Germán Lerche, presidente de Colón, para quien el ferretero nacido en Sarandí es "un animal político y el mejor dirigente del fútbol argentino". Lerche y Meiszner son dos de los candidatos a la sucesión, junto con Julio Grondona hijo, presidente de Arsenal. Cada uno va por una línea distinta. Grondona comparte con Lerche la extracción radical, aunque le restaría puntos ser "demasiado joven" para afrontar el reto de dirigir el fútbol argentino. Meiszner, mucho más curtido en grandes guerras, tiene en contra los últimos conflictos en su club y su estrechísima relación con el poder político. La principal virtud del tercero en discordia, Grondona hijo, es su apellido. Sin embargo, Grondona padre aún piensa que le falta "un golpe de horno" para asumir las riendas de la AFA.

Antes de octubre, cuando habrá elecciones en la casa del fútbol argentino, la familia Grondona tiene otro acontecimiento marcado en rojo. El 18 de septiembre, el patriarca Julio Humberto cumplirá 80 años. Si es ungido presidente por novena vez dejará el mandato a los 84 años. La edad era, justamente, la principal preocupación de sus íntimos. Temían la factura que pudiera pasarle el cuerpo por las miles de horas de vuelo y conflictos si abandonaba el sillón más importante de la AFA. Liliana, su hija, era la que más fogoneaba un retiro con gloria, tal vez, con un cargo honorífico. Sentían que su carrera "ya estaba hecha".

Sin embargo, el hombre que maneja el fútbol nacional desde 1979 viaja todos los años a Zurich para controlarse. En alemán, los chequeos dicen que está perfecto. Y listo para una nueva aventura. Sus íntimos se resignaron: saben de memoria que el mármol de la calle Viamonte es el patio de su casa. Que su vida es pelearse, coquetear con el poder y nadar en adrenalina. "Sabe que es un desgaste físico muy grande, porque ya no tiene 20 años. Pero don Julio se quiere demostrar a sí mismo y a todos que sigue siendo la única alternativa para gestionar la AFA", confiesa alguien que se sienta muy cerca de Grondona en las reuniones de Comité Ejecutivo.

Radical de nacimiento, el hombre que llegó a lo más alto de la FIFA sin saber dos palabras de inglés se casó con el kirchnerismo a partir del Fútbol para Todos. Ambos se necesitan: el Gobierno encontró una plataforma ideal para propalar su discurso. Y la AFA, dinero fresco para las maltrechas finanzas de los clubes. Al menos hasta octubre, el matrimonio no corre peligro. ¿Una prueba? La Casa Rosada será prescindente en la próxima elección y, además, le soltó la mano a Vila en el proyecto de Ley de Democratización del Fútbol, que impulsa el voto de casi 3000 clubes para elegir al presidente de la AFA, contra los 49 dirigentes que lo hacen ahora.

Grondonistas y kirchneristas descuentan que sus líderes serán reelegidos. Y al instante se largará la carrera para el 2015. Grondona, entonces sí, estará fuera de la pelea.

La necesidad de retirarse con un título

Como el Mundial de 2014 todavía está demasiado lejos, la próxima Copa América será fundamental para Julio Grondona. El presidente de la AFA quiere retirarse por la puerta grande y con una selección llena de gloria. "Cree que el torneo continental es una oportunidad histórica", dicen quienes más lo conocen. "Nos tiene que salir bien la jugada. Tanto en la organización como en los resultados. Eso le va a dar aire a Julio para llegar a octubre", agregan.

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