jueves, 23 de junio de 2011

JULIO IBÁÑEZ, EL MAGO DEL CAMPEÓN

“Vine a Olavarría escuchando un consejo de Dios” - Abrazado a su padre, y ante la mirada de un hermano, cuñados y sobrinos, dedicó el ascenso a su mamá, que está atravesando un problema de salud. Su amigo Guillermo Ferreyra (héroe de la noche) confesó que en un momento pensó en largar todo, y el “Vasco” Solaberrieta -el ejecutor que consumó el ascenso- reveló una intimidad de la definición por penales.
Abrazado a su padre, en paños menores, escuchando los gritos de la platea que le pedía que se quede en el Argentino “A”, el genial Julio Ibáñez resumía en su rostro la felicidad y la emoción de todos los jugadores de Racing tras la serie de penales que dio al equipo chaira el ascenso al campeonato Argentino “A”.



“Mi viejo me vino a ver desde lejos y estoy muy feliz de compartir todo esto con él. Necesitaba mucho tenerlo a mi lado, ver a la gente disfrutando. Ahora sólo pienso en festejar y en unas dulces vacaciones, porque fue un año muy duro. La gente no sabe todas las que pasamos; no dieron nada por nosotros y nosotros con sacrificio y con trabajo empezamos a construir esto; mirá lo que es la cancha” dijo el exquisito zurdo.



Ibáñez es muy creyente y depositó en Dios la responsabilidad por su presente. “Vine a Olavarría escuchando un consejo de Dios; estaba sin equipo, no sabía donde ir, no tenía club. Me apoyé en El y hoy estoy acá, disfrutando de todo esto” afirmó.



“No soy ídolo; sólo agradezco muchísimo el cariño de la gente. Aprovecho para dedicarle esto a mi mamá, que no pudo venir porque tiene problemas de salud, pero debe estar muy contenta y espero que esto le dé mucha fuerza. Sabe que la amo mucho y que siempre le estoy muy agradecido” cerró ante la atenta mirada además de un hermano, sus sobrinos y dos cuñados que viajaron desde el Alto Valle y colgaron una bandera familiar debajo de la platea.

Su amigo y hermano, Guillermo Ferreyra, en el último instante de la temporada tuvo la revancha para una campaña que lo persiguió con acciones desgraciadas. “Me pasaron cosas que en los 25 años de fútbol nunca me habían pasado. Las vueltas que da la vida, ¿no? Nunca imaginé que iba a disfrutar de todo esto; en muchos momentos uno pensó en dejar todo. Pero como Dios siempre pone las cosas en su lugar, me tocó entrar y ahora estoy muy feliz” dijo el arquero que tuvo una muy buena labor en el partido de ida, y fue clave en los penales.



“¿Estrategia para los penales? No, para nada, uno se juega antes y después se ve. Patearon pocos de los chicos de Roca que yo conocía, entonces fue pura intuición. Gracias a Dios salió bien, pero si elegía el otro palo por ahí ahora nos estaban puteando a todos” subrayó en arquero, que con Ibáñez formaron parte del plantel de Cipolletti que le ganó la final a Racing en la temporada 2007.



José Solaberrieta, que debió digerir varios meses sin conocer la victoria con la camiseta de Racing, nunca será relevado de la historia de Racing como el autor del penal que le dio el tercer ascenso, segundo al Argentino A. “No pensé en lo que significaba ese penal, sino en que la pelota entre. Cuando salí para el arco sabía para dónde iba a patear y traté de hacerlo lo mejor posible” confesó.



El marplatense reveló una intimidad: “Gonzalo (Baroni) y Cristian (Di Pangrazio) durante la ejecución se dieron cuenta de que el arquero nos tenía estudiados e iba para el lado que habíamos definido en Río Gallegos. Sirvió ese comentario, entonces decidí cambiar el palo”.



A un jugador de tamaña experiencia, el ascenso lo sacudió emocionalmente como a un novato. “Esto es una alegría increíble, porque fue muy grande el esfuerzo que hicimos durante todo el año; nos pasaron cosas muy duras. Después del partido con Ferro estábamos prácticamente muertos y empezamos a jugar finales durante los últimos tres meses. Este grupo se merecía todo esto, y la gente también por el apoyo que nos dio. Salió todo redondo”.

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