martes, 16 de febrero de 2010

DAVID NALBANDIAN NO PUDO COMPLETAR

La sinfonía de Nalbandian, inconclusa por la tormenta - Había pasado mucho tiempo. Más exactamente, 287 días desde su último encuentro oficial, aquella derrota ante el chileno Paul Capdeville, el 4 de mayo del año pasado, en Estoril. A modo de ensayo, participó en exhibiciones en San Juan y en la Copa Argentina, en diciembre. La vuelta oficial estaba prevista en Auckland, pero un desgarro abdominal lo dejó fuera de acción a pocas horas del debut. El regreso iba a ser en casa, de local, como a él le gusta. David Nalbandian comenzó su camino de regreso al circuito, pero no pudo completar el primer capítulo.
Por la primera rueda de la Copa Telmex, el unquillense le ganaba al italiano Potito Starace por 6-2, con una producción más que interesante, pero el tiempo le aguó -literalmente- lo que era una noche de fiesta en el court central del Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Una ovación lo envolvió cuando su nombre se oyó por los altoparlantes del court central, ese escenario que lo vio campeón hace dos temporadas. Vestido con una remera azul marino y pantalones celestes, y ante la mirada del capitán de la Copa Davis, Tito Vázquez, Nalbandian apareció con una figura más estilizada y cierta incógnita sobre su rendimiento, después de tanto tiempo sin la adrenalina de la competencia. Antes de sacar por el primer punto, miró al cielo, como con un presagio.
Ante poco más de 4000 espectadores, el cordobés empezó en gran forma. Tomó la iniciativa con un juego agresivo, con una constante búsqueda de ángulos y sin darle ocasión de contraatacar al italiano. Rápidamente, se adelantó 4-0, bajo un cielo cada vez más encapotado. Hubo un tramo de baches, con cuatro quiebres sucesivos; Nalbandian levantó al público con un passing cruzado fantástico y enseguida cerró el primer capítulo con una devolución ganadora de revés, en 44 minutos.
Pero el recital del cordobés se vio interrumpido. Cuando ambos se aprestaban a comenzar el segundo parcial, la lluvia se desplegó con furia, sin ocasión de jugar un solo punto más. Y si sobraba ansiedad por el regreso de Nalbandian, el tiempo se encargó de condimentar con más suspenso...

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