Bode Miller, al fin de oro olímpico
El estadounidense Bode Miller se proclamó este domingo campeón olímpico de combinada de esquí alpino de los Juegos de Vancouver, tras imponerse en la prueba disputada en Whistler.
Miller cubrió el recorrido -una manga de descenso y otra de eslalon- en un tiempo ganador de dos minutos, 44 segundos y 92 centésimas, 33 menos que el croata Ivica Kostelic, que capturó la medalla de plata.
En tercera posición concluyó el suizo Silvan Zurbriggen que obtuvo el bronce, con un tiempo de dos minutos, 45 segundos y 32 centésimas, y completó el podio en la prueba mixta del esquí alpino.
Miller logró de esta forma el único título que le faltaba en su brillantísima carrera deportiva y la tercera medalla en estos Juegos -después de la plata en el supergigante y el bronce en el descenso-, en los que está siendo el rey en el esquí alpino.
Miller cumplió una carrera sólida, sin errores y sin riesgos excesivos. Cuatro veces campeón del mundo y dos veces ganador de la Copa del Mundo, el estadounidense se tomó revancha de su pobre actuación en Turín 2006, unos Juegos a los que llegó como gran figura y que dejó con más presencia en las discotecas que en la nieve.
El estadounidense Bode Miller se proclamó este domingo campeón olímpico de combinada de esquí alpino de los Juegos de Vancouver, tras imponerse en la prueba disputada en Whistler.
Miller cubrió el recorrido -una manga de descenso y otra de eslalon- en un tiempo ganador de dos minutos, 44 segundos y 92 centésimas, 33 menos que el croata Ivica Kostelic, que capturó la medalla de plata.
En tercera posición concluyó el suizo Silvan Zurbriggen que obtuvo el bronce, con un tiempo de dos minutos, 45 segundos y 32 centésimas, y completó el podio en la prueba mixta del esquí alpino.
Miller logró de esta forma el único título que le faltaba en su brillantísima carrera deportiva y la tercera medalla en estos Juegos -después de la plata en el supergigante y el bronce en el descenso-, en los que está siendo el rey en el esquí alpino.
Miller cumplió una carrera sólida, sin errores y sin riesgos excesivos. Cuatro veces campeón del mundo y dos veces ganador de la Copa del Mundo, el estadounidense se tomó revancha de su pobre actuación en Turín 2006, unos Juegos a los que llegó como gran figura y que dejó con más presencia en las discotecas que en la nieve.
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