lunes, 10 de septiembre de 2012

FUTBOL, PERO NO PARA TODOS

Pasión de multitudes, transferencias oscuras - Los controles de cambio en el país favorecen negocios espurios de algunos intermediarios. La aparición de la AFIP en el fútbol y la transferencia de jugadores vienen a poner orden en el tema fiscal, que permitió escuchar y leer el mensaje cínico del presidente de la AFA, Julio H. Grondona, quien se siente contento por la investigación como si nada supiera desde hace muchos años.
Nada de lo que pasa en el fútbol argentino es de hoy. Las irregularidades salen a la luz por el control de cambios que existe hoy en el país, sumado a la codicia sin límite de los que intervienen con sumas millonarias, entre los que se encuentran grupos "Empresarios Anónimos", representantes, jugadores y clubes.



Tiene razón la AFIP cuando advierte que no es compatible con una operación comercial legítima que un futbolista que hasta fin del torneo jugó en un equipo en Argentina sea transferido a otra institución en el mismo país, registrando la operación a través de otro club en otro país. La AFIP se refirió en un primer momento a la evasión fiscal por el 35% de la operación. Es decir que si el arreglo de un pase fue por 1.000.000 de dólares, se debe tributar al fisco nacional la suma de 350.000 dólares. Y es aquí donde se abre el gran negocio millonario con los dólares de las transferencias oscuras, por lo menos en el fútbol argentino. La institución que adquiere los servicios del futbolista acuerda el precio, por ejemplo en 1.000.000 de dólares, donde un grupo de inversores agrupados en "Empresarios Anónimos" decide el aporte de los pesos necesarios para que el banco local transfiera a otro país el importe en dólares acordado. Es así que a la cotización oficial actual, de 4,64 pesos por dólar, es necesario juntar 4.640.000 pesos para, de esa manera, pedir la autorización de la institución deportiva a la AFIP para que puedan ser girados a un banco del exterior y así cumplir con el acuerdo convenido.



El jugador será el responsable fiscal ante la AFIP, debiendo cancelar el 35% correspondiente al Impuesto a las Ganancias, que en este ejemplo alcanzaría la suma de 1.624.000 pesos, (350.000 dólares al cambio oficial) que recibirá el fisco en concepto tributario.



El jugador, su representante (y "Empresarios Anónimos") han recibido en el exterior el importe de 1.000.000 de dólares, que salieron de la Argentina por el mercado oficial único de cambios, ¿Qué tal? Los dólares en el exterior valen para estos argentinos 6,75 pesos por unidad, con lo cual necesita el grupo vender solamente 250.000 dólares para que el jugador, responsable fiscal ante la AFIP, pueda cancelar su impuesto determinado del 35% y al grupo deportivo le quedarán disponibles 750.000 dólares, libre de impuestos o unos 5.000.000 de pesos; es decir, un importe mayor que el precio pactado que fue de 4.640.000 pesos. Con esos recursos le pueden devolver al grupo inversor "Empresarios Anónimos" su aporte resuelto pasionalmente por los colores de su institución futbolística, para evitar un posible descenso de la categoría y mostrarse ante los hinchas como los salvadores altruistas, quedándoles a ellos un remanente de 400.000 pesos que podrían alcanzar para cancelar "comisiones" y "gastos de la operación".



Si analizamos que las operaciones son realizadas por varias decenas de millones de dólares, donde llama la atención los valores que se destinan a jugadores que han sido suplentes, entenderemos las razones de por qué durante la vigencia del libro de pases se producen tantas operaciones entre instituciones, la mayor parte de ellas prácticamente fundidas, donde los presidentes hacen denuncias penales a las anteriores gestiones por endeudamientos millonarios del orden de 300 ó 400 millones de pesos, casi impagables para el común de los mortales y todas las instituciones futbolísticas. Estas operaciones millonarias podrían estar dejando diferencias, a su vez, millonarias, donde nadie en definitiva pone un solo peso a riesgo. Pero eso sí, cada club solicita su burocrática autorización a la AFIP para girar dólares al exterior a través del mercado único de cambios, utilizando los paraísos fiscales deportivos para luego arbitrar las cotizaciones. Incorporan jugadores, muchos de ellos eternos suplentes en clubes de Ucrania por ejemplo, que jugaron en dos años un par de partidos.



Lo que hace posible la ejecución de este turbio negocio es, por un lado, las distorsiones cambiarias que existen en el país y, por el otro, la intangibilidad que se le da al valor de un jugador de fútbol.



¿Quién podría cuestionar el millonario valor de un jugador medido por el exponencial que en el futuro este crack podrá brindar al club y transformarse en un eximio jugador, arquero, goleador o defensor al mejor estilo de los que hicieron grande el fútbol argentino? Difícil de responder.



En definitiva, todas estas maniobras irregulares terminan también ocasionando desigualdades deportivas notorias y afectando profundamente el fútbol de interior en torneos de menos categoría.

Contador público. Exministro de Economía de Río Negro. roberto rappazzo cesio

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