Cuesta abajo: River perdió contra Racing y quedó en descenso - El conjunto millonario, que sigue sin ganar en el Monumental tuvo otro partido flojo y cayó 1 a 0 contra la Academia, que tampoco hizo bien las cosas; Almeyda, en la cuerda floja; Cahais, el único gol. mirá el video. Por Claudio Mauri
La cíclica tendencia de River a empantanarse en una crisis le allanó el camino a Racing para alcanzar una victoria que no estaba entre las prioridades en su hoja de ruta. El resultado podrá servir para pintar ambientes y describir estados de ánimo de uno y otro, pero no legitima ninguna mejoría futbolística de Racing ni lo muestra a River mucho peor de lo que venía siendo. Hubo un ganador, pero el clásico bien podría haber sido un 0 a 0 por las carencias de juego e ideas que ambos compartieron. En síntesis, el cálculo especulativo de Racing hizo negocio en medio de la incertidumbre y la desorientación que tanto condicionan a River.
Fueron dos grandes con un fútbol pequeño, insignificante, de pobre propuesta. De muchas limitaciones del lado de River y de planificada mezquindad por parte de Racing. El e1quipo de Almeyda perdió uno de esos partidos que se le veían en la B Nacional: en un momento en el que se envalentona, en el que aumenta las revoluciones para arrinconar al rival, echa todo por la borda con un descuido defensivo. Y después no se recupera más, porque a la falta de un plan de juego le agrega el decaimiento en la confianza, la endeble personalidad para resolver circunstancias adversas.
En el discurso que se le conoció a Zubeldía desde que llegó a Racing nunca prometió triunfos con planteos como el de ayer. Algunos resultados negativos y la sensación de sentirse muy observado por el escaso rendimiento que le estaba sacando al plantel llevaron al técnico de la Academia a adoptar medidas proteccionistas. Hizo suya aquella máxima del fútbol que dice que hasta los equipos que renuncian a atacar tienen una oportunidad de gol en todo partido. La Academia parecía agotar esa cuota con un mano a mano que Barovero le tapó al electrizante Vietto. En realidad, esa ocasión aislada hizo temblar a River y le frenó el envión que había puesto en marcha con los ingresos de Mora y Lanzini. Enseguida, la defensa local perdió las marcas en el tiro libre de Villar que conectó Cahais. Racing, que había cerrado el espacio aéreo en su área al agrupar a tres centrales (Ortiz, Migliónico y Cahais), conquistaba el de enfrente con apenas un par de ocasiones.
River sigue instalado en la inmadurez y la indefinición como equipo. Siempre está empezando de vuelta. Lo grave y preocupante es que lleva demasiado tiempo en esa dinámica nociva. Gira la rueda de los jugadores y los titulares de un día son los descartables de la semana siguiente.
La confusión se extiende a los planteos. Cuando Almeyda decidió prescindir del Chori Domínguez y de Cavenaghi fue para armar un equipo en función de Trezeguet, que se muere de aburrimiento esperando que le llegue una pelota decente. Es lógico que eso ocurra cuando se diagrama un medio campo sin un pasador, sin un volante capaz de ver el hueco, de limpiar terreno con una asistencia. Entonces ocurre lo de siempre: Trezeguet baja para construir a un toque un avance que nunca le devolverán en situación favorable dentro del área. Con la vuelta al 4-4-2, Almeyda eligió de arranque intérpretes para llegar por empuje, de arrebato, pescando pelotas sueltas o de segunda jugada. De elaboración y movimientos asociados, poco y nada.
Las malas noticias llegaron rápido para River con la grave lesión de Maidana , cuya salida volvió a exponer a Almeyda en su dudoso criterio a la hora de confeccionar el banco: no tenía ningún defensor, circunstancia que emparchó con el retroceso de Sánchez y quedó disimulada por lo poco que atacaba Racing.
Zubeldía intervino en la alineación y mandó varios mensajes. A Camoranesi, refuerzo que llegó para hacer de patrón en el medio, lo sentó entre los suplentes. Lo reemplazó con el batallador Zuculini para tapar la salida con la pelota de Ponzio. A Villar lo retrasó por la izquierda hasta convertirlo en un lateral que le dio forma a una defensa de cinco hombres. Racing nunca tuvo menos de ocho futbolistas detrás de la pelota, siempre en campo propio. De los esporádicos intentos ofensivos debían encargarse los explosivos juveniles Centurión y Vietto, a quienes Sand no podía seguir en su lentitud.
La entrada de Lanzini supuso la cuota de creatividad que tanto necesitaba River. Mora también se sumó con esa gambeta no exenta de potencia. Una definición de Trezeguet salió cerca. Era el momento de River, pero Racing lo dejó venir y lo fulminó en un par de aproximaciones. Bien parada atrás, la Academia se asomó apenas y vio la victoria donde River se abrió a su abismo
Síntesis
River Plate 0: Marcelo Barovero; Jonatan Maidana, Germán Pezzella, Jonathan Bottinelli y Diego Martínez; Carlos Sánchez, Leonardo Ponzio, Martín Aguirre y Ariel Rojas; Rogelio Funes Mori y David Trezeguet. DT: Matías Almeyda.
Racing Club 1: Sebastián Saja; Iván Pillud, Fernando Ortíz, Leonardo Migliónico y Matías Cahais; Diego Villar, Agustín Pelletieri, Mauro Camoranesi y Ricardo Centurión; José Sand y Luciano Vietto. DT: Luis Zubeldía.
Gol: ST 25' Matías Cahais.
Amonestados: ST 30' Ariel Rojas (River); PT 40' Diego Villar (Racing).
Cambios: River: PT 8' Facundo Affranchino por Jonatan Maidana. ST 9' Rodrigo Mora por Carlos Sánchez y 11' Manuel Lanzini por Martín Aguirre. Racing: ST 13' Mauro Camoranesi por José Sand, 27' Claudio Corvalán por Diego Villar y 40' Luciano Aued por Ricardo Centurión.
Estadio: Antonio Vespucio Liberti ("El Monumental").
Árbitro: Pablo Lunati.
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