Le cerró la Boca Por las atajadas de Sessa, las falencias propias para definir y los errores del árbitro, Chicago no pudo festejar ante los correntinos.
Era el partido a ganar. Así lo sintieron los jugadores, el cuerpo técnico y los hinchas de Chicago. La ausencia de puntos como visitante (cuatro derrotas consecutivas) ocasionaron una intensa sed de triunfo en casa para engrosar el promedio. Esa urgencia culminó cerca de la orilla del deseo y lejos de la realidad. Nueve situaciones de gol creó el Torito, siempre en un marco de complejo progreso en el campo, mera virtud del orden de Boca Unidos. El gol local no llegó porque Gastón Sessa demostró su jerarquía, y también por la elección incorrecta para resolver por parte de los dirigidos por Franceschini. Así, el conjunto correntino le cerró la boca y no dejó vibrar la garganta de los fieles verdinegros.
Durante la semana, Chicago trabajó en un pretencioso planteo con dos puntas (Becerra y Abalos) y dos volantes ofensivos (Gomito y Serrano) para incrementar el juego ofensivo. Esa buena intención no pudo demostrarse por la falta de acostumbramiento en algunas funciones. No había asiduidad en los movimientos colectivos y el equipo quedó partido por momentos, expuesto a la contra de Boca Unidos. Allí surgió la invalorable entrega de Damián Lemos, quien hizo corridas desesperadas para ocupar los espacios vacíos en el retroceso.
La sensación es que Boca Unidos es un equipo que posee elementos para ser más incisivo. “Hoy sólo rescato el punto”, comentó el Indio Ortiz, su técnico. Esa unidad la consiguió porque se replegó, con escaso interés por el arco ajeno, y le dejó la responsabilidad a Chicago, que propuso sin saber lastimar. Sin embargo, contó con jugadas propicias que Sessa resolvió ante Gomito, Abalos y Carreño. Además, Becerra se mostró incómodo y hasta peleado con el balón en los metros decisivos. La Cigueña está solitaria, parece precisar un acompañante que pise más el área. Encima, le hacen penales que los jueces omiten sancionar (Ver Fue...).
Chicago necesita ganar para bajar la tensión y liberar aire. Se viene una final con Huracán, en Parque Patricios, y no contará con la sapiencia de Julio Serrano, ya que llegó a la quinta amonestación. ¿Podrá desahogarse en el Ducó?
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