Chicago, fiesta de grandes - Por Maximiliano Uría - El ritmo lo marcaron los “viejitos”: Julio Serrano (31) y Christian Gómez (37). Además, Becerra hizo dos goles. CLARIN
Juega Nueva Chicago al compás de dos hombres ricos en canas y arrugas. Se divierte Chicago gracias a esos dos viejitos que le enseñan a los más jóvenes cómo moverse dentro de la cancha, cómo maximizar los recursos. Se miran, entre ellos, pícaros y cómplices, y les sonríen a todos: con mañas acumuladas e inteligencia adquirida, Julio Serrano (31) y Christian Gómez (37) sortean el paso del tiempo y obtienen una tregua placentera. Disfruta, entonces, el elenco de Mataderos. Y gana, y golea, y gusta, y sueña.
El 5 a 1 ante Deportivo Merlo fue tan justo como brillante. Se debía Chicago un triunfo así, lo necesitaba. Y bien temprano comenzó a gestarlo. Corrían dos minutos cuando Serrano y Gómez -sumado al audaz laboratorio del DT Franceschini- ejecutaron una jugada preparada a la perfección y Raúl Becerra anotó el primero. Empató Merlo por un error del rival: Daniel Monllor salió mal a descolgar un centro y García facturó de cabeza. Un infantil penal de Santagatti, que luego concretaría Gómez, fue lo último que dejó el partido entre dos. De ahí en más, todo fue de Chicago.
Jugó mucho y bien Gómez: gambeteó, aceleró, cambió de ritmo, asistió -en ambos goles de Becerra-, convirtió y enamoró. También jugó mucho y bien Serrano: marcó el quinto, recuperó la pelota para el cuarto de Abalos, corrió, distribuyó y emocionó. A los emblemas, se le sumaron el combate inquebrantable de Damián Lemos, la picardía de Alfredo Abalos, el oportunismo goleador de Raúl Becerra, la seguridad defensiva y el despliegue de Adrián Scifo. Todo fue redondo e inmejorable. Irrepetible. El cambio de esquema (pasó de un 4-4-1-1 a un 3-4-1-2) funcionó sin fisuras y parece haber llegado para quedarse. Son todas buenas las que despertó Chicago. Pero hay una mala: difícilmente vuelva a jugar con este nivel de excelencia.
¿Qué decir de Merlo? El resultado final explica gran parte. Asombra la apatía, la prematura resignación con la que se mostró. Sorprende porque juega como si estuviese condenado y el torneo recién comienza. Arduo trabajo le espera a Néstor Ferraresi en adelante. Sin embargo, hay una luz de esperanza: es imposible jugar peor que contra Chicago.
Al ritmo de Gómez y Serrano, Nueva Chicago consiguió la primera victoria del campeonato. Al ritmo de los viejitos , la gente se ilusiona y baila. Al ritmo de los compadres, todo se hace más simple. Y el fútbol sale ganando.
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