Huracán, con autoridad - Sin lugar para los débiles. Lógica rotunda, Huracán aplastó a Ramos Mejía el viernes poniendo en caja las intenciones de uno y otro en este liga y sumando un éxito necesario, para la casuística y también para el alma que venía decaído tras la derrota, fea, ante Vélez.
Hubo rival un par de cuartos. Más por el esfuerzo y por un Huracán cuidadoso en la marca que por peso propio, Ramos Mejía se las arregló para llevar el partido con rienda corta, e incluso se fue ganancioso en los primeros diez minutos. Pero después explotó el trelewense y lo destrozó en un suspiro.
La tercera manga pasó como un rayo sobre los porteños. Huracán lo liquidó (34-9) a fuerza de virtudes propias más que defectos rivales, aunque contribuyó un tablero de faltas en la visita que comenzó a preocupar y el desconcierto en el que cayó ante la presión del sueño de casa, desconcierto que tuvo su ponto máximo con las faltas técnicas que debió soportar.
Aunque Jorge Sánchez resultó máximo goleador, la virtud de Huracán estuvo en su juego repartido: siete hombres pasaron los dos dígitos en el rubro, y es todo un mérito. Para ello, Murphy cambió figuras constantemente pero, a los que tiró a cancha, le dio continuidad para desarrollar su juego.
El técnico, además, le morigeró el peso de la conducción a Lauro dándole muchos minutos a Sola, y también a Ivetich, lo que liberó al neuquino que se mostró picante desde el perímetro y redondeó un trabajo que invita a pensar en la recuperación de su mejor forma, como acomodándose a la categoría.
Hubo buenos aportes de Heinrich, muy activo, y Aguirrezabala, aunque el resto no desentonó. Aun cuando el partido estaba quebrado en el tercer cuarto (terminó 80-51) Murphy no quiso regalar nada y afirmar la confianza y recién cuando pasó la barrera de los 5 minutos finales comenzó a meter lo más profundo del banco en cancha. Así Huracán terminó el pleito jugando con Ivetich, Fernández, maranguello, Humphreys y Vidal Ramos
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