El Mundial invisible El arquero que costaba 500 euros - Ante la lesión de Buffon, le llegó su chance a Federico Marchetti en el arco de Italia. Hace cinco años tuvo un grave accidente automovilístico y se salvó de milagro. Desde entonces, lleva tatuada al Ave María, a modo de tributo. En 2006, su pase valió una cifra insólita: 500 euros. Bassano del Grappa es una pequeña ciudad de 40.000 habitantes en la región del Véneto. Hasta esta semana, el deportista más famoso y más nombrado entre los que habían nacido en su breve territorio era Miki Biasion, bicampeón mundial de Rally. Pero de repente, entre las sombras que generaba la inmensa figura de Gianluigi Buffon, surgió Federico Marchetti. En el bravo debut ante Paraguay, en Ciudad del Cabo, el arquero del Cagliari se hizo cargo sin inhibiciones del arco de los campeones del mundo. Lo mismo sucedió en el traumático empate frente a Nueva Zelanda, el domingo.
La lesión de Buffon en el nervio ciático le abrió las puertas a Marchetti y, en principio, se las mantendrá abiertas durante casi todo el Mundial. Tiene 27 años, mide 188 centímetros y conoció días bastantes más traumáticos en el fútbol y en la vida que la presión que significa atajar por primera vez en una Copa del Mundo. A los 22 años sufrió un accidente de autos en el que sólo lo salvó un milagro y en el que fallecieron dos amigos suyos. Creyente, se tatuó poco después al Ave María, a modo de agradecimiento. Poco tiempo luego, mientras el Torino -el club en el que se formó- caía en bancarrota, él era transferido al AlbinoLeffe en una cifra que vista con los ojos de estos días parece una broma: 500 euros. Sucede que ahora la realidad es otra para este arquero que en los días de la niñez solía jugar como atacante. "Su valor en el mercado se estima actualmente en unos 15 millones, y clubes como la Juventus y el Milan se han mostrado ya interesados en el portero que Marcelo Lippi llevó a la 'squadra azzurra' hace un año", escribe el periodista Bernhard Krieger, de la agencia DPA, desde Centurión, donde se concentra el plantel italiano en Sudáfrica. También sufrió la inestabilidad de que lo cedieran a préstamo temporada tras temporada: pasó por el Pro Vercelli, Crotone, Treviso y Bielliese. Pero hace dos años el Cagliari se convenció de que valía la pena contratarlo y pagó 6,9 millones de euros. Hoy nadie se arrepiente en el club de Cerdeña. Admirador de Buffon desde sus días de aprendizaje, sorprendió en su primera campaña en la Serie A. Y con menos de un año en la máxima categoría fue citado al seleccionado italiano, para el que jugó apenas siete encuentros, incluidos los últimos dos en territorio sudafricano. En la última temporada, en la que tuvo como compañero al argentino Joaquín Larrivey, fue importante para que su equipo mantuviera la categoría sin grandes sobresaltos (le sacó nueve puntos al Atalanta, el decimoctavo). Con eso le había alcanzado para sentarse en el banco durante el Mundial. El destino, otra vez, tenía otro detalle asombroso para ofrecerle.
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