
La tristeza por ser la primera selección anfitriona en quedar eliminada en la primera fase debe quedar atrás y lo más rápido posible. "Un clavo saca otro clavo" parece ser la fórmula mágica de los organizadores para alargar la fiesta. El viernes tendrán su prueba de fuego. Ese día estaba destinado para vestir los colores del equipo sudafricano, hablar sólo de fútbol y cargar con las trompetas. Veremos por quienes se decantan los aficionados del país sede, cuya similitud con quienes habitamos este lado del planeta, no estará únicamente en vestir la camiseta de una selección que no les pertenece. Hay otros detalles como el hecho, por ejemplo, de que funcionarios gubernamentales se hayan quedado con una generosa cantidad de entradas y no las hayan compartido con el pueblo. No sé porque razón cuando me enteré pensé en la Copa América de 2007. Pero no es hora de darnos mala vida, hagamos caso y continuemos la fiesta. Es hora de cambiarse la camiseta.
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