lunes, 1 de junio de 2015

PABLO AIMAR - EL REGRESO

Volvió el fútbol de Aimar, festejemos todos - Regreso. A los 35 años, el riocuartense superó una lesión crónica y regresó a su River, de donde se marchó en 2000. Un caño fue su primera jugada. Crack.


“Cumplí un sueño. Mucho nervio, ansiedad, mezcla de sensaciones lindas todo en un ratito. Por eso es difícil dejar de jugar. Soy consciente de la vida que he llevado, un día se termina. Por eso intento disfrutar cada día”. Pablo Aimar jamás perdió su espontaneidad. Aún en los momentos más extremos, sus palabras salieron de su boca con la sinceridad de siempre. Mientras el “Pabliiito, Pabliiito...”, bajaba de las tribunas, el riocuartense decía que volver a jugar en River era una de las cosas que le debía a sus hijos.

Los goles del partido

“Les debe haber parecido rarísimo. En las canchas que ellos han ido no se vive así el fútbol, quería que lo vieran”, agregó el riocuartense, quien reniega del “Payasito”, el apodo que le pusieron en Buenos Aires cuando llegó de Río Cuarto, a los 14 años.

Siempre fue “el Payito”, hijo de Ricardo Tomás Aimar, “el Payo” original, quien legó al mencionado Pablo y a su hermano Andrés la pasión por vestir la camiseta de Estudiantes. Una Río Cuarto que forma parte de esas imágenes que seguro se le cruzaron cuando se le “mezclaron las sensaciones” de las que habló a poco de concretar su regreso. La casa paterna, la escuela Manuel Belgrano. Aquel llamado de Daniel Passarella, entonces entrenador de River, para insistir por el fichaje del pibe, y la incredulidad de su padre que atendió creyendo que se trataba de una broma.

Un caño, sólo fútbol

River terminaba de ganarle a Rosario Central por 2-0 con tantos de Teófilo Gutiérrez y Camilo Mayada, pero la noticia era el regreso del cordobés. El Monumental se había venido abajo cuando ingresó por Leonardo Pisculichi a los 30 minutos del complemento.

Ni hablar de su primera intervención. Fue un caño a Yeimar Gómez tras una combinación con “Teo” y el juvenil Boyé, que luego terminó en saque de arco. El regreso se había concretado y la felicidad del Mundo River se extendió al fútbol en sí mismo. Vuelve un distinto, de los que cambian un partido, el ídolo de Lionel Messi. Después de 15 años y de ­luchar contra una lesión crónica en 
el talón, Aimar volvió a pisar el Monumental. Fue el momento más esperado de la noche en el Monumental. No alcanzaba con las imágenes que se habían consumido en una previa larguísima desde que se incorporó en febrero.

Primero se filtraron algunas imágenes en otros predios y luego, con el plantel. Pero no había tiempos. La espera terminó y hasta aquellos que lo cuestionaron alguna vez, anoche se olvidaron. Aimar, como Andrés D’Alesandro y Javier Saviola, por caso, eran jugadores que muchos hinchas “millonarios” soñaban con que le dieran una mano a River en la B Nacional, símil Fernando Cavenaghi.

Apenas la tocó, todo se olvidó. Ayer fue el día del regreso del ídolo. El miércoles por Copa Argentina, River va ante Liniers (BB) y puede haber un poco más de Aimar.

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