martes, 27 de mayo de 2014

ESPECIAL MUNDIAL BRASIL 2014:

El mítico "Maracanazo" del 50' - Brasil fue el encargado de recibir a la gran cita del fútbol en la mitad del siglo XX. Los brasileños tenían todo preparado para la fiesta, pero en la final Uruguay lo derrotó 2-1, dejando a cientos de hinchas con una depresión enorme.


Realizando la parrilla había un señor ya de edad de unos 70 años aproximadamente y toda la conversación se realizaba en torno a este tipo que manejaba la parrilla como un chef de primera, hasta que en un momento obviamente la curiosidad me mató y me acerqué a integrarme a la conversación muy discretamente y escuchaba que hablaba de fútbol como un maestro y todos le asentían con la cabeza,  en ese minuto mi primo se acerco a mí y al oído me dice: ¿sabes quién es el de la parrilla?, No le respondo con una cara de picardía como sabiendo que podía ser alguien muy conocido, a lo que mi primo me mira y me dice es Julio Pérez (destacado jugador uruguayo campeón del mundo que poseía una habilidad pocas veces vista en la habilitación y en la gambeta) campeón Mundial del 50’, de partida estábamos en su casa y tuvo la buena disposición de mostrarnos la medalla obtenida en el mítico mundial de Brasil 1950, no la pude tocar por que la tenía enmarcada, así la noche pasó rápidamente y tuve el honor de conversar toda la noche de fútbol con un campeón del mundo, cuando empecé a escribir esta página revisando en qué posición había jugado Julio, me enteré que el año 2002 había fallecido, una lástima porque se veía un tipazo, pero bueno, arriba debe estar mejor, por algo no ha regresado.

El nos contaba de los momentos previos a una final del mundo de jugar en un estadio con más de 190.000 espectadores, la alegría de ser campeón, la pena que se sentía por parte de los jugadores y público local, además de muchas otras cosas que realmente las contaba con el corazón como que las estuviera reviviendo nuevamente y eso, a los que lo escuchábamos atentamente, nos dejó muy emocionados.

Yéndonos al fútbol, en el año 1940 se decide suspender la copa del mundo del 42 a raíz de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que vivía el planeta, por lo que era imposible poder realizar esta fiesta en medio de tal situación, es que la FIFA decide el 1 de julio reunirse en Luxemburgo y en conjunto con los regentes de las asociaciones nacionales que están anexadas a ellos reanudar la copa del mundo para el año 1949 y darle el cupo organizador a Sudamérica no sin antes por supuesto, los países europeos tratar de quedarse nuevamente con la sede pero esta vez en Suiza, lo que fue completamente rechazado por los países sudamericanos y el presidente de la FIFA Jules Rimet, decidiendo finalmente entregar la sede de este mundial a Brasil y el siguiente a Suiza 4 años más tarde, pero también, a raíz de lo mal que se encontraban los países europeos aplazan la copa hasta 1950.

Muchos equipos renunciaron a la clasificación ganada en la cancha y también invitación, siendo la más anecdótica por decir lo menos, la de India que decidió no ir porque no les permitirían jugar sin botines, tal como lo habían hecho en los juegos olímpicos de 1948, por lo que al igual que en 1930 el mundial se realiza sólo con 13 equipos, divididos en dos grupos de 4, uno de 3 y uno de dos.

Uno de los equipos que llegó golpeado, fue la selección bicampeona del mundo Italia, quienes el 4 de mayo de 1949 pierden a la base de su selección y mayoría de sus jugadores en un accidente aéreo, en el cual el equipo del Torino que regresaba a su país se estrelló en unas colinas cercanas a Turín, falleciendo todos los pasajeros.

En el plano netamente futbolístico el sistema de mundial nuevamente sufre un cambio, clasificando sólo uno por grupo y pasando a una fase final “todos contra todos”.

El grupo A, está integrado por Brasil, Yugoslavia, Suiza y México, siendo los dueños de casa los clasificados a la fase final tras vencer a México por 4 a 0 empatar con Suiza 2 a 2 y vencer en un vibrante partido a Yugoslavia por 2 a 0, dejando en el camino a los europeos gracias a este último triunfo.

El grupo B, integrado por España, Chile, Inglaterra y Estados Unidos, fue favorable para los de la madre patria al ganar sus tres partidos por 3 a 1, 2 a 0 y 1 a 0 frente los norteamericanos, Chile y los ingleses respectivamente, la roja de todos ese año fue comandada como capitán por nuestro querido y recordado Sergio Roberto Livingstone, “el sapo”, “aunque quedamos eliminados fue una experiencia que nunca olvidaré”, diría en más de una oportunidad don Sergio, al referirse a la experiencia mundialista y llevar la jineta de capitán de nuestro representativo. Chile obtuvo un triunfo ante Estado Unidos al vencerlo por 5 a 2 con dos goles de Atilio Cremaschi (magallánico que comenzó su carrera en el club Audax Italiano de Punta Arenas), y un gol de Robledo, Andres Prieto y el mítico Fernando Riera.

En cambio el grupo C fue mucho más disputado al tener sólo 3 integrantes pero a su vez definiéndose rápidamente ya que Suecia venció en su primer partido a Italia por 3 a 2 y empató con Paraguay a dos tantos, dejando el triunfo de  “los tanos” por 2 a 0 sobre los “guaraníes”  solo para las estadísticas.

El grupo D, compuesto sólo por Uruguay y Bolivia se definió en un partido único en el cual “los charrúas” golearon sin contemplación por 8 a 0 a los altiplánicos con 3 goles de Míguez, 2 de Schiafino y uno de Vidal, Ghiggia y “mi amigo parrillero” Julio Pérez.

Así la fase final, con partidos todos contra todos quedó compuesta por 4 equipos: Brasil, Uruguay, España y Suecia.

Los locales vencieron en sus dos primeros partidos a Suecia por 7 goles a 1 con una espectacular actuación de Ademir quien anotó 4 tantos y a la postre sería el goleador de este mundial y a España a quien doblegaron por 6 goles a 1.

Por su parte Uruguay, en sus dos primeros partidos comenzó empatando con España 2 a 2  después venciendo en un vibrante encuentro a la escuadra de Suecia por 3 goles a 2.

Las cosas del fútbol llevaron a que en el último partido de esta fase final (ya que no había un partido con finalistas),  “la Verde amarella” se enfrentara a los siempre complicados uruguayos.

Volviendo al asado del inicio, Julio Pérez nos contaba que la noche previa la mayoría de sus compañeros no descansaron bien por los nervios de enfrentar no solo a una gran selección si no que a más de 190.000 espectadores que lo único que esperaban y estaban seguros que la copa se quedaba en Brasil, pero los brasileros no contaban con que los uruguayos tendrían tanta concentración que esos nervios no se demostraron en la cancha y  se abstrajeron del ruido ambiente del estadio, que estaba completamente en su contra y que no tenían nada que perder ya que llegaban con 3 puntos versus los 4 que tenía Brasil, por ende a los charrúas solo les servía ganar, ya que el empate dejaba la copa en manos de los dueños de casa.

El partido se desarrolló en el Estadio Maracaná con más de 190.000 espectadores (oficialmente aparecen 173.850 espectadores, pero no se contemplaba la gente que fue ubicada hasta en los fosos del estadio al borde del campo de juego), en un inicio del partido en el cual ambos equipos fueron muy conservadores en su juego durante toda la primera etapa, yéndose al descanso con un 0 a 0 que hasta ese momento daba por campeón mundial a Brasil.

A los dos minutos del segundo tiempo fue Friaca quien hizo estallar el Maracaná con un tanto que comenzó a desplegar un carnaval dentro del estadio, pero que de a poco comenzó a bajar los decibeles ya que los uruguayos, tomando su garra como principal arma se fueron con todo en contra del arco defendido por Barbosa, hasta que de tanto insistir fue el gran Juan Alberto Schiaffino en el 66’, el que anotó el empate para los orientales y comenzó a dejar dudas en el estadio.

Los brasileños por su parte comenzaron a tratar de levantar su juego, pero estaban en estado de shock por el empate anotado por Schiaffino, así el encuentro siguió su pasar lentamente, pero acercándose cada vez más a la sorpresa.

 Y fue en el 79’ Alcides Ghigglia, el que logró anotar un tanto que silenció por completo a ese coloso desbordado de espectadores que esperaban ver a sus selección local levantar la copa por primera vez, tanto fue la sorpresa que el presidente de la FIFA Jules Rimet se fue en el empate hacia el sector de camarines a preparar el discurso de Brasil como campeón y al volver al campo de juego ya terminado el encuentro se dio cuenta que todo lo que había escrito se iba al tacho de la basura y no podía hacer ningún discurso ya que como lo dijo un par de años más tarde lo único que no tenían presupuestado por ningún lado era el triunfo de los celestes.

Dicen los mitos que hubo gente que hasta se suicidó a raíz de la derrota de los amarillos, que ese día se presentaron de blanco completo equipo que no volvieron a ocupar por muchos años por la sencilla razón de considerarlo como mala suerte.

Así los uruguayos con el trofeo entre sus manos desataron la fiesta en el campo de juego, logrando un contraste pocas veces visto en un estadio alegría y desazón total en las tribunas no solamente llegando a las lágrimas si no que a los desmayos y a las muertes que se produjeron el día del Maracanazo.

Muchos años después el jugador uruguayo Alcides Ghiggia que estaba de visita en tierras brasileñas dejó una frase para el recuerdo del fútbol mundial: “Sólo tres personas fuimos capaces de silenciar el Maracaná; el Papa Juan Pablo II, Frank Sinatra y yo”.

Así culmina esa historia que me contó de primera fuente un amigo uruguayo que ya no está entre nosotros y que hoy los brasileños con lo único que sueñan es que no se vuelva a repetir y poder levantar su sexta copa mundial en su casa.



Por Pancho Guerrero, colaborador especial

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