martes, 28 de febrero de 2012

RINUS MICHELS – PLANETA REDONDO

EL PADRE DEL FUTBOL QUE LE GUSTA A LA GENTE - Rinus Michels le ofreció al mundo varios de los mejores equipos de la historia: su Ajax, su Barcelona y la Naranja Mecánica. Fue el impulsor del llamado "fútbol total" y referente para Pep Guardiola. Luego de retirarse como jugador y antes de impulsar la Escuela Holandesa, trabajó como profesor de gimnasia en un colegio para sordos. POR WALDEMAR IGLESIAS.
El Camp Nou aplaude de pie un fútbol estelar que hace del toque una militancia y de la ansiedad una ausencia. Eric Abidal -con su pie izquierdo y con esa elegancia heredada de Martinica- le pasa la pelota atrás al arquero Víctor Valdes, que mira una nueva opción de pase como si fuera un centrojás de los que hay pocos. Todo sucede a ritmo manso. Un rato después, con vértigo en el desenlace de la jugada, Lionel Messi aportará otro de sus goles para que el Barcelona se imponga con comodidad ante Osasuna. El partido por la Liga en la que el equipo de Pep Guardiola va por el tetracampeonato finalizará con un 8-0 de videojuegos. La ovación, otra vez, surge. Es para los que ahora están en el campo de juego, claro. Pero no sólo para ellos. Se trata también de un tributo a los que pusieron al gigante catalán ante este precioso escenario. Sobre todo, para Johan Cruyff, aquel que le devolvió la autoestima a los blaugranas; y para Rinus Michels, aquel que sembró la semilla de este fútbol que ahora el mundo abraza.

Ronald Koeman -campeón con la Holanda de Michels en la Eurocopa de 1988- conoció los detalles de la Escuela Holandesa desde adentro. Era un marcador central a la medida del Barcelona de Johan Cruyff y del seleccionado naranja: su pegada consagratoria le facilitaba la tarea. Fue autor de uno de los goles más gritados en la historia del gigante catalán: en la final de la Copa de Campeones de 1992, a los 111 minutos de la final frente a la Sampdoria, cuando ya no quedaba tiempo para mucho más que ese tiro libre, Koeman transformó un remate directo en un misil y en una consagración bajo el cielo de Wembley. Cada vez que camina por Les Corts, por Montjuic, por Sant-Martí o por cualquier distrito de Barcelona se lo recuerdan. Conoce de que se trata la vida de los blaugranas, claro. La escena sucedió poco antes de la final del Mundial de Sudáfrica, en un rincón de Sandton, en Johannesburgo. Era de noche y el mismo de tanto fútbol vivido hablaba con tres periodistas argentinos. Cruyff, Messi, Pep Guardiola, el Barcelona, la España del tiki tiki... Los temas decantaban con naturalidad. En ese español a los tropiezos, contó su impresión sin resquicio a dudas: "Ya nos perdimos al mejor de todos, al que inició todo ese fútbol, a Rinus Michels". Lo contaba con la seriedad de un convencido.

A Michels también lo describió alguna vez Johan Cruyff, el mejor de sus lugartenientes dentro del campo de juego: "Siempre admiré mucho su capacidad para conducir el grupo. Como jugador y como entrenador, nadie me enseñó más que él. Con sus ideas, puso a los Países Bajos en el mapa, hasta el punto de que actualmente casi todo el mundo está beneficiándose todavía de su labor. Muchas veces intenté imitarlo. Y ése es el mayor homenaje que se le puede hacer a una persona". También fuera del campo, el mayor crack holandés de la historia fue un perfecto continuador de lo aprendido. Con él en la conducción, el Barcelona se hizo más Barcelona. A su manera: jugando a jugar.

Su escuela trascendió fronteras. Fue protagonista involutario (o no tanto) de un nuevo modo de entender el juego. Escribió Fernando Araújo Vélez en El Espectador, de Colombia: "Hubo quienes dijeron que lo llamaban 'General' porque iba a los campos de entrenamiento con una pistola bajo el cinto y un estricto manual de órdenes en su maletín de cuero, y hubo quienes dudaron de aquellos rumores porque un hombre de armas no hubiera permitido que sus jugadores tuvieran las libertades que vivió Holanda en 1974. Hubo quienes lo tildaron de fracasado porque perdió en Munich la final de la Copa del Mundo ante Alemania, los eternos exitistas que en el mundo han sido, y hubo quienes fueron más allá del resultado y los goles de Breitner y Muller y lo consagraron como el hombre que cambió la historia del fútbol". En cualquier rincón del mundo en donde se hable de fútbol frecuentemente, Michels seguro será -alguna vez o muchas veces- un precioso protagonista ausente. Sus ideas estarán allí, sentadas a la mesa.

La propia FIFA que lo ubica en su Hall of Fame y lo señaló como el entrenador más destacado del Siglo XX, cuenta sobre su aporte al fùtbol: "Por supuesto, a Michels se le conoce por lo que es fundamentalment el 'fútbol total', una estrategia ya mítica que permite a los jugadores ajustar sus posiciones y carreras de manera que se aprovechen al máximo los huecos que les concede el rival. Su equipo de 1974 utilizaba aparentemente un 4-3-3 en el que Jonny Rep se internaba por la derecha y Rob Rensenbrink hacía lo propio por la izquierda. Las subidas de los laterales Wim Suurbier y Ruud Krol añadían más opciones a un ataque que parecía aumentar y disminuir a voluntad, mientras que Cruyff tenía licencia para vagar por el campo en busca de formas de abrir el cerrojo adversario. Las claves del concepto de Michels eran un movimiento inteligente, entendimiento y forma física". El periodista Angel Liceras lo retrató en el diario Marca: "Michels fue un innovador, el primer técnico que alcanzó la excelencia, el primer custodio del fútbol total. Inventó la fórmula perfecta: bloque + imaginación = espectáculo. Johan Cruyff fue la estrella indiscutible de su particular universo futbolístico. Entre ambos hicieron al Ajax campeón de Europa y dominador de la Eredivisie a finales de los 60. Juntos discutieron en el Barcelona la supremacía del Real Madrid a principios de los 70". La búsqueda del fútbol total no era ajena a los resultados. Casi todo lo contrario: Michels ganó casi en cada rincón donde sus equipos jugaron. Y lo conseguían del mejor de los modos: invitando al aplauso.

Su legado habita ahora en cada actuación del -tal vez- mejor equipo de todos los tiempos, el Barcelona de Pep. Escribe Matías Manna, en su estupendo y didáctico blog Paradigma Guardiola: "¿Qué es jugar bien? El arquero se la pasa al defensa, el defensa al mediocampo, el medio a los delanteros. Todo con buen ritmo de circulación de balón y encontrando superioridades en las líneas posteriores. Eso es jugar bien. Sin más. No hay secretos. A eso el Barcelona, por ejemplo, le agrega una metodología de entrenamiento pertinente para sumar varios conceptos que hacen posible su juego, una cultura de hace 30 años relacionada a la escuela holandesa revolucionaria desde Johan Cruyff y Rinus Michels. El rumano Kovacs, principal ayudante y sucesor de Michels en aquel Ajax que fue la génesis de la única gran revolución conceptos del fútbol, dijo en 1972 antes de la final intercontinental frente a Independiente: 'Los jugadores que más se adaptarían a lo que pretendemos serían los latinos, brasileños, argentinos. Sobre todo argentinos, por mayor rigor táctico y profesionalismo y, sobre todo, su gran capacidad técnica'". Sí, eso. Lo que propone Guardiola en estos días; lo mismo que impulsaba Rinus Michels, hasta ese marzo de 2005 en el que respiró su último sueño de fútbol y la última bocanada de aire que pudo.

Marinus Jacobus Hendricus Michels -Rinus Michels- nació en Amsterdam y vivió encantado por el fútbol durante casi toda su vida. Comenzó a mediados de los años 60 en el Ajax (donde ganó ocho títulos, incluida la Copa de Campeones de Europa); continuó en un Barcelona que aprendió a hacerle frente al Real Madrid implacable de aquel tiempo; armó la Naranja Mecánica, ese equipo que fue campeón sin vuelta. Siempre lo llamaron para repetir lo anterior. Y lo consiguió: con Barcelona, con Ajax y con el seleccionado de su país, con el que ganó la Eurocopa de 1988. Antes había sido un destacado como delantero del Ajax: entre 1946 y 1958 marcó 122 tantos y obtuvo dos títulos de Liga. También jugó en el seleccionado. Pero sin éxito: disputó cinco encuentros y en todos ellos Holanda cayó derrotado. En el medio, entre el destacado goleador y el técnico estupendo, hubo otro Rinus Michels: fue profesor de educación física en un colegio para niños hipoacúsicos. Hermosa paradoja: uno de los hombres que mejor se hacía escuchar en el ámbito del fútbol había comenzado entrenando un equipo de sordos.

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