
El sitio en internet del diario Clarín publicó una supuesta carta del técnico de la Selección Chilena, Marcelo Bielsa, en la que relataba, en curioso lenguaje la supuesta experiencia vivida durante el terremoto en Chile. everardoherrera.com
Sin embargo, desde Chile dicen que la carta no era del DT. "A las pocas horas, el medio se vio en la obligación de "bajar" la información debido a que no tenían la confirmación de que la misiva realmente fuera del estratega rosarino", replican varios medios del país vecino.
Consultados, los periodistas de Clarín por el diario Crónica de Chile dijeron que las declaraciones del DT las habían copiado de otro sitio de internet chileno, por lo que no dudaron de su autenticidad.
No obstante, en la página de la ANFP ayer no existía ninguna referencia a esta carta y tampoco se anunciaba alguna conferencia de prensa en la que el Bielsa comentara la suspensión de los partidos amistosos contra Costa Rica y Corea del Norte, informan los medios.
Al analizar el contenido de la misiva, de inmediato muchos dudaron de que pertenecieran al DT de la Roja.
Así decía la carta."
Lo que era madrugada, sueño, terciopelo negro, cayó al vacío convertido en gajos, en sirenas que gritaban como asteroides dando a luz, en graznidos de aves saladas que traían la profundidad del mar en su anuncio, en alaridos que asustaban no por inhumanos, sino por demasiado humanos", rezaba uno de sus párrafos. "Según lo que nosotros sabíamos, la carta fue publicada en un diario chileno, pero tras revisar varios de ellos todavía no la podemos encontrar así que la 'bajamos'", relató uno de los periodistas del mencionado periódico argentino.
Si es que fue una broma, fue de las más macabras que se pudo haber hecho en un momento como el que vive nuestro país.
¿Como antecedente, un descuido parecido ocurrió con la muerte de Sandro, cuándo en el puntocom se publicó 'sin querer' que Sandro había fallecido cuando el cantante todavía estaba internado. La noticia que estaba en gateras a la espera de ser publicada cuando el cantante falleciera.
Esta vez, evidentemente, en el fragor de subir noticias sobre el desastre ocurrido en Chile, en Clarin se olvidaron de chequear la información.
Al parecer, todo surgio de una columna pedida por el Diario Perfil a Rafael Bielsa (hermano del seleccionador nacional chileno) en la cual se le pedia al ex Ministro de Relaciones Exteriores que describiese las sensaciones de Marcelo Bielsa en relacion al "megaterremoto", informacion obtenida via mails que ambos interecambiaban. El mayor de los Bielsa, recogio informacion no solo de su hermano, si no de otras personas que tambien habian vivido el sismo en primera persona para escribir el ficticio relato. Clarin como otros medios, sin un minimo de esfuerzo por la investigacion, tomo esa columna como un texto a modo de cronica de Marcelo Bielsa.

LA CARTA ORIGINAL DECIA:
Por correo electrónico, agoto a mis amigos que viven en Chile. En esta casa de paredes de hormigón armado en la que estoy, al lado del río, lo único que tiembla son los presagios, pero de impaciencia. Como botellas arrojadas al mar pocos, muy pocos mensajes obtienen respuesta. Diego me dice “... el silencio se desgajó como una naranja”. Lo que era madrugada, sueño, terciopelo negro, cayó al vacío convertido en gajos, en sirenas que gritaban como asteroides dando a luz, en graznidos de aves saladas que traían la profundidad del mar en su anuncio, en alaridos que asustaban no por inhumanos, sino por demasiado humanos. “¿Alguna vez bajaste por las escaleras y el agua te ganó la carrera?” Algún charco se suicida tirándose al vacío desde el piso de arriba, y un malón desbocado de agua pequeña y apurada se te mete entre las piernas y busca la salida con óptimo instinto. “En un piso once, no hay tiempo para nada. Me moví rápido y sin sentimientos. Algo me decía que tenía que llegar a las escaleras y que tenía una sola oportunidad”. Un terremoto es una serie de convulsiones, pero para quien lo vive nada se repite en serie. Cada segundo es único y por eso parece no terminar nunca. Diego pensó en su familia, en sus padres, en algún amigo. “Es como si las casas de la vereda de enfrente fuesen la imagen que arroja una pantalla de televisión, y de repente sufrieran una falla vertical que las hace bailar moviendo las caderas. Yo sentí náuseas, una especie de embriaguez de bebida blanca de mala calidad. El suelo ondeaba como un licor espeso y amargo.

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