jueves, 12 de marzo de 2015

GUAGLIANONE AYUDANTE DE CAMPO EN DEPORTIVO ROCA

Cuando la pelota pasa a través de las rejas - Mientras Alejandro Guaglianone paga su deuda con la sociedad en el Penal Nº 5, trabaja con el plantel de Deportivo Roca en el marco de un programa de inserción laboral. Alejandro decidió planificar su nueva vida apoyándose en el fútbol. "Tenía que buscar una salida laboral, pero sobre todo espiritual", dijo.


Por walter rodríguez wrodriguez@rionegro.com.ar

"Vivo el presente y proyecto el futuro. Del pasado la verdad que no me gusta hablar...", dice este peculiar ayudante que tiene el cuerpo técnico de Deportivo Roca, que todas las noches cuando se vuelve a dormir al Penal N°5, sólo piensa en una libertad plena de fútbol y compromiso.

Alejandro Jorge Guaglianone ha vivido cosas que prefiere no recordar. Alguna vez quiso quedarse con algo que no era de él y hoy está contando los días que le faltan para saldar su cuenta con la sociedad. Es por eso que elige dejar atrás el pasado. "Lo único bueno que he hecho fue tener un hijo. Está en cuarto año de abogacía. Es mi gran orgullo, y yo lucho día a día de serlo para él", dice este hombre de 50 años nacido en Capital Federal, ex jugador de Primera y director técnico recibido, que como parte de un programa de inserción laboral, Deportivo Roca le ha abierto las puertas para una segunda oportunidad en la vida.

Guaglianone fue parte mentora de un proyecto, apoyado por Ministerio de Justicia que se llamó 'Un cambio de vida a través del fútbol'. "Fue aplicado en el Penal de Ezeiza, donde yo estaba alojado. Armamos con los internos un equipo de fútbol que salió a jugar afuera de la cárcel. Los jugadores debían estudiar , trabajar en el Penal y tener buena conducta", cuenta Alejandro y se enorgullece cuándo le pedimos una estadística sin esperar que tuviera tan presente los números: "Jugamos 73 partidos y sólo perdimos 6. ¿Cuál era mi lugar? Yo era el técnico".

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Un día Diego Landeiro recibió un llamado del profe Alejandro Pellegrini, quien trabaja con los internos de la Colonia Penal, y le transmite el pedido de uno de ellos que lo quería conocer. A otro día Coco estaba tomando mate con Guaglianone, quien había dejado el penal de máxima seguridad de Ezeiza, para gozar de sus beneficios de buena conducta en una Colonia Penal. Allí el técnico toma conocimiento del plan de reinserción laboral y decide hablarlo con Guillermo Vallejos, el presidente de la subcomisión de fútbol naranja. Ambos lo plantearon con las máximas autoridades del club y les dieron el ok. También lo hicieron los integrantes del plantel, quienes también aceptaron la integración. Cumplidos los trámites judiciales correspondiente para este tipo de excepciones, Alejandro pasó a ser uno más dentro del cuerpo técnico del Depo. Desde hace un par de semanas, Landeiro y Vallejos se turnan para ir a buscarlo y devolverlo al Penal.

"El Deportivo Roca me devolvió la vida. Voy a ser un eterno agradecido a la institución, como también a Guillermo y al Coco. Si nosotros, los presos, algo aprendemos en las unidades dónde estamos es a percibir la onda y la energía de quien tenemos enfrente. Ellos son grandes personas y se nota. Y son muy trabajadores", asegura Alejandro mientras que de fondo en el predio Abaca se escuchan los gritos del Coco hacia sus dirigidos, en pleno entrenamiento.

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El click. "Estoy preso desde el 2007 (por robo) y era reincidente. La cabeza ya te trabaja distinto y entendí que definitivamente debía cambiar. Uno pierde en vano años de su vida. Tenía que buscar dentro de lo que sé hacer que es el fútbol, mi salida. Laboral, pero sobre todo espiritual. Una vez que me sentí capaz, supe que no quería estar más ahí. Quería cambiar y dejar algo bueno, quería recuperar a mi hijo y que se sienta orgulloso de su padre. Me metí de lleno en el programa de reinserción a través del fútbol y vi como 25 chicos que jugaban en aquel equipo de Ezeiza, una vez libres no volvieran a reincidir. Uno está jugando en Bolivia, otro lo hace en Deportivo Merlo... Hubo un cambio de vida para muchos. Eso es un orgullo para mí y por eso no me gusta hablar del pasado. Las cosas buenas se entremezclan con las malas, que en la balanza siempre son las más pesadas".

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