RENUNCIAS EN LOS PRIMEROS QUIPOS - Si los entrenadores son los fusibles de los equipos, entonces parece que en este torneo Apertura tenían el cablecito demasiado grueso porque después de seis partidos no había saltado ninguno. Brindisi Asume mañana en Huracán, lo confirmo el presidente del club Carlos Babington.
Pero la alta tensión fue suficiente en la séptima. Se fueron tres, aunque uno se queda quizás hasta hoy, quizás hasta el sábado, pero de ahí no pasa.
Cronológicamente, renunciaron Antonio Mohamed el domingo en el vestuario de La Bombonera tras la derrota 3-1 de Colón ante boca y ayer lo hicieron Daniel Garnero en Independiente y Héctor Rivoira en Huracán.
A estos últimos nadie los detuvo, pero a Mohamed lo convencieron y se queda, dicen algunos hasta hoy, dice el propio Turco hasta el sábado cuando el Sabalero reciba a San Lorenzo.
En la lista de los que siguen pero agarrados de una hilacha aparecen Diego Cocca (Gimnasia), Pedro Troglio (Argentinos), Hugo Tocalli (Quilmes) y por qué no Miguel Russo en Racing, a pesar de la goleada a Lanús.
Es autodestructivo hablar de entrenadores que deberían irse con tan poco jugado, pero cobra sentido cuando la competencia tiene 19 partidos. La histeria se desata pronto porque todo se termina demasiado pronto.
En un torneo de 38 partidos, nadie es candidato a nada ni está fuera de todo si se jugaron siete partidos. Con un horizonte de 19, la cosa es diferente. Claro que nada garantiza que un campeonato largo le garantiza el trabajo a los DT, pero al menos la bajaría varios niveles a la histeria.
Más allá de lo largo o corto de los torneos, nada dura demasiado en el fútbol argentino. No duran los entrenadores, tampoco duran los jugadores. Así es imposible proyectar nada a ningún plazo. Argentinos desmanteló a su equipo campeón, Quilmes contrató 20 jugadores nuevos tras el ascenso. Y sus entrenadores sólo resisten. jmocciaro@rionegro.com.ar
Cronológicamente, renunciaron Antonio Mohamed el domingo en el vestuario de La Bombonera tras la derrota 3-1 de Colón ante boca y ayer lo hicieron Daniel Garnero en Independiente y Héctor Rivoira en Huracán.
A estos últimos nadie los detuvo, pero a Mohamed lo convencieron y se queda, dicen algunos hasta hoy, dice el propio Turco hasta el sábado cuando el Sabalero reciba a San Lorenzo.
En la lista de los que siguen pero agarrados de una hilacha aparecen Diego Cocca (Gimnasia), Pedro Troglio (Argentinos), Hugo Tocalli (Quilmes) y por qué no Miguel Russo en Racing, a pesar de la goleada a Lanús.
Es autodestructivo hablar de entrenadores que deberían irse con tan poco jugado, pero cobra sentido cuando la competencia tiene 19 partidos. La histeria se desata pronto porque todo se termina demasiado pronto.
En un torneo de 38 partidos, nadie es candidato a nada ni está fuera de todo si se jugaron siete partidos. Con un horizonte de 19, la cosa es diferente. Claro que nada garantiza que un campeonato largo le garantiza el trabajo a los DT, pero al menos la bajaría varios niveles a la histeria.
Más allá de lo largo o corto de los torneos, nada dura demasiado en el fútbol argentino. No duran los entrenadores, tampoco duran los jugadores. Así es imposible proyectar nada a ningún plazo. Argentinos desmanteló a su equipo campeón, Quilmes contrató 20 jugadores nuevos tras el ascenso. Y sus entrenadores sólo resisten. jmocciaro@rionegro.com.ar
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