Hora de un balance de los Juegos Olímpicos de Londres El domingo culminaron los Juegos Olímpicos de Londres. En lo deportivo ganaron los Estados Unidos, seguidos de China.
Cuba y Brasil salvaron el prestigio de Latinoamérica y el Caribe. Argentina flojita.EMILIO MARIN
Después de haber cedido el podio general en los Juegos de Beijing, cuatro años atrás, Estados Unidos lo recuperó en la cita londinense con 104 medallas, con 48 de oro no se sabe qué kilates. Estaba dentro de lo previsible, aunque el 25 de julio los científicos de la Universidad del Ruhr, Alemania, habían pronosticado que el ganador sería China, en final apretada.
No fue así. El gigante asiático debió contentarse con la segunda ubicación, con 88 premios y 38 dorados. Ese resultado confirma que China Popular es una potencia deportiva que no necesita ser local, como en Beijing 2004, para ubicarse en la cúspide del atletismo mundial. Ese país dejó de ser hace mucho lo que el fundador de la China moderna, Mao Tsé tung, llamó "el gigante enfermo de Asia".
La localía sí influyó en el tercer puesto del Reino Unido, que desplazó a Rusia por la cantidad de medallas de oro, no así por el total de preseas.
Como suele ocurrir, en estos juegos y a lo largo de diecisiete días, al final ganan los países que tienen más cantidad y calidad de atletas. Y no solo en las dos semanas de competencias sino en los años previos, de preparación y pruebas. Se requieren planificación, organización, financiamiento y, por supuesto, materia prima humana de primer nivel.
Plata y calidad.
EEUU tiene atletas formidables y financiamiento de sobra, más todo el dinero que mueve el comercio privado multinacional. Además de esa maquinaria, en lo individual agrega fenómenos como el nadador Phelps, el mayor ganador de medallas de estas treinta ediciones olímpicas. Y tiene una yapa: un país con fuertes resabios racistas donde los negros hasta los años ´60 no podían compartir el bus con los blancos, y alinea a afroamericanos que en disciplinas como el básquet parecen de otro planeta.
La plata no lo puede todo. La política en el sentido más amplio del término, o sea de la organización social y cultural, con su rubro deportivo, pone lo suyo. Los países socialistas, antes la URSS y ahora China y Cuba, han logrado proezas deportivas. Para los anticomunistas que pululan en tantos medios, esos atletas "rojos" son castigados y hasta torturados para que logren un récord.
En realidad para que un deportista llegue antes a la meta hay tres elementos básicos que pueden importarle, como los ordenó Manu Ginóbili en un reportaje muy visto: placer, gloria y dinero. El dijo que ese era su orden de preferencias, que pueden ser muy variadas en el universo deportivo. La tortura no existe entre esos valores y en el socialismo menos que menos, pues allí pesan mucho más los dos primeros de la lista, habiendo en general poco dinero.
Esa situación la grafica perfectamente Cuba, que terminó en el puesto 16, con 5 oros, 3 platas y 6 bronces (era número 15 pero un cambio de premiación le permitió a Nueva Zelanda adelantársele una posición).
Es la política.
¿Qué tiene la isla del Caribe para mezclarse en el lote de países con más medallas colgadas en el pecho de sus deportistas? Esta vez tampoco puede decirse con cierto desprecio que sólo avanza por sus boxeadores, pues de su delegación de ocho púgiles sólo dos lograron coronarse campeones: Robeisy Ramírez, de 18 años, en peso mosca; y Roniel Iglesias, en welter ligero.
De todas maneras en Argentina no correspondería criticar ligeramente a las naciones de buen medallero en el ring. De las 17 medallas de oro con que llegó a Londres, fruto de su intervención en veintisiete Juegos, el boxeo fue la que más había aportado. Después viene la polémica sobre si esto es deporte o no...
Es notable que una isla con poco más de 11 millones de habitantes, que envió una delegación de 110 deportistas a la capital inglesa, haya podido ubicarse en el puesto 16 del medallero general. Es una proeza que con matices se reitera en cada uno de los Juegos Olímpicos pero también en los Panamericanos y otras competencias.
Esa performance evidencia que la población cubana tiene buen nivel socio-cultural y político, que es sana y no pasa hambre. Que el Estado apoya fuertemente el deporte porque lo considera una actividad importante de por sí, pero también como una política de prevención de salud y educación de sus jóvenes.
Un periodista para nada simpatizante de Cuba, como el argentino Ricardo Trotti, directivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), formación mediática de la OEA y colateral del Departamento de Estado, escribió el 12 de agosto una columna sobre este tema en "La Voz del Interior". La tituló "Olímpico subdesarrollo" y luego de señalar que los primeros lugares olímpicos quedaban lejanos a los países latinoamericanos, puntualizó: "hay algunas excepciones, como Cuba, con una cultura deportiva inspirada en la filosofía comunista, que consiguió 194 medallas o el 40 por ciento de las 474 que obtuvieron los países de la región desde Atenas 1896".
En la cosecha cubana hubo algunos datos de color. Por caso, que Leuris Pupo ganó la competencia de tiro londinense con una pistola que le había regalado Fidel Castro al equipo de tiro olímpico isleño.
Más allá de la amargura de Brasil por haber perdido la final de fútbol a manos de México, su cosecha de medallas fue muy buena. Tuvo 17 en total, lo que se acercó a la meta de 20 que había planteado de máxima el ministro de Deportes, Aldo Rebelo, el 24 de julio a Prensa Latina. Claro que ¿quién le saca la amargura a Neymar? Los Juegos de Río de Janeiro serán en 2016 y les parecen una eternidad a los hinchas brasileños. Quieren revancha ya. Tendrán que esperar.
Poco oro argentino.
No se puede cerrar un comentario sobre las Olimpíadas sin opinar sobre la performance de Argentina. El dato objetivo es que ocupó el lugar 42 entre los países, y el quinto entre los latinoamericanos, detrás de Cuba, Brasil, Colombia y México.
Tuvo un oro (el correntino Sebastián Crismanich, en taekwondo), una plata (Las Leonas de hockey) y dos bronces (Juan Martín Del Potro en tenis, y Calabrese-De la Fuente en yatching).
Por pocos tantos ante Rusia se escapó una medalla de bronce para el excelente equipo de básquet "Generación Dorada" y Del Potro pudo haber llegado más arriba en singles, en su partidazo contra Roger Federer. Los fanáticos del fútbol todavía se están preguntando por qué Argentina no pudo clasificar en la competencia sudamericana en Perú,
en 2011. Con un equipo que contara con Lionel Messi es muy probable que alguna presea se hubiera ganado en Londres. Son conjeturas. Lo real es que la albiceleste ni siquiera ganó su boleto a los Juegos.
Un balance deportivo no puede limitarse al conteo de medallas, porque también hay que considerar cuánta pasión y honestidad pusieron los deportistas. En ese sentido, Ginóbili y los demás jugadores no tuvieron los cálculos y dudas atribuidas a sus colegas españoles para no chocar antes de la final con el "Dream Team".
Campeones reales.
Pero, aún con esas consideraciones, al final los resultados y las matemáticas son las que mandan en el balance de los Juegos Olímpicos. En este aspecto no valen los "campeones morales" sino los reales. Y Argentina no puede enorgullecerse de su performance como equipo o delegación-país; sí de algunos casos individuales, como Crismanich y Del Potro, o de equipo, como las mujeres lideradas por Luciana Aymar.
Quizás no sea para hablar de un "fracaso total" o "desastre"; tampoco se puede minimizar la mediocre cosecha olímpica.
Se ha opinado que el Estado argentino, por medio del gobierno, gasta mucho dinero en apoyar el "Fútbol para todos". Clarín y sus socios de "La Nación" afirmaron que allí se habían gastado 4.000 millones de pesos, que Víctor Hugo Morales podó a la mitad.
¿Cuánto puso el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard)? En dos años aportó 262 millones de pesos a las otras disciplinas, en becas a los atletas, mejoramiento de lugares de entrenamientos, pasajes, etc. Es bueno que se haya hecho eso, pero parece que no es suficiente y que no tiene punto de comparación con el gasto en fútbol. Este es el deporte más taquillero y donde Argentina tiene "ventajas comparativas", por lo que se supone que necesitaba menos que los otros.
¿De dónde salen esos fondos para el Enard? Desde fines de 2009 surgen de un impuesto del 1 por ciento al consumo de las líneas de telefonía celular. Y esto puede conectar con otra clave a develar: ¿por qué se eligió en ese mismo año a Gerardo Werthein como presidente del Comité Olímpico Argentino? Los bien pensados dicen que por su afición a la equitación. Los mal pensados, entre ellos este cronista, estiman que por ser presidente de Telecom-Sofora y directivo de La Caja, Standard Bank, Los W, cabañas y haras. La pobre cosecha de Londres debería abrir un debate para mejorar el apoyo al deporte y, de paso, para que este amigo de Bill Clinton y socio de la Sociedad Rural se baje del caballo. DIARIO LA ARENA
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