EL CUADRO MARPLATENSE OBTUVO UN APLASTANTE TRIUNFO POR 80-60 EN EL QUINTO PARTIDO DE LA SERIE FINAL QUE LIQUIDO 4-1 - Peñarol demolió a Atenas y gritó campeón en su casaEl nuevo campeón de la Liga Nacional selló la victoria en el tercer cuarto, con una gran tarea defensiva ante un rival desgastado que, a pesar de sus limitaciones, hizo un gran esfuerzo que no alcanzó. El goleador del partido fue Diego Lo Grippo con 38 puntos y el Jugador Más Valioso fue Leo Gutiérrez con 23 tantos. Con un imponente marco en el Polideportivo Islas Malvinas, Peñarol apabulló anteanoche como local a Atenas, al imponerse con autoridad por 80-60, en el quinto partido de la serie final que liquidó por 4-1, para obtener el segundo título de su historia de la Liga Nacional de Básquetbol.
El equipo marplatense selló la victoria en el tercer cuarto, con una gran tarea defensiva ante un Atenas desgastado (sin Cantero por lesión) que, a pesar de sus limitaciones, hizo un gran esfuerzo que no alcanzó. El goleador del partido fue Diego Lo Grippo con 38 puntos y el Jugador Más Valioso (MVP) fue Leo Gutiérrez con 23 puntos.En el arranque fue mejor Atenas, pero de inmediato Peñarol comenzó a marcar el terreno con el trabajo de Leo Gutiérrez. Con buenas intervenciones de Tato Rodríguez y los triples de Lamonte, el local pasó a dominar (17-13). En Atenas sólo Logrippo encontró gol con gran protagonismo y así logró la paridad (24-24).En el segundo cuarto, creció la figura de Leo Gutiérrez con una ráfaga de calidad (32-25) para establecer un parcial 8-1. El equipo cordobés siguió batallando con la entrega de Lo Grippo como única vía de gol y su juego se tornó previsible (44-37).En el tercer período apareció Campazzo y Peñarol sacó 12 de luz (49-37). De ahí en más, el elenco marplatense se mostró decidido a liquidar y lo logró en base a su sólida defensa y su superioridad natural. También apareció Reinick y la ventaja pasó a ser de 17 puntos (56-39). Aunque Atenas reaccionó con una corrida 8-0, no resultó suficiente (59-47).En el último tramo, Peñarol manejó la diferencia y demostró su supremacía ante un rival agotado con la sobrecarga de Figueroa como único conductor natural y la incapacidad de generar espacios en la ofensiva. Ante la euforia de la parcialidad “milrayitas”, sólo quedó tiempo para el festejo interminable del merecido campeón.
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