La favela pegada al Maracaná - Las entradas son tan caras y tan difíciles de conseguir que la brecha entre la favela y el estadio es casi imposible de sortear
Los chicos de la histórica favela Mangueira de Río de Janeiro no tienen que ir muy lejos para buscar inspiración.
La favela se encuentra en una colina desde la cual se divisa el gran templo del fútbol brasileño, el estadio Maracaná, donde han brillado leyendas como Pelé y Neymar.
Menos de medio kilómetro separa a la favela y el estadio, donde se jugarán siete partidos de la Copa Mundial, incluida la final del 13 de julio.
Las entradas, sin embargo, son tan caras y tan difíciles de conseguir que la brecha entre la favela y el estadio es casi imposible de sortear.
“Me gustaría ver una final entre Brasil y Portugal porque admiro a Neymar y a Cristiano Ronaldo”, expresó Alex Silva, un residente de la favela de 13 años. “Pero sé que no podré hacerlo porque no tengo dinero para la entrada”.
Otros chicos de Mangueira coinciden. A pesar de la proximidad física, tendrán que ver la Copa Mundial por televisión.
“Me parece bien que tengamos una Copa Mundial en el Maracaná”, dijo Alex Borges, de 14 años. “Pero veré los partidos por televisión”.
Los impedimentos que tienen para ir al estadio no atenúan la pasión de los chicos por el “jogo bonito”.
Las canchitas de la favela y todo terreno plano desocupado son escenario permanente de partidos de fútbol entre jóvenes que tratan de pulir sus habilidades.
“El fútbol puede cambiar un país y hasta poner fin a guerras”, declaró Washington Fortunato, de 55 años y presidente de la Asociación de Vecinos de Mangueira. “No obstante, se han gastado millones en la renovación del estadio, que no beneficiará a nadie en la comunidad. Y seguimos teniendo problemas con la atención médica y la educación, y callejones llenos de basura”.
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