CHALECO DE FUERZA El chileno López casi no corre por múltiples fracturas; se recuperó motivado por su sobrino enfermo de cáncer y largó. Pero se cayó de su Aprilia y abandonó.
La llegada del rulo de Copiapó, séptima etapa de la competencia y primera en territorio chileno, estaba colmada de locales. Las banderas y el infaltable “Chi, Chi, Chi, le, le, le, ¡viva Chile!” ante la grabación de una cámara de TV al público así lo indicaban. Y la espera se hacía larga y molesta, por la constante nube de arena sobre los ojos. Pero los fanáticos solamente aguardaban por el ídolo, por el héroe, por Chaleco López.
La devoción por el curicano (nació en Curicó el 15 de septiembre de 1975) se potenció en los últimos meses cuando anunció que correría el Dakar, pese a que los consejos médicos decían lo contrario. López sufrió un tremendo accidente en mayo en la cuarta etapa del Rally de Túnez, cuando dominaba la prueba, en el que se fracturó la muñeca derecha, el tobillo izquierdo y algunas costillas. Tras seis operaciones, la recuperación fue acelerada pero sin pensar que estaría el 1º de enero en Mar del Plata. “Creí que no me iba a subir más a una moto, y menos largar el Dakar. Pero la fuerza de Lucas me motivó para recuperarme y ser de la partida”, confesó Chaleco.
Lucas es su sobrino de ocho años, a quien hace diez meses le detectaron cáncer en un ojo, pero con la quimioterapia, en 90 días más será dado de alta. “Fue duro el momento en el que me enteré, pero él puso mucho de sí para salir adelante y lo está logrando. Además, me pidió que corriera”, manifestó.
Ayer, el chileno se cayó en el kilómetro 31 del especial y arribó a la meta como pudo. “Cuando decidí atacar se me descontroló la moto y me pegué bastante fuerte. Mi rodilla derecha viene mal. Tuve que parar la moto un par de veces porque no podía andar. Tengo una lesión y siento algo adentro. Va a ser difícil que pueda seguir”, señaló en la llegada masticando bronca.
Cerca de las 19 se confirmó que Chaleco no continuará en carrera. Su médico personal, Fernando Radiche, quien viajó exclusivamente a Copiapó y lo derivó a Bahía Inglesa para que le efectuaran placas de mayor precisión, comunicó que el piloto padecía de un esguince de rodilla grado dos.
López pernoctó en la ciudad enclavada en pleno desierto de Atacama y seguramente hoy llegará a su casa. Para estar junto a su familia.
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