Hubo fiesta en Comodoro. Bajo un cielo nublado y con el típico frio del sur, Jorge Newbery levantó la temperatura con una victoria tan deseada, como celebrada. El “Lobo” ascendió.
Se recordará en los libros del club como el día del ascenso; el de las cinco mil personas; el del bombazo de otro planeta de Rodrigo Cárcamo; el de los penales que ni “Pitu” Barrientos quiso mirar. El domingo histórico en el que Jorge Newbery se coronó en el interminable Torneo Federal C y subirá un escalón, quizás más acorde a su grandeza.
Poco que decir en lo futbolístico. Cada vez que juega el “Lobo” parece haber por igual, dramatismo y hazaña. Círculo Deportivo fue un rival de jerarquía, que no se entregó, jugó con lealtad y estuvo cerca de llevárselo por un golazo de Enzo Vértiz. Estaba claro que al equipo de Luis Murúa no se le gana solamente con fútbol, escondiéndole la pelota; imponiendo superioridad. Hay factores que no se explican pero que forman parte del “plus invisible”, esa química que construyen cuerpo técnico, jugadores, dirigentes e hinchas. Cada pieza bien aceitada le sirvió al “Lobo” para archivar las pálidas del comienzo y festejar hasta la afonía.
La cancha rápida llevó la final a un ritmo intenso. La pelota viajó con demasiada velocidad, sin referencias claras y poca precisión. Jorge Newbery no disimuló la ansiedad, el motor anímico de su gente y la necesidad de revertir el 0-1 de la ida. Insistió con un ligero para desgastar la banda derecha ahí Hugo Videla tuvo su jurisdicción y su punto fuerte, sacó diferencia y empezó ganándole el duelo a Marcelo Vertiz. La recarga del juego pasó por ésta zona congestionada pero sin efectividad, tratando de acercar al “Lobo” al arco de Círculo.
La tarea no fue sencilla porque el local no hizo pie en el medio y se condicionó ante la presión. El “Papero” lo apuró con practicidad, lo forzó al error y los resbalones monitoreando los pelotazos al área, una zona sensible para un Newbery acelerado. Barrientos y Benites estuvieron en desigualdad para hacerse de la pelota y darle acción a los de arriba. Ni hablar de juego, ni de cambiar el ritmo.
Círculo se multiplicó para ejecer un dominio del territorio pero pocas veces rompió la confusión.
Las incidencias comenzaron a jugar demasiado temprano. Marcelo Vertiz recibió rápido una amarilla y lejos de levantar el pie, fue por un par de entradas que casi obligaron al árbitro Altuna a marcarle el camino de las duchas. Enseguida Gastón Barrientos ya amonestado casi como una imprudencia cargó al arquero Del Curto y en éste caso, no tuvo el mismo final. Rápido de reflejos, “Pity” Murúa prefirió evitar cualquier imprudencia juvenil y lo reemplazó por Lasso con la consigna de mantener a los once y dar un vuelco táctico necesario.
Newbery cambió para ganar. Resignó defensa para sumar a Gómez en el área y a su estilo, cargó sin ideas pero con hambre. A los 22’ Gorrassi bajó a Gómez en el área y la ilusión se encendió con la ejecución sobria de Rodrigo Cárcamo para empardar el global. Más que rápido, Círculo festejó el 1-1. Hidalgo pescó una pérdida de Videla y asistió a Enzo Vertiz que dejó en evidencia un descuido defensivo para resolver con jerarquía tocando cruzado sobre la salida de Tula.
De ahí al final, juego abierto. La visita se replegó casi herméticamente; el “Lobo” se repitió en pelotazos y por eso, un misil del lateral Cárcamo provocó lo inesperado: la metió de zurda y desde casi veinte metros con Del Curto adelantado y con un grito que conmovió la “Loma”.
Lo demás fue una película repetida. Martín Tula “héroe” en los doce pasos tras atajar el remate de Beguiristain y efectividad total con Cárcamo, Lasso, Castro y Benites. El propio arquero Del Curto estrelló su remate en el travesaño haciendo que Newbery vuelva a sentirse grande.
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