Y un día, el “tricolor” volvió a ser felíz… - El Club Atlético Florentino Ameghino le ganó dos a cero a Huracán y se consagró campeón del Torneo Clausura de Primera “A”. Nicolás Giorgio anotó los dos goles del “tricolor”, que volvió a ser campeón tras 24 años de sequía.
Casi un cuarto de siglo de espera para volver a gritar campeón. Que es poco si se lo compara con los 93 años de existencia del club y mucho, si la escala de valores se sitúa en el esfuerzo que varios dirigentes le pusieron al CAFA en estos años recientes para tratar de vivir una alegría como la de ayer.
Sin la habitual aglomeración de gente -típica de los equipos que arrastran multitudes-, el “tricolor” festejó con mucha intensidad. La algarabía, la alegría, la felicidad no se mide por cantidad de gente contenta, sino por la energía con la que cada uno goza de los logros.
Y este Ameghino 2012 lo festejó con ímpetu visceral, con las ganas del club modesto que se existe por el esfuerzo de pocos. Porque es así, no abundan manos para hacer lo indispensable en cada fin de semana. Y entonces, la multiplicidad de los escasos que hacen mucho, es fundamental para enfilarse hacia un objetivo.
Este título es de los que creyeron y apoyaron siempre, pero no invalida a que aquellos que tenían poca fé y mucha desesperanza, también inflen los pulmones y vociferen el “CAFA Campeón!!!”. Porque no hay nada más placentero que compartir una alegría, aún con los descreídos.
Entonces, por lógica transición, esta nueva estrellita futbolera también es de Abel Necol, José “Pepe” González, Héctor Capurro, Pedro Molinete, Heriberto Flagel, Raúl Fialho y Ricardo Kowal, íconos en la dirigencia de otros tiempos. Es de los Cabrera, Avila, Perea, Lagoria…, de todos esos apellidos que le metieron alma y vida a cada ladrillo levantado, a cada juego de camiseta lavado, a los tiempos de sequía, cuando el “tricolor” estuvo a punto de desafiliarse y sólo el amor inexplicable extendía los pálpitos del corazón del legendario CAFA.
Es también de esos pibitos que ayer pateaban una pelota adentro del corralito de USMA con la camiseta “tricolor”, sin tomar dimensión del título que se estaba logrando adentro de la cancha.
Este título es de los de antes y de los de ahora. De los que se empezaron a familiarizar con los apellidos bien “tanos” de Andretta y Giorgio, con ese físico diminuto de Marchant pero tan cargado de futbol de potrero, con la experiencia de Alexis Cabrera, la sobriedad de Nico Romero, Lucas Soto, Sebastián Molina y Franco Aibar para cumplir desde el fondo, con la prestancia de Gastón Aguilar, la fortaleza de Joao Boari, Rodrigo Barro y Juan Pablo Vásquez, el empeño de Jonathan Silva y los reflejos de Mauro Zamora.
Porque todos, aunque no tengan mucho recorrido en el club, en este campeonato se fundieron con la casaca “tricolor”. Y si no, basta con observar la emoción y lágrimas de Nigel Andretta, los ojos humedecidos de Nico Giorgio y la emoción de Oscar Marchant para darse cuenta de qué manera sintieron esta consagración como los mejores del futbol petrolero.
Hasta Jorge Bersán –pragmático, templado y sobrio, si los hay-, se permitió algunas lágrimas para exteriorizar la presión que se acumuló en las fechas recientes, cuando parecía que otra vez el CAFA, estaba a punto de quedarse con las ganas de ser campeón.
Es de todos ellos, de Angel Cayetano Capurro y de los anónimos, de los que pusieron firmas para que lleguen refuerzos y de los que alentaron anónimamente desde la tribuna. De los que se quedaron hasta muy entrada la noche en Km. 3, gritando que el CAFA es nuevamente campeón. Es de TODOS
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