jueves, 31 de enero de 2013

NEWBERY 2 - LA CAI 0



De cabo a rabo - 
Jorge Newbery le ganó dos a cero a la Comisión de Actividades Infantiles en la segunda fecha de los desquites, correspondiente al torneo Argentino “B”. Gonzalo Turri y Milton Amehd, uno en cada tiempo, anotaron los goles del Lobo. Fabio Pereyra, defensor de la C.A.I., fue expulsado en el complemento

Jorge Newbery le ganó a la C.A.I. de principio a fin. Expuso, en gran parte de los 90 y tanto minutos de juego, razones para quedarse con la victoria. Son tres puntos que se agregan a la suma matemática, pero que también tienen un plus en la faceta de lo anímico.
El aditamento que se pega al dos a cero definitivo tiene que ver con manifestar ante un líder, que se está a la altura de las circunstancias. Y al mismo tiempo, demostrar que en mediciones deportivas, además de las cualidades técnicas y físicas, también juegan –y mucho- las capacidades para imponerse ante la adversidad.
Es que la teoría –tan descreída en este mundillo del futbol- ubicaba al “azzurro” un par de peldaños más alto. Además de las diferencia de 10 puntos que denunciaba la tabla, existían otras razones, como las bajas por sanciones, lesiones y deserciones del Lobo, por sobre la tranquilidad que ostentaba la C.A.I. al contar con su plantel íntegro.
La C.A.I., también disponía de una preeminencia en el descanso. El equipo que Víctor Zwenger le ganó 1-0 a Germinal el sábado, mientras que el de Jorge Izquierdo empató sin goles el domingo el clásico ante Huracán.
Pero en cancha no se apreciaron esas facultades que podrían haber incidido en el rendimiento y por lógica consecuencia en el resultado. En absoluto. Es más, pareció que el quien tenía más puntos, más descanso y menos bajas en plantel, era justamente Newbery.
Es allí donde juega más la cabeza que las piernas, es el momento de agigantar las virtudes y achicar las falencias. Y ayer, a Jorge Newbery, además de potenciarse en la adversidad, le salió bien lo planificado.
Ideó la manera de bloquear las razones futbolísticas de la C.A.I. con mucha contracción a la hora de recuperar la pelota. Fue más rápido y codicioso para quedarse con la tenencia de la pelota. Y una vez recobrado, el balón fue administrado con la coherencia del que sabe sus propias debilidades.
Así, desde el inicio, llegó un segundo antes, trabó un poco más fuerte y por transición, empezó a edificar el resultado positivo.
A los 12 minutos del primero tiempo, la armaron por la izquierda Rodrigo Cárcamo y Bruno Elorrieta. El lateral llegó hasta el fondo, metió un centro bajo que no pudo conectar Jorge Aynol, pero le quedó en la puerta del área a Gonzalo Turri, quien se llenó el empeine derecho para ubicar la pelota contra el palo izquierdo de Mauro Leguiza.
Y luego justificó la diferencia. Porque Newbery seguía manejando el trámite, mientras que la C.A.I. no descubría la manera de desplegar los motivos que lo instalan en la punta de la tabla.
Sin la pelota, la C.A.I. no podía imponer su fineza en el traslado. Perdía la tenencia muy seguido y no encontraba entre los que más ductilidad ofrecen –Elvio Martínez, Lucas Reynoso y Lucas Rodríguez- el punto básico para mirar el arco de enfrente con apetencias.
La más clara de la C.A.I. en el primer tiempo llegó con un error de Newbery. Gonzalo Torres calculó mal un pelotazo largo que llegó desde la mitad de la cancha, la quiso bajar en la medialuna y no hizo más que ofrecerle a Martín Prost la chance del empate. Sin embargo, el delantero dominó, pero el remate le salió apenas ancho.
Luego, todo le costó muchísimo a la C.A.I., careció de respuestas para contrarrestar la propuesta rival y lo suyo quedó supeditado a una jugada de balón detenido o algún acierto individual que nunca llegó.
En el complemento, Newbery se comprometió a sostener el resultado a como dé lugar. Primero lo hizo con la idea de no entregar fácil la pelota y la manejó con Jorge Ayno, Joan Verdejos y algunas trepadas de Bruno Elorrieta o Leandro Velázquez.
Luego, cuando el reloj apretaba y C.A.I. –ya con un hombre menos por expulsión de Fabio Pereyra- recurrió al fervor por sobre razones de manejo, el Lobo se defendió con colmillos apretados. Marcó a diestra y siniestra, con la sola intención de ubicar la pelota lo más lejos posible de Irureta.
Lo consiguió a media, porque el “azzurro” estuvo cerca dos veces con un remate de Ezequiel Zaldúa que alcanzó a desviar Irureta antes que pegue en el vertical izquierdo y fue el mismo hierro, el que rechazó otro remate bajo de Jonathan Morales.
Sobre el final, ya cuando a la C.A.I. se le consumía el tiempo y el alma, Franco Erro pivoteó en el área, la pelota le quedó a Turri, quien asistió el olfato goleador de Milton Amehd para el dos cero. Para que la victoria se consume de cabo a rabo.

No hay comentarios: