lunes, 11 de octubre de 2010

PEÑAROL 5 TITULOS DIFERENTES

Cartón lleno para el gran campeón. Insaciable, en apenas diez meses Peñarol logró cinco títulos diferentes de manera consecutiva. Por Miguel Romano. "Vamos a tratar de ganar todos los torneos. Si no, no participamos y listo", respondió Sergio Hernández cuando se lo consultó por ese elogiable apetito de triunfo que manifiesta Peñarol, de Mar del Plata, desde anteayer el único equipo argentino que ganó cinco torneos consecutivos y todos diferentes. La Copa Argentina, conseguida en el estadio Ciudad, de Quimsa, le permitió completar el cartón en menos de diez meses. Desde diciembre pasado, cuando obtuvo el Súper 8 en el Polideportivo marplatense, hilvanó, en una seguidilla histórica, la Liga de las Américas, la Interligas y la Liga Nacional.
"Hablo con el plantel todos los días de esta necesidad de ganar siempre; es nuestro compromiso y tenemos equipo para intentarlo", aclaró el coach. De todos modos, esta última copa fue la menos festejada y la que logró de manera menos contundente, pues perdió frente a La Unión, de Formosa, el último cotejo, por 92 a 90, una diferencia que finalmente lo favoreció en el triple empate que se produjo con los formoseños y Libertad, de Sunchales. Esta vez, fue una conquista apretada y la menos festejada. La más rara, sin duda. Tanto que las declaraciones de los protagonistas fueron contradictorias. "Estamos contentos porque queríamos ganar la Copa Argentina después de que se nos escapara en tres oportunidades. Aunque no pudimos ganar el último partido, igual nos vamos felices porque era el trofeo que nos faltaba en la vitrina", dijo el base, capitán y emblema milrayitas, Tato Rodríguez. "Nos relajamos; los dobles de ellos no nos dolieron tanto porque sabíamos que contábamos con una buena ventaja en el gol average del torneo. No nos gusta conseguir una copa así; por eso nos vamos con un sabor medio amargo", afirmó Leo Gutiérrez, el otro líder del campeón.
Por eso, también el cierre de la Copa Argentina quedó deslucido y resultó algo medio híbrido. Tuvo tres equipos que se retiraron satisfechos y uno que quedó conflictuado y con muchas dudas. Tres derrotas, que mostraron una alarmante falta de recuperación y carácter en los últimos minutos, dejaron a los santiagueños ante la incógnita sobre la continuidad del técnico. "Yo no pienso renunciar. Esto recién empieza y tengo confianza para hacer un gran trabajo", dijo Marcelo Richotti.
La Unión volvió a Formosa con una sonrisa por haberle ganado al gran campeón y Libertad igual, por haber empatado el primer puesto con un plantel maltrecho, sin tres de sus titulares: Andrés Pelussi, Rubén Wolkowyski y Juan Pablo Cantero, lesionados.
"Podríamos haber especulado al final tirando a errar los dos últimos tiros libres para provocar un empate y ver si en el suplementario podíamos sacar los 10 puntos de ventaja que nos hubiesen permitido ser campeones, pero me pareció más digno ganarlo así, de una, porque enfrente teníamos un rival de gran jerarquía. Esto nos permitirá encarar con una mejor motivación la Liga Nacional. Nos vamos contentos", señaló Gabriel Piccato, coach de La Unión.
Peñarol llegó a ganar por 24 puntos el juego final (50-26), con una demostración de altísimo nivel, contundente, apabullante, pero no mantuvo la concentración en los últimos 15 minutos; falló demasiados triples y permitió que los formoseños tuviesen una recuperación inusitada y llegaran al éxito en un final espectacular, digno de otro marco. A 12 segundos del epílogo, con el tanteador igualado en 90 puntos, Gabriel Mikulas, de La Unión, podría haber fallado ambos envíos para buscar la diferencia de 10 puntos en el alargue, pero a ellos les sirvió más el triunfo directo. Por eso Peñarol cortó las redes y recibió los premios sin efusividades, con algunos abrazos solamente y tranquilo porque vuelve a Mar del Plata con la copa que le faltaba, aunque no fue la mejor lograda.
Un panorama económico muy difícil La floja actuación deportiva le trajo otro problema a Quimsa, el club organizador: no llegar al último juego con chances de ser campeón provocó que su estadio estuviese casi vacío en la definición y que la recaudación no alcanzara para pagar ni la mitad de los gastos.

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